Login to ManoBook
icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon
Don't Mess With Her

Don't Mess With Her

Lulú Reyes

5.0
calificaciones
178
Vistas
7
Capítulo

-¿Quién te crees que eres para venir a amenazarme a mi?-Le pregunté indignada. -Matthew Smith, querida. Desde hoy, tu peor pesadilla.-Dijo seguro de sí mismo, lo cual me hizo reír. -Querido.-Hice énfasis-Tú ni pesadilla para mi eres, ya que no eres nada importante como para yo estar soñando contigo.-Dije causando que muchos de los que estaban prestando atención a la escena rieran. Si este cree que le tengo miedo está más equivocado que un oso polar en un desierto. -Eso ya lo veremos.-Comentó con tono amenazante, acercándose a mi. De seguro cree que voy a retroceder. Yo no le tengo miedo, y para confirmarselo me acerco completamente a él, quedando solo a centímetros de distancia. -No te metas conmigo.-Le advierto. AVISO: Esta historia no es realista, y tampoco tiene un desarrollo perfecto. Fue realizada cuando todavía yo era más pequeña. Y está publicada todavía a petición de los lectores. Esta historia cuenta con una adaptación mejorada llamada Insolente, publicada en Booknet y próximamente en Wattpad. Les recomiendo leerla. Todos los derechos reservados. Esta historia es 100% creada por mi.

Capítulo 1 Internado

Mackenzie Miller.

Chica rebelde, problemática y vengativa.

Mi papá siempre dice que desde que murió mi mamá he cambiado mucho, y no precisamente para bien.

Pasé de ser la niña más dulce que todos los vecinos amaban, a la niña más rebelde y atrevida que ningún vecino soporta.

¿Qué si me importa? No, ni un poco.

Chase es mi mejor amigo; Bueno, único amigo.

Él es una de las únicas personas en las que confío y quiero. Me ayuda a controlarme. Ya que a veces me salgo de control. A veces me pasa sin yo darme cuenta.

Pero solo es si empiezan a llegar bruscos recuerdos a mi mente.

Los más horribles recuerdos.

Yo disfruté mi infancia como niña normal hasta que cumplí los 8 años. Ahí fue donde todo empezó a ir de mal en peor.

Chase siempre a estado ahí para mi. Nos conocemos desde que nacimos. Nuestras madres fueron mejores amigas desde la adolescencia.

Ahora su madre es como mi madre. No es lo mismo, pero algo es algo.

Creo que ya se habrán dado cuenta que lo quiero muchísimo ya que no paro de hablar de él. Es alguien especial para mi.

La mamá de Chase dice que la chica rebelde y atrevida solo está en mi exterior. Pero que por dentro soy la persona más dulce que pueda existir.

Son de las pocas personas que quiero.

Por eso se me es casi imposible poder separarme de ellos, cosa que tengo que hacer.

El trabajo de mi papá lo obliga a viajar mucho, y después de lo que pasó la última vez que lo acompañé me tiene prohibido ir con él.

La verdad es que todo fue culpa de esa chica plástica y engreída, y ahora calva (debo agregar).

Y por eso me va a enviar al Internado de mi Tío Jhon. Que queda aquí a las afueras de Seattle, el Pretty Land School.

Mi papá dice que es uno de los mejores internados en Estados Unidos. Espero que sea verdad. El hecho de que mi Tío sea el director y que precisamente mi Tío Jhon sea mi padrino me da ciertos privilegios. Cómo el de tener la mejor habitación-Aunque tenga que compartirla- Y, no me pueden expulsar.

Somos familia, no me puede expulsar ni aunque quiera. Porque además, mi papá salvó ese mismo internado de caer por la borda.

Entre los hermanos se ayudan.

Gracias papá, ahora puedo hacer de las mías con quién se meta conmigo.

Sé que va a pasar, normalmente eso hacen las personas que no me conocen.

Además, Chase ya no estará para contenerme.

Nadie sabe lo que pueda pasar.

Capítulo 01 - Internado

Termino de cerrar mi gran maleta.

Fue difícil, pero lo logré. Mackenzie Miller todo lo puede.

-¡Mack, ya te vinieron a buscar hija!-Me llama mi papá para que baje.

Solo espero que los días en ese internado no sean tan difíciles como me imagino.

Al bajar veo que me esperan Chase, la Mamá de este y mi padre para despedirse de mi.

Todo va a ser más difícil sin Chase a mi lado.

Estuvimos pegados como moscas toda la vida y nos venimos a separar ahora.

Ahora no tendré más a esa mosca para acompañarme.

-¡Adiós Mundo Cruel!-Bromeé exagerada- Sé que me van a extrañar, pero no lloren. Van a poder estar bien sin mí.-Dije egocéntrica.

A Chase y a mi nos encanta bromear así.

-Idiota- Me dice Chase para luego darme un gran abrazo de despedida- Te voy a extrañar, pero trata de sobrevivir sin mi.-¿Lo ven?.

-Lo intentaré- digo siguiéndole el juego, aunque ambos sabemos que no podemos vivir el uno sin el otro.

Al separarnos seguí a despedirme de Ángela, la madre de Chase y una de las mejores Chef del mundo mundial.

-Angela, cómo me entere que le cocinas a otra chica que no sea yo me devuelvo del internado y te mato.-Bromeo a lo que ella ríe.

Amo su comida, me recuerda a la comida que me hacía mi madre.

-Tranquila, te voy a extrañar mucho mi niña.-Luego de despedirme de Angela fui hacia mi padre para darle el mejor abrazo que he dado nunca de los nunca.

-Te voy a extrañar Mack-Dijo respondiendo a mi abrazo.

-Y yo a ti papá- Dije.- Papá convence a Angela cuando me vaya para que Chase venga al internado por favor.-Le pedí en voz baja.

-Lo intentaré.-Me guiñó un ojo.

-Recuerda que te quedarás ahí hasta que dejes de hacer esas bromas pesadas que siempre haces- Recordó mi padre.

-¡Oh por Dios! ¡Me quedaré ahí de por vida!-Mi padre rodó los ojos.

La verdad, es que aunque me desagrade la situación. La tomo con un poco de humor.

Cualquier otra hija odiaría a su padre en este momento. A mi en cambio, me da risa lo que intenta lograr.

Al subirme al auto conducido por el chofer de mi padre, no podía dejar de pensar en lo que me esperaba en el internado.

Solo espero que logren convencer a Angela, ya estoy extrañando a Chase.

Solo para aclarar, Chase y yo somos mejores amigos, no sentimos nada el uno por el otro.

Porque después mal piensan y pues no.

Sé que voy a extrañar la comida mexicana hecha por Angela. Mi mamá le enseñó a hacerla antes de morir, le salía exquisita.

Es obvio, ella es de allá.

No faltaba Domingo por la tarde en donde ella no me hiciera mis tacos. Ahora la que se encarga de eso es Angela; Bueno, se encargaba.

Ya no más Tacos por un largo tiempo para mi. En cambio estoy segura que el inservible de Chase se va a comer todos los que me tocaban a mi.

Entre pensamientos no me di cuenta que ya habíamos llegado al Internado.

Era un gran edificio, y cuando digo gran me refiero a enorme.

El chofer muy cortés, me abre la puerta del auto para que pueda salir- Sintiéndome muy diva debo de admitir-.

-Señorita Mackenzie.-El Chofer saca la maleta y mi bolso de mano del maletero y me los entrega, para luego despedirse e irse.

-Bienvenida Mackenzie-Escucho la voz de mi Tío Jhon a mis espaldas.

Me doy la vuelta examinando al mismo hombre que vi unos años atrás. Pero a diferencia de los otros años, poy lleva traje.

Muy pocas veces nos hemos visto.

Lo veo como a Santa Claus.

Nunca.

-Hola Tío Jhon.-Lo saludo con la cabeza en alto.

Él junto a mi padre creen que pueden corregirme.

-Mack, tú padre me a hablado mucho de tu conducta.-Ay, ya vamos a empezar.-No me sorprendería si mañana encuentro las paredes del pasillo llenas de pintura-Soltó una carcajada.

Pero a mi no me dio ni una pizca de risa.

-Yo solo cobro venganza de los que se meten conmigo.-Aclaro totalmente seria.

-Lo sé.- Dijo incómodo. Al parecer lo intimido un poco- Mejor vamos a enseñarte todo el lugar.

Nos encaminamos a entrar, debo agregar que todos me miraban como un bicho raro.

Orangutanes de cuarta.

Jhon me fue mostrando cada parte del Pretty Land School, cafeteria, salones, campo de fútbol, auditorio, etc.

Este lugar es enorme.

El recorrido terminó en la que sería mi habitación.

Jhon me dio las llaves de ésta, mi horario y la combinación de mi casillero.

Por favor que no sea una chica mimada, por favor te lo pido Chuito, te lo imploro, te lo pido de rodill...

Mis oraciones son interrumpidas al entrar a la habitación y ver a una chica rubia de estatura media tirada en la cama.

Durmiendo cual oso.

¿La despierto o no la despierto?

-¡Levántate rubia!-La chica al escuchar mi grito se sobresalta y cae de la cama.

Ocasionando una sonora carcajada por mi parte.

-¿Acaso eres idiota?-Preguntó adormilada la chica.

-No me vuelvas a decir idiota.-Contesté amenazante.-Solo me parecía interesante despertar al oso rubio oxigenado durmiente.-Contraataque, alza una ceja y me inspecciona para luego sentarse en lo que supongo es su cama.

-Soy rubia natural -Se defendió, la fulminé con la mirada- Ah, tú eres la nueva. El director Miller me habló de ti; Bueno, me advirtió sobre ti.-Soltó una carcajada,

Pero yo aún seguía seria.

-Me llamo Annie, seré tu compañera de habitación.-Se presentó amablemente.

-Si, me di cuenta.-Respondí cortante- Yo soy Mack.-Me presenté.

-Veo que Jhon tenía razón.-Murmuró al darse cuenta de mi tono.

Yo me dispuse a examinar la habitación.

Me gusta.

Sobre todo los lindos espejos que se encontraban sobre las dos camas individuales.

-Es linda.-Digo.

-Lo sé, es la mejor de todas.-Comenta, la miro.

-Si, me lo han dicho.- Murmuro.

-¿Quieres que te ayude a guardar tus cosas?.-La miro asombrada.

Me está empezando a caer bien ésta chica.

-Claro.- Le sonrío, ella me devuelve la sonrisa algo confundida al ver mi cambio de humor.

Nos encaminamos a abrir lo que sería mi armario, pero este ya tenía un espacio ocupado.

Una cosa totalmente fuera de lo común.

Lo agarro como si fuera una bolsa con popó de perro.

-¿Qué es esto?-Pregunto asqueada, a lo que ella ríe.

-Mackenzie, se llama uniforme.-Dice como si yo fuera una bebé, la miro obvia.

-Ya lo sé, idiota.- Le digo- Pero es que mi papá no me dijo que aquí tenían uniforme, no es que me importe mucho usarlo; Bueno, si me importa, ¡Es horrible!- Exclamo a lo que ella vuelve a reír.

-Todos decimos lo mismo.-Contestó.- Hemos mandado muchas peticiones para que acorten las corbatas por lo menos, pero no nos hacen caso, con la camisa por dentro y las mangas del blazer dobladas no se ve tan mal, te lo aseguro.

Empezamos a ordenar todo y mientras nos contábamos sobre nuestras vidas.

Sus padres siguen juntos-Y muy enamorados según me dijo- Tiene un hermano tres años mayor que nosotras-Estamos en el mismo año-. Resumiendo, tiene una hermosa y feliz familia.

Algo envidiable.

Yo solo contaba lo justo, la chica me transmitía confianza, pero hay cosas que no se cuentan tan fácilmente.

Hasta que me pregunta lo que me temía que preguntaran.

-¿Y tú Mamá?. Digo, solo me hablas de tu Padre.-Preguntó curiosa.

-Murió.-Contesto cortante, me mira apenada.-¿Y si vamos a la cafetería? tengo hambre.-Cambio de tema rápidamente y gracias a Dios ella lo entiende.

Antes de ir a la cafetería me tuve que poner el uniforme, ya que es una regla a la hora a la que estamos. Según Annie no es necesario usarlo a partir de las cinco.

Hay que admitir que es muy cómodo.

Al salir de la cafetería noto la mirada de todos sobre mi.

No me causa incomodidad, en el Instituto anterior era algo similar.

No es algo que me guste, pero sé soportarlo.

Annie me dijo que a esta hora colocan meriendas para los que les da hambre entre el almuerzo y la cena.

Yo soy de esas.

No soy de esas chicas que comen y comen y no engordan.

Me gusta comer, pero al ir al gimnasio seguido no engordo todo lo que como, cosa que me gusta.

Tengo un cuerpo con el que estoy muy conforme, lo admito, eso es gracias al ejercicio.

Y gracias a Chase, que me obligó a ir al gimnasio por primera vez.

Annie y yo cogimos unas galletas y un jugo y luego nos fuimos a sentar en una de las mesas del medio.

Estábamos hablando tranquilamente cuando siento como cae un liquido en mi espalda dejando está totalmente empapada.

Y luego escucho risas.

Me volteo rápidamente para ver a una chica rubia de ojos azules con una botella en la mano-Vacía- Y una sonrisa maliciosa en los labios.

Serás idiota.

-Lo siento, fue un accidente.- Mintió.- Bienvenida.- Dijo con toda la hipocresía absoluta y una sonrisa victoriosa.

Oh muñeca, no sabes con quién te metes.

-¿Un accidente?-Le pregunté, asintió -Oh, pero que casualidad-Dije con un entusiasmo notablemente falso, disimuladamente fue cogiendo los dos envases de jugo que Annie y yo estábamos tomando minutos antes-A mi también me ocurren accidentes frecuentemente.-Dije para luego derramar todo el líquido encima de su cabeza.

¡Por zorra!

-¡Eres una Perra!-Me gritó indignada, segundos después ya estaba acercando su mano a mi mejilla pero gracias a mis reflejos la detuve para luego torcerla causándole dolor, justo como me enseñó mi padre. Sólo que él me lo enseñó para practicarlo con los hombres. Sin embargo, aquí estoy.

-En tu vida me vuelves a tratar de poner una mano encima- Dije en tono amenazante-Yo no me dejo de zorras, querida.-Dije para finalizar, luego le hice una señal a Annie para saliéramos del lugar. Y eso hicimos.

Al salir de la cafetería Annie se me lanza encima dándome lo que es al parecer un abrazo.

-La pusiste en su lugar-Me felicitó, apenas se dio cuenta de mi incomodidad me soltó rápido.

-Lo siento, no pensé que te incomodara.-Se disculpó, le sonreí para que se tranquilizara.

-Tranquila, no estoy acostumbrada a recibir abrazos.-Expliqué -A menos que sean de las personas a las que les tengo confianza.-Me corregí.

-Pues en un tiempo estaré en esa lista.-Dijo segura, lo cual me sorprendió-Estoy segura que seremos buenas amigas, y sé que algún día me voy a ganar tu confianza.-Me sonrió.

Tú pequeña lista

Me encogí de hombros.

-¿No sabes qué problema tiene esa chica rubia?-Pregunto curiosa, nos encaminamos hacia el campus para luego sentarnos en las gradas.

-Se llama Ashley, Ashley Morgan.-Explicó-Zorra, hueca y malvada. Supongo que está acostumbrada a ser la más hermosa del instituto. Pero de seguro se sintió intimidada por ti, ya que no sé si te habrás dado cuenta pero eres muy hermosa.-Sonreí-Y quiso hacer de las suyas contigo, aunque no le salió tan bien.-Soltó un risita.

-Pero qué chica tan idiota-Exclamo-Oye-La llamé ganando que desviara su mirada del césped para luego dirigirla a mi.-Tú también eres muy hermosa.-Le devolví el cumplido.

Sonrió tímida.

-Gracias. Después de todo, no eres tan amargada.-Musitó.

-Es porque me caes bien.-Dije para luego recordar algo.-No sé si recuerdas pero estoy llena de jugo.-Reí.

-Cierto, te acompaño a cambiarte.-Dijo.

Nos encaminamos hacia las habitaciones, hasta que un chico nos detiene.

Alto, castaño, buen cuerpo.

Muy guapo.

Me mira de arriba abajo.

Baboso.

-¿Tú eres Mackenzie Miller?-Me preguntó a lo que asentí.

-¿Qué quieres?-Le pregunté. Él dio un suspiro, como si estuviera cansado de algo. Luego se enderezó y comenzó a hablar.

-Dejarte las cosas claras.-¿Qué? ¿Qué Cosas? ¿Está drogado acaso?.

-¿De qué hablas?-Le pregunté cortante.

-De que le tiraste el jugo encima a mi novia, y espero que no lo vuelvas a hacer.-Aclaró irritado.

¿Este aborto de mono con sida me está amenazando a mí?

Nadie, pero nadie, me amenaza a mi.

-¿Quién te crees que eres para venir a amenazarme a mí?-Le pregunté indignada.

-Matthew Smith, querida. Desde hoy, tu peor pesadilla.-Dijo seguro de sí mismo, lo cual me hizo reír.

-Querido.-Hice énfasis-Tú ni pesadilla para mi eres, no eres nadie importante como para yo estar soñando contigo.-Dije causando que muchos de los que estaban prestando atención a la escena rieran.

Si este cree que le tengo miedo, está más equivocado que un oso polar en un desierto.

-Eso ya lo veremos.-Comentó con tono amenazante, acercándose a mi.

De seguro cree que voy a retroceder.

Yo no le tengo miedo, y para confirmárselo me acerco completamente a él, quedando solo a centímetros de distancia.

-No te metas conmigo.-Le advierto para luego irme hasta mi habitación donde ya se encontraba Annie.

Seguir leyendo

Quizás también le guste

Capítulo
Leer ahora
Descargar libro