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El roce del Djinn

El roce del Djinn

Emi_Nav

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Capítulo

Amal es una joven que ha sufrido desde el fallecimiento de sus padres. Ella ha trabajado duro para poder salir adelante y a pesar del maltrato por parte de sus tíos, debía seguir adelante. Sin embargo, su vida da un giro de 180 grados luego de besar accidentalmente al primo de su popular compañero de clase quien, luego de lo sucedido, resulta ser un djinn o conocido coloquialmente, un genio. Amal deberá guardar el secreto después de que su vida se vea atada a este chico. ¿Será posible vivir con normalidad? ¿O la normalidad la hallará con esta extraña familia?

Capítulo 1 Prólogo

22 de noviembre de 2007

La luna acentuaba sus rayos sobre la ruta de Orchard iluminando la carretera por donde la familia Cranston avanzaba. Amal solo lograba divisar árboles luego de haber salido del hospital. La luna se escondía entre copa y copa mientras avanzaban en la carretera. Desde su asiento, podía observar las miles de estrellas que estaban pegadas al cielo.

Regresó su vista hacia el asiento de su madre y suspiró.

En realidad, siempre que salía del hospital se sentía enferma, pero al no querer preocupar más a sus padres se guardaba sus pensamientos para sí misma.

Su padre al verla tan pensativa le sonrió mientras la observaba desde el espejo retrovisor.

-¿Cómo te siente Amal? - su madre se giró a verla brindándole una pequeña sonrisa.

Amal observó a su pequeño perro de peluche que poseía un broche de mariposa en su pecho, un accesorio que sus padres le habían regalado hace unos meses. Procedió a tomarlo y apretarlo con fuerza. Retiró su cabello negro para atrás debido a que sentía molestia.

-Bien- su aguda voz y tonalidad baja preocupó a sus padres.

-¿Crees que mejore? - susurró la madre a su esposo. Él tomó su mano y asintió optimista. Aunque sabía que su hija viviría con aquella enfermedad toda su vida. Los médicos habían dicho que el medicamento la ayudaría para poder llevar una vida normal. Sin embargo, era inevitable no sentirse agobiados por lo que le sucedía a la pequeña. Después de todo padecer de esquizofrenia a una edad tan temprana, no era lo que tenían en mente para su pequeña.

-Ya verás que sí- respondió para no desanimar a su esposa ni a él mismo. Ella asintió y regresó su mirada al frente.

-¿Te gustaría ir al parque de diversiones mañana Amal? - la pequeña abrió los ojos con euforia y asintió emocionada.

-¿Subiremos al carrusel?

-Al carrusel, al barco a donde quieras cariño- la pequeña elevó su peluche mientras reía emocionada. Eso relajó a la señora Cranston y a la niña también.

-¿No debes trabajar mañana?

-Puedo pedir permiso, sabes que nunca falto al trabajo- ella asintió y le dio un beso en la mejilla a su esposo mientras él sonreía complacido. Él haría lo que fuese posible por mantener contentas a las dos mujeres que más amaba.

-Las amo- dijo. Mientras lo hacía un hombre que manejaba un tráiler frente a ellos venía cabeceando detrás del timón, completamente ajeno al pequeño automóvil que apareció frente a él en la curva de la carretera.

El rechinido de las llantas, un sonido de metal crujiendo y vidrios rompiéndose se hicieron presentes en aquella ruta.

A la mañana siguiente en los noticieros y periódicos la noticia sobre el fatídico accidente daba vueltas por todo el país.

Un pequeño de cabello rubio que esperaba en una de las paradas del autobús logró recoger uno de los cientos de periódicos que dejaban olvidados en las bancas.

"Accidente deja dos fallecidos y un herido."

Aquel titular lo hizo suspirar. Cada vez este tipo de accidentes eran más frecuentes.

Sin pensar más continuó con su lectura. La nota decía que un trailero conducía el vehículo sin siquiera haber dormido los últimos dos días, debido a ello causó un accidente automovilístico donde arrastró un pequeño auto al menos unos diez metros volcándolo en la ruta de Orchard.

El chofer del coche y su esposa habían fallecido de inmediato, su hija quien iba en el asiento trasero resultó herida y actualmente se encontraba en cuidados intensivos mientras que el conductor del tráiler se encontraba prófugo.

-Así que aquí estás- aquella voz tensó al pequeño interrumpiendo su lectura. Levantó la cabeza solo para toparse con unos fríos ojos grises que lo observaban intensamente -¿Qué haces? súbete al auto.

Él dejó el periódico en el banco y luego vio a la persona que lo llamaba, ella sonrió causando escalofríos en su cuerpo.

Finalmente apretó los puños y con todas sus fuerzas obedeció y se subió al coche.

-¿Creíste que escaparías?- negó con la cabeza. Quiso responder en voz alta pero la dueña de la voz le propició una sonora bofetada dejándolo atónito y asustado sin siquiera poder hacer o decir algo. -¡Te he dicho siempre que me respondas con un sí o un no!¡No eres mudo!

-Lo siento- respondió temblando mientras colocaba su mano en la mejilla lastimada. Un silencio incómodo reinó entre ellos, Minutos después, el auto comenzó a moverse.

La adolescente tomó la mano del pequeño y se acercó a su oído.

-Sabes que te quiero ¿no? - el pequeño asintió, le dio una breve caricia mientras lo observaba como si fuera su preciado tesoro. Él se sentía asqueado.

-¿A dónde vamos señorita Hécate? - ella regresó a su asiento mientras se colocaba los lentes oscuros.

-A la mansión, Eli necesita una lección.

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