APRENDIENDO AMARTE

Ha pasado mucho tiempo desde aquella vez aún recuerdo la fecha como si fuera ayer, 24 de noviembre del 2020, recibo la peor noticia de mi vida.

2 años atrás, un día antes del accidente.

—Familia ya llegué—deje mi bolso arriba del sillón y me sente a un lado de ella.

—Hola hija, ¿Cómo te fue?—dijo mamá dándome un beso en la mejilla.

—Muy bien mamá, me dieron el trabajo de secretaria—estaba muy emocionada.

Ese era un trabajo que estaba esperando por meses y por fin me dieron la entrevista hace una semana—. Me hablaron hoy para confirmar mi entrada mañana a primera hora—ella me sonríe y me abraza.

Han pasado unas horas desde que llegue a casa y no e visto a mi hermano, me estoy preocupando ya que él suele llegar antes las doce de la noche.

Creo que me estoy preocupando de más, así que ya no queria darle mas vueltas a el tema y me fuí a dormir.

Eran las 7:00 am estoy desde mi ventana con una taza de café y mi pijama calientita. No ha parado de llover aqui en Brixton y las nubes grises no me dejan apreciar el bello paisaje que suelo tener al amanecer, apenas tomando un sorbo del café entra Sofía, mi mejor amiga azotando la puerta y la noticia que me dio me dejo impactada ,no asimilaba cada palabra que decía. Jordán mi hermano había falleció, el mundo se me vino abajo, tan solo tenía 19 años. Venia en la moto y donde trato de frenar para evitar un choque cayó por barranco se golpeó el cráneo y a los minutos falleció.

Y ahora aquí estoy frente a su tumba, hoy se cumple un año más de su muerte. Intento aguantar las lágrimas, no quiero llorar necesito ser fuerte pero es imposible.

—Te traje tus flores favoritas, las rosas rojas. No sabes cuánto te extraño como quisiera que estuvieras a mi lado—empecé a sollozar.

Me pongo de rodillas y agarro la foto que esta frente a mí.

Ha pasado rato desde que estoy ahí contándole cosas del trabajo, salidas con amigas, la pelea que tuve con Sofía hace una semana y como lo arreglamos, cualquiera me diría tonta pero me gusta hablar con el como si me escuchara, aunque yo siento que si me escucha.

Siento a alguien que me toca el hombro, no lo reconozco, es un hombre de pelo castaño corto, ojos azules, tez aperlada y es alto.

—Hola Emma—hizo una pausa—. Soy Edgar, me recuerdas—negué—Soy el mejor amigo de- Jordán, el que no pude venir a su entierro—y sonrei al recordar quien era, el extendió su mano a lo que accedí.

—Hola Edgar, ya te recuerdo cuanto tiempo ha pasado, y en ¿dónde te fuiste a meter?—se sienta a un lado mío.

—Estaba viviendo en el Oeste de Londres en Hounslow.

Así pasamos un rato platicando, nos reíamos con las anécdotas de Jordán y él. Después de estar más tiempo ahí Edgar se ofreció a llevarme a casa, en el transcurso del camino hablamos de muchas cosas, como del porque regreso al país y sobre su trabajo. Estando al frente del edificio me pidió mi número de teléfono e intercambiamos.

—Adiós Emma, cuídate, nos vemos luego—dijo dándome un abrazo a lo que yo accedí y nos separamos al instante ya que mi madre estaba atrás de él.

—Hola Edgar, tanto tiempo sin verte querido—mi madre lo abrazo como nunca.

Lo ama como si fuera su segundo hijo, en la familia siempre hablaban de un tal Edgar y como yo vivía eno el norte de Londres no conocía a todos sus amigos pero casi siempre lo escuchaba haciendo llamadas con mi hermano.

—Hola señora Smith un gusto saludarla—con una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Cómo esta toda tu familia hijo?—la sonrisa de mi madre al ver al mejor amigo de su hijo es inmensa.

—Muy bien señora Elena, me tengo que retirar ya es tarde, fue un gusto volverlas a verlas, me saluda al señor Smith—se subió al carro y vimos como se iba.

Mamá y yo adentramos a casa y estaba papá sentado en el sillón. Él y yo no hablamos desde que murió mi hermano, mi padre siempre está tristes porque Jordán fue su hijo favorito que si por el fuera yo me hubiera muerto en ese accidente. Él nunca me quiso por ser mujer y que sólo se casó porque si, que porque "las mujeres son débiles y sólo tienen que encargarse del hogar" por eso no me dejo estudiar arquitectura que eso era de hombres, desde cuando los trabajos tienen género, así que me puso a escoger entre él o mis estudios por lo que escogí estudiar y no me arrepiento de esta decisión.

Subí directo a mi habitación, mamá no sabe que me corrieron del trabajo así que tengo que buscar uno inmediatamente ya que se acercan los pagó de la casa y de la universidad. Entre tanto buscar por Internet vi que estaban ocupando en limpieza del hogar y pagan muy bien agarre mi libreta, apunte el número y marque.

Uno, dos y tres tonos hasta que alguien contesto.

—Hola buenas tardes, habla a la mansión Johnson. ¿Con quién tengo el gusto?.

—Hola buenas tardes, habla Emma Smith, habló sobre el trabajo de limpieza.

—Disculpe señorita Smith pero ya está ocupado ese puesto.

—Bueno muchas gracias.

—Espere señorita, si le urge el trabajo en la empresa Johnson están ocupando una secretaria , si gusta le paso la dirección y el número.

—Si me interesa—sonreí al escuchar escucharlo, puede ser una oportunidad.

—¿Tiene dónde apuntar? .

—Claro.

Me comenzó a dicatar la dirección y el número de esa empresa.

—Gracias señora, que tenga buena noche—colgué.

Arranqué la hoja y la puse adentro de mi bolsa, mañana es lunes así que iré a primera hora.

Me puse mi pijama y me acoste sin cenar, porque no quería verle la cara a mi padre y me acosté dormir.

Me levanté confundida y asustada son las dos de la madrugada, desde hace unos meses atrás e tenido las misma pesadilla:

Es en una casa grande muy lejos de donde vivimos, la casa es color blanca de un piso, muy bonita por fuera, flores al rededor, unas sillas de madera con su mesa, la puerta está media abierta, al momento de entrar siento escalofrios recorriendo mi cuerpo, pero la casa por dentro las paredes son rojas con blanco, los sillones son negro, cigarros por donde quiera, fotos de personas que no conozco con una equis roja , a mi derecha no hay cocina sólo cuerdas colgadas del techo, mucha sangre por donde quiera.

—¡Hay alguien aquí!—grité pero no hay respuesta volví a gritar una segunda vez—. ¡Hay alguien aquí!—me quedé helada al escuchar esa voz.

—Perdoname Emma, perdoname.

Su voz venía de un cuarto donde trató de acercarme y siempre me levantó.

Esa maldita pesadilla de la que quiero siempre despertar pero me acerco cada vez más al saber.

Es una sensación horrible, que fue lo que pasó hace un año con mi hermano, sea como sea voy investigar hasta llegar a fondo.