Alex
Desde la partida de Marcus he tomado todo el control de Chicago y he creada alianzas con los narcos más peligrosos del mundo, me he concentrado en mantener todo su imperio en lo más alto, todos los negocios ilegales que entren y salgan del país deben pasar por mi aprobación antes de ser realizados. Tome como mano derecha a Fernando el tercero al mando ya que solo no podía con todo esto y el tipo tiene toda la actitud para serlo, es un maldito sádico perfecto para cuando hay que cazar alguna rata. Controla las situaciones cuando yo desaparezco del radar por algunos días y es bueno para seguir ordenes, no necesito más que eso.
Estoy afuera del hospital, esperando a cierto doctorcito que me está molestando hace algunas semanas, o claro, no les he contado, aparte de un mafioso y delincuente también soy un maldito acosador. Hace un año la conocí, en el último trabajo que hicimos con Marcus, un maldito ángel y desde ese momento no he dejado de estar pendiente de cada movimiento de su vida, tengo cámaras en su apartamento y algunos espías en su trabajo. Me he asegurado de que los hombres que aparecen en su vida desaparezcan tan rápido como aparecen.
No me mal entiendan no los he matado a todos solo a los que me retan, detengo todos mis pensamientos cuando veo salir al doctorcito con mi ángel del hospital, el cómo todo un caballero la acompaña hasta su auto y yo no me pierdo detalle entre las sombras. Ella abre la puerta de su coche y le da una sonrisa, mi sangre comienza a hervir de coraje cuando el tipo pasa su mano por su mejilla, listo acaba de perder la mano y probablemente la vida. Cuando se despiden tiro el cigarro y comienzo a seguirlo, se perfectamente que vive a unas cuadras de aquí y también sé que le gustan las chicas inocentes como mi ángel para usarlas y botarlas para después fanfarronear con sus amigos. Su última chica termino quitándose la vida por que el muy desgraciado la grabo teniendo sexo con él y se lo mostro a todos sus conocidos y alguien lo subió a las redes.
Cuando pasamos por un callejón yo estoy a unos pocos metros y asegurándome que no hay personas cerca lo tomo de la chaqueta y le coloco el arma en la espalda.
-Camina - Le digo guiándolo hasta lo más profundo del callejón-
-Llévate todo -El estúpido piensa que lo voy a robar-
-No quiero dinero - Lo estampo contra la pared-Tenemos una conversación pendiente- Guardo el arma en mi espalda-
- ¿Sobre qué? ¿quién eres? - Le meto un golpe en la nariz rompiéndosela para que se calle de una puta vez-
- ¿Quieres vivir? -Mi voz suena tenebrosa de eso no hay duda alguna, el levanta la vista hasta mi sujetándose la nariz que sangra como una cascada- ¿Si o no? - Inclino mi cabeza y le sonrió-