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Amor Versus Venganza

Amor Versus Venganza

NEC

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Capítulo

Luego de la muerte de su esposa en un trágico accidente automovilístico, Alfonzo Puga, padre de 36 años se dedicó al cuidado de su único hijo Adrián, quien culpa a Alfonzo de la muerte de su madre, convirtiéndose en un joven problemático, rebelde y muy rencoroso. Lamentablemente Adrián fallece en uno de los intentos por superar un reto virtual lanzado por uno de sus Influencer favoritos “VENOM”, lo cual convierte a Alfonzo en un ser autodestructivo, prometiendo vengar la muerte de su hijo y dedicándose a la cacería de VENOM para hacerlo pagar por su irresponsabilidad. Es allí cuando conoce a Adriana Torres, quien defiende a capa y espada a su hijo Ernesto Fernández (VENOM) sin imaginar que ambos estaban destinados a pesar de las desgracias y deseos de venganza a estar juntos y enamorarse. ¿Sera posible que el amor venza ese sentimiento oscuro y trágico de Alfonzo?

Capítulo 1 22 de Marzo

22 de marzo, hoy es un día especial para Alfonzo Puga, un hombre de 38 años de edad, extremadamente delgado, alto de 1,89 aproximadamente, de rasgos duros, ojos azules, piel blanca, cabello frondoso ondulado sin forma alguna. Un día especial en el que no hubiera querido que existiera. Un día tormentoso en el cual preferiría estar solo en su inimaginable dolor de tristeza, de soledad, de culpabilidad, ¡de rabia!, recordando cada maldito segundo y detallando minuciosamente en su mente cada evento suscitado ese fatídico día.

Alfonzo se atormenta duramente pensando en que hubiera llegado a tiempo para evitar tal desgracia ese día. Si tan solo su asistente no le hubiera llamado para revisar un informe a pocos minutos antes de salir, si tan solo la impresora no se hubiera quedado sin tóner durante la impresión de ese informe, lo que amerito uso de tiempo en sustituirla, si tan solo no hubiera entrado el jefe encargado de finanzas para pedirle una opinión acerca de un presupuesto, si tan solo no hubiera gastado tiempo esperando que el encargado de estacionar su automóvil llegara con el, si tan solo no se hubiera atravesado el perro poodle blanco, que se le soltó a la niña en la esquina a pocas cuadras para llegar a su casa. Que diferente habría sido todo, si hubiera cambiado un minuto, un segundo.

Cada 22 de marzo, Alfonzo toma lugar en la misma banca del parque con la misma ropa que llevaba puesta aquel funesto día. Sus ojos sin vida, su cuerpo cual títere sin movimientos propios, denotan que carece de fuerza.

— ¡Que tonto fui! — se regañó una y otra vez. Bebió un nuevo trago de su botella Whisky Ballantines Finest de 18 años ya a medio nivel, arrugó su cara en cada trago, no había comido nada desde el día de ayer, ni dormido lo suficiente. Las personas que transitaban por el parque realizando diversas actividades, ya sea trotando, caminando, paseando a su perro o andando en bicicleta, sentían una profunda lastima al mirarlo en ese estado, sin vida, sin alma, evidentemente no era un pordiosero, ni un borracho de esquina, era alguien que transmitía un intenso y desgarrador dolor.

Alfonzo inmerso en sus pensamientos, rememora haber llegado dos horas más tarde de su horario habitual a su hogar. Por aquel entonces vivía en una de las mejores zonas de la ciudad, donde todas las casas debían mantenerse en su diseño original, sin poder realizar cambios visibles en la infraestructura para no distorsionar el orden arquitectónico de la urbanización. Un circuito cerrado y vigilancia las 24 horas, daba desde las afueras, una mayor sensación de seguridad a todos los residentes.

FLASHBACK

— Buenas tardes Pedro, ¿como estuvo tu día? — Pedro, quien trabaja desde hace más de 8 años como vigilante en la urbanización responde — ¡Buenas Tardes!, todo bajo control Sr. Alfonzo, ninguna novedad gracias a dios —

— Que bueno saber eso Pedro, esta es una zona donde no pasa nada interesante—

— Y esperemos que se mantenga así Sr.Alfonzo. ¡La gente ama esta tranquilidad! —

— ¡Claro Pedro!, es por eso que no lo cambio por nada—

— Adelante Sr. Alfonzo, que tenga una excelente tarde—

— Gracias Pedro, más tarde te traigo algo. ¡Voy más retardado que de costumbre a casa! —

— Acá lo espero señor, ¡muchas gracias! .—

Alfonzo conduce hasta su vivienda de diseño tipo americano, con grama artificial en el frente y las paredes de color blanco hueso, ubicada solo a una cuadra de la garita de vigilancia. Estaciona su auto marca Mustang GT del año, color negro en la entrada del garaje, el cual Alfonzo también habilitó para que funcionara como un pequeño taller. En sus ratos libres, se dedica a reparar alguna que otra cosa e innovar otras. Dispone de una diversidad de herramientas para trabajos mecánicos, de madera y plástico, muy bien cuidadas. Baja de su vehículo y se dirige a la entrada de la casa, notando un extraño silencio, algo atípico considerando la hora, es temprano aún.

— Quizás son cosas mías — pensó, dando como motivo el cansancio del día. Hoy es martes y el personal de limpieza se retira más temprano de lo normal. Luego de la muerte de su esposa instruyo dejarlo solo en las noches. Se dirige a su habitación a dejar sus pertenencias, tomar una ducha y tratar de relajarse dejando atrás todos esos problemas laborales, de compras de acciones, de ventas, de producción, etc.. que con seguridad, resolverá el día de mañana. Alfonzo tarda un poco más de lo acostumbrado al ducharse, sintiendo el agua golpear satisfactoriamente su cabeza, imagina que está en una especie de cascada de alguna montaña, en la que expulsa toda la energía negativa del día. Habiendo terminado de ducharse, procede a colocarse la ropa diaria para estar en casa, un pantalón de tela ligera deportiva y franela de algodón color blanca, normalmente acostumbra a estar descalzo dentro de su casa, así se siente más cómodo. Luego se dirige a la cocina para prepararse algo ligero de comer, debate entre un sándwich de jamón y queso con un vaso de leche, o tal vez unas tostadas con café. Indeciso revisa la despensa y se percata que las proteínas en polvo que toma luego de sus ejercicios, están a punto de acabarse — Mañana indicare que pongan más cuidado en los insumos antes de que se agoten — pensó. Poco después decide que el sándwich, es lo más rápido. Mientras lo prepara, siente nuevamente que el silencio en la casa no es nada normal, como es costumbre siempre hay un artefacto encendido en su hogar, ya sea el televisor o la radio, pero en esta oportunidad Alfonzo no escucha absolutamente nada. Sin querer, irrumpe en su mente esa frase que le causa mucha gracia “Hay un silencio que aturde”, — ¡Ciertamente aturde! — expresa sonriendo. Termina de preparar su sándwich, toma su vaso de leche y se dirige a la sala para sentarse en su sillón favorito, encender el televisor y comenzar a disfrutar de la serie que dejo a medias, en uno de sus capítulos finales. La serie lleva por nombre: “Misa de Medianoche”, le llamo mucho la atención debido a la originalidad de la trama y la delicadeza de mostrar diversos géneros en una sola historia.

En principio pensó — ¡Es otra serie de vampiros más del montón! — pero a medida que avanzaba se sintió atraído por la trama, haciendo que el cliché de un vampiro tradicional pasara a un segundo plano. Da un mordisco a su sándwich y enciende la TV con el control remoto, busca la serie y la comienza a disfrutarla desde el principio del ultimo capitulo para retomar un poco el hilo y sentir nuevamente la emoción del argumento. Luego de algunos minutos pensó — No, no son cosas mías. ¡algo está pasando!, ¡demasiado silencio! — se levanta, coloca su plato con el sándwich a medio comer conjuntamente con el vaso de leche en la mesa auxiliar y se dirige a revisar las otras habitaciones, “¡Nada!”, regresa a su habitación para colocarse algún calzado y salir al taller, cuando en ese preciso momento repica su celular. Indeciso si contestar o no, pues no quiere saber nada más de trabajo, lo toma del bolsillo interno de su pantalón y se da cuenta que quien intenta comunicarse, es su hermana Rosaura o Rosita, como comúnmente sus amigos y familiares le llaman

— Alo, hola hermanito ¿cómo estás? ¿ya en casa? —

— ¡Hola Rosita, estoy bien, gracias! Apenas llegue hace un rato, estoy tratando de terminar la serie que te comenté hace algunos días. ¿Y tu?, ¿cómo estás? —

— ¡Bien!, peleando con tus sobrinos que me sacan canas verdes, ¡están tremendos! —

— ¡Jajajaja!, si ciertamente lo están, pero eso indica que son sanos y fuertes. —

— ¡Si claro!, como tu no eres el que te los calas, ¡me tienen loca!, en fin... Preguntaba si habías llegado, porque llame a tu número fijo y no me contestó nadie, cosa que me pareció extraño, pero luego recordé que el personal de la casa se retira hoy más temprano. Pensé en llamarte a tu celular, pero justo Carlitos empezó a gritar y resulta que el loco de Carmelo lo estaba asustando con un animalito que consiguió en la calle, ¿que tal? —

— ¡Jajajaja! ¡Dios!, ¡relájate son sólo niños! Es normal que hagan esa clase de travesuras! —

— ¿Normal?, ¡cuando me de un infarto, dirás que fue normal!. En fin… ¿todo está bien por allá? —

— Bueno, te confieso que desde que llegue a casa, me extraño muchísimo el silencio que encontré, con decirte que deje mis cosas y empecé a revisar a la casa. Justo en este momento me dirijo al taller…—

— ¡Ummm… okey! ¿Y cómo van las cosas con Adrián? —

En ese momento Rosita escucha a través de su teléfono los gritos desgarradores de su hermano.

— ¡ADRIAN! ¡ADRIAN! DESPIERTA HIJO, ¡DESPIERTA! —

— ¡Alfonzo! ¡¿Que paso?! ¡Alfonzo, contéstame por favor! ¡mira que no estoy para bromas! ¡Alfonzo! —

— ¡NO, NO, NO! ¡TU NO HIJO MIO! ¡DESPIERTA! —

— ¡Dios Mío! ¡ALFONZO! —

Final del Flashback.

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