Trata sobre una chica que se de mucho esfuerzo por fin consigue su trabajo. Ella se gana un puesto de secretaria, solo por un tiempo solo para ayudar a su jefe en el nuevo proyecto de unir a dos mejores empresas del norte del reino unido. Al hacer todo su trabajo se conoce con Adam Cash, un hombre guapo, casi un adonis. Seguido, ellos se encuentran en una reunion por la union de las dos empresas, a Violet, este tal hombre le parece muy lanzado y le ignora, ademas de que no esta interesada en hombres, ni carsarse, o romance. Con el tiempo, el se muda a la empresa donde ella trabaja. Por sorpresa, ella por ser buena trabajadora se gana un puesto en la junta de la union de estas dos empresas. Pero inesperada en una fiesta, Adam Cash le pide matrimonio a Violet sin siquiera conocerse, ella acepta, perdida, sin saber que hacer, toda anonadada. Dos dias despues, ella pide un contrato para hacer todo mas formal, y organizado. Se van a vivir juntos, etc...hasta que se enamoran, pero Cash tiene un secreto. Resulta que cree que su hermano ha muerto por su culpa, cuando en realidad es por la presion de sus padres. El padre tambien triste, envuelto por su amante, intenta matar a su hijo, pero Violet trata de detenerlo. Todo resulta con un final feliz, ellos se casan y ella feliz trabajando en la misma empresa con el.
Caminaba por las calles de Kingston-Londres. Sus calles solitarias, ambiente cálido, pero temperatura fría. Tiendas exclusivas, restaurantes clasificados, hoteles cinco estrellas.
Londres era un lugar difícil para conseguir empleo. Muchas personas ya tenían una vida aquí, especialmente por sus herencias. Era mucho más difícil ser exitoso si eras totalmente ajeno a eso. Yo, por ejemplo, apuras penas y tenia un buen trabajo.
Era de una familia en donde podíamos salir a delante. Desde pequeña siempre tuve que adquirir mis cosas sola. Trabajaba con mi madre en la costurera y algunas veces mi padre me regalaba monedas para comprar dulces.
Mi madre, Anastasia Wolfhard, era costurera. Le gustaba la moda. Yo adquirí ese gusto gracias a ella. Se desligó de su familia, a sus padres no les hizo gracia por estudiar algo tan básico como la moda y no medicina, ingeniería u otra materia más fuerte. Se fue a vivir con mi padre que le ayudó a pagar y seguir adelante con sus estudios y luego de unos años llegué yo al mundo. Una bebita rubia con ojos grandes azules, mitad europea por su madre que es francesa y su padre estado unidense. Con la natalidad de la ciudad llena de depresión, alquiler inasequible, tráfico insoportable, gente que grita para preguntar cómo estás, calles bulliciosas y mucho más, New York.
Llegaba a el edificio de tecnología multinacionales más importantes de Europa TCM "Tecnología Comercial Multinacional" Había ingresado a esa empresa pocos días después de terminar la universidad. Les gustaba mi desempeño académico y cada uno de mis proyectos de aula. Ya llevaba tres años trabajando aquí.
TCM me permitió adquirir experiencia, ya que en todos los lugares que iba necesitaba la bendita experiencia recién salida de la universidad. La empresa me ayudó con los servicios básicos; apartamento, agua, gas, luz, trasporte, hasta que fuera más "profesional".
Llegué a la oficina dejando mis cosas para luego dirigirme a una reunión en donde anunciarían un nuevo proyecto. Salí de mi despacho acomodando todo para no dejar una batalla campal.
Toqué la puerta en donde seria la reunión y me dieron el paso. De veinte personas nada mas encontré a la mitad, entre esos April y Ben. Mis únicos dos amigos, en tan solo seis meses que llevaba aquí. No era muy buena en las relaciones sociales, tampoco me urgía tener una amplia lista de amigos.
Los saludé y me senté a su lado, luego de un rato llegó nuestra jefa, Madeline Robert. Era una mujer rara, estatura alta, supongo que, por sus tacones de puntilla, siempre estaba peinada y su ropa impecable. Lo rara provenía de lo maniática.
─ Medio continente dependerá de nosotros si llevamos esto acabo, sin duda. ─ Nuestra jefa con una gran sonrisa. No le cabía en la cara. Habló después de presentar un proyecto que era muy bueno para ser real. ─ ¿Alguno tiene alguna opinión al respecto?
─ Esto nos dejará en ridículo. ─ Habló en voz baja April.
─ Nada nuevo. Ella está loca y el Sr. Petit igual. ─ Dijo Ben detrás de ella.
Había leído en las redes sociales cometarios ridiculizando por sus ideas fantasiosas. Le llamaban despilfarradora de dinero, critica por conveniencia, ridícula, pero por alguna extraña razón sus propuestas terminaban siendo un éxito. Tal vez era por eso el Sr. Roger Petit confiaba tanto en esta mujer.
Ben no fue lo suficientemente prudente y Madeline lo escuchó.
─ Sr. King, espero no volver a escuchar comentarios como esos. Gracias a esta ingeniosa idea es así usted como subsiste. ─ Terminó con una sonrisa. Se escuchaba tan serena, pareciera como si no le incomodara el comentario. Pero era hipocresía barata.
─ Discúlpeme. ─ Respondió Ben apenado, pero nunca bajó la cabeza. Siempre demostraba el odio infantil que le tenía a esta mujer. Infantil, porque solo le fastidiaba su personalidad y por un comentario que ella hiciera le dañaba el resto del día.
─ Te dije que su vida pasada era un Alcón. Tiene super audición. ─ Le susurró April anonada, pero al mismo tiempo orgullosa por tener la razón.
La mujer que se encontraba de pie frente a nosotros pidió que nos sentáramos nuevamente, había recibido una llamada que escuchaba con mucha atención.
─ El Sr. Petit llegará en minutos. Esperen un momento. Al parecer les dará un anuncio algo importante. ─ Nos volvimos a sentar, un poco sorprendidos.
Por la puerta entró un hombre cincuentón. Cabello canoso, ojos rasgados, barba poblada corta. Él era el Sr. Roger Petit, el sueño de las empresas TCM que estaban alrededor del mundo. Tenia un smoking que se notaba su marcado brazo y el olor de su perfume se esparció por toda la habitación. A pesar de tener una edad avanzada se conservaba bastante bien.
─ Buenos días. Espero que todos se encuentren muy bien. ─ Su voz era grave y fría. ─ No sé ustedes, pero yo estoy muy emocionado por esta nueva campaña... ─ Sonrió.
─ Awww, cosita. ─ Reaccionó April al verlo. ─ Parece un osito. Lástima y está casado. No tengo ni ventaja al lado de su mujer.
─ April, por favor. ─ Le pegué por tal imprudencia. Ella dobló los ojos y Ben solo rio.
─ El día de mañana habrá una reunión con el nuevo ejecutivo de PIM Revolution "Producción Inversionista Multinacional revolucionista". Queremos mostrarle nuestro proyecto que se lanzara a finales de este verano, entrando a otoño. Por motivos personales mi secretaria no puede asistir y necesito ese remplazo. La Sr. Madeline me acompañaría, pero ella está muy ocupada haciendo tramites. No quería forzar a que alguno me acompañara, así que decidí que ustedes mismos se escogiera.
Me gustaba la idea.
Me daba curiosidad quien era el nuevo ejecutivo. Conocía la empresa, también era bastante popular, incluso, tenía mejor fama que esta, solo por tener ideales pragmáticas y precisas. Hasta donde yo sé sabía que su dueño y ejecutivo era Stefan Cash, un hombre casi con la misma fortuna que mi jefe. Tenia una familia pequeña, un joven y su esposa.
─ ¿Alguno? ─ Volvió a preguntar el hombre.
Miré April. No se veía para nada interesada en el tema. Miré a Ben, y él me miró, pero tampoco lo noté interesado.
Nadie alzó la mano ni dijo algo relacionado, sus caras eran de susto, más bien todos se veían ansiosos por huir de ese cargo.
Ser acompañante se decía que era estresante e irritante. Estar detrás del jefe como un perro faldero era aburrido. También, decían que otros invitados que al igual que él eran magnates, tendían a ser pretensiosos, misóginos y caprichosos. No veía a el Sr. Roger comportándose como tal, pero a sus amigos sí. De igual, solo eran rumores, no sabía si era real.
No podía dar una opinión ni mucho menos afirmar algo que había escuchado. Así que alcé la mano.
─ Srita. Rice, que bueno que haya querido venir conmigo. Me es un honor viajar con una de mis mejores inversionistas.
Yo le sonreí por su halago.
Todos salieron de la habitación dándome palmaditas en la espalda por mi decisión y deseándome un buen viaje.
─ Mañana a primera hora aquí. ─ Me dijo mi jefe con una sonrisa. ─ Lleve ropa necesaria, puede que duremos más de un día.
Me limité a decirle algo más que una sonrisa.
─ Te deseo mucha suerte, amiga. ─ Me dijo April caminando a mi lado.
─ ¿Saben algo de quien es el nuevo dueño de la empresa Revolution?
─ Se dice que es el hijo de Stefan Cash, al menos esos son los rumores. El Sr. Cash mencionó varias veces su jubilación y que dejaría a su hijo a cargo. Solo sé que se llama Adam Cash. No tiene Instagram ni alguna red social para tener la suficiente información. ─ April contaba todo eso mientras íbamos hacia el comedor.
─ Es mucha información. ─ Le respondí, con mucha más curiosidad que antes.
─ ¿Cómo carajos sabes todo eso? ─ Ben apareció con una bebida en sus manos. April se la quitó tomando un poco.
─ Pues, contactos. Una ex compañera de la universidad de Cambridge que estudió con él sabe cosas varias sobre su vida. ─ Dios, ella era experta en hacer contactos. ─ La mayoría de sus compañeros no interactuaban con él, porque a él no le gustaba ningún tipo de relación. Era callado, su aura era tan fría y su voz daba temor, no por lo gruesa, era por lo cruda. Se la pasaba solo, con un libro en manos y era el mejor de la clase. No es mi tipo, por eso no quise ir. Considero que es aburrido. ─ Dobló los ojos y se sentó en una mesa.
─ O sea, ¿Que si te gustara hubieses ido? ─ Preguntó Ben burlón.
─ Lo más probable.
No me urgía una relación romántica, no estaba en mis prioridades. Me gustaba el alcohol, las fiestas, música, diversión, pero enamorarme, una perdida de tiempo. Me gustaría, pero ahora estoy joven. Apenas tengo veinte tres años. Quiero una vida llena de lujos y viajes porque sí. El hecho de estar con alguien es tener un guardia pendiente a ti cada minuto. Supremamente tedioso.