Login to ManoBook
icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon
4.8
calificaciones
850
Vistas
1
Capítulo

¿Creen en el dicho ¨Todo puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos¨? Para mi, fue demasiado literal. Pase de una chica común y corriente a cazadora de homunculos - aprendiz de alquimia en una sola noche, pero lo peor, era que para nada podía evitarlo, ni con una segunda oportunidad, poder divino o un viaje al pasado ¿¿¿por que a mi???

Capítulo 1 Alquimia

“El hombre no puede obtener nada sin antes dar algo a cambio, para crear, algo de igual valor debe perderse.”

-Ley de la Alquimia sobre equivalencia de intercambio

Me desperté sobresaltada a las 2:45 de la madrugada; algo proveniente de afuera me despertó. No le di importancia y volví a acurrucarme entre mis sabanas. El mismo ruido me quito las intenciones de seguir durmiendo, era cada vez más fuerte que hasta retumbo en toda la casa, como un potente trueno. Me levante asustada hacia la habitación de mis padres y ellos estaban profundamente dormidos. No me explicaba cómo no habían sentido eso. Me dirigí hacia la sala a oscuras y me asomé por la ventana por donde lograba ver hacia la calle, pero no había nada afuera. Abrí la puerta lentamente y asomé la cabeza, salí muy despacio esperando a ser atacada por algún ladrón o monstruo malvado, pero nada. Camine un poco más hasta estar justo en medio de la calle. El viento tenía un olor extraño, tape mi nariz con mi mano, pero el hedor era muy fuerte. Olía igual a los desperdicios que mi papa guardaba para nuestro perro. Un nuevo temblor me hizo perder el equilibrio. A tres cuadras de donde me encontraba, logre distinguir una creatura extraña. Un conejo muy feo, con garras enorme, colmillos filosos y llenos de sangre. Era mucho más alto si se ponía de pie, mas de 10 mts. No pude moverme de la impresión que sentía al ver esa bestia que parecía estar devorando a una persona como si fuera un pedazo de zanahoria. Rápidamente soltó de su boca el cuerpo masticado y corrió hacia mí. Yo solo pude cubrir mis ojos con mis manos como si eso lo frenara. Cuando descubrí mis ojos, quedé impactada ante un hermoso ángel de ojos azules. Era el hombre más hermoso que jamás había visto en toda mi patética vida. Mi impresión era tan fuerte que no me percaté que ambos flotábamos en el aire. Me coloco sobre el techo de mi casa, lejos del peligro. No despegue mis ojos de los suyos. Lo vi combatir a ese monstruo con una fuerza y velocidad sobrenatural. Escuché arañazos y me di la vuelta para quedar temblorosa como ratón ante la cosa en forma de “humano” que se arrastraba con dificultad por su cuerpo deforme como en Silent Hill. Yo solo retrocedí sin darme cuenta lo cerca que estaba del borde del techo, así que caí. Abrí mis ojos temerosos del impacto brutal y me encontraba encima de otro hermoso espécimen. Era idéntico a mi ángel, pero este emanaba un aire peligrosamente sexy, hasta que abrió la boca.

- ¿podrías quitarte? No eres ligera- justo ahí se le fue todo el atractivo.

- Oh, lo siento.

Se puso de pie y rápidamente se unió a la batalla con su doble. Caí en la cuenta de que eran gemelos, con personalidades bastante opuestas y que tenían una misión. El conejo gigante y la cosa, huyeron con los gemelos tras ellos. Yo aún no podía creer lo que acababa de ver ¿Cómo carajo nadie se daba cuenta de lo que estaba sucediendo? La curiosidad me traicionaba de nuevo, así que fui tras ellos. No quería perderme nada de tan increíble historia. Después de correr unos segundos, los encontré en un campo de soccer no muy lejos de mi casa. El conejo y la cosa no estaban ahí. Solo vi a uno de los gemelos desmayado a pocos metros de mí. Me acerque y lo revise; estaba sangrando mucho de la cabeza y no tenía idea de qué hacer ni cómo ayudarlo. Frente a mí, a una distancia lejana, logre visualizar al otro gemelo siendo atacado por un hombre de piel morada y capa roja o eso logre distinguir. Lo tenía tomado del cuello limitando su respiración. Estaba dispuesto a verlo morir lentamente por que no hacia otra cosa más que asfixiarlo, mirándolo fríamente. Yo no soporté la escena y sentí el impulso de hacer algo al respecto. Tenía que hacer algo o moriría, así que no sé cómo, pero tome el arco y las flechas que llevaba el gemelo inconsciente en su espalda, me posicione según como lo había visto en Arrow; pie derecho en frente y el izquierdo atrás. Tome el arco con la derecha y con la izquierda la flecha teniendo mi boca como ancla. Apunte justo a la nuca del hombre de morado o eso creí. Respiré hondo y solté la flecha que casi le daba al tipo, pero en cuanto se dio la vuelta, no supe de mí.

Desperté exaltada en mi cama, en mi casa. El sol entraba desde mi ventana tan molesto como siempre. Intente recordar lo sucedido y todo parecía borroso, como un sueño, una pesadilla. Revise mi celular y eran casi las 8:00 a.m. en una hora entraría a clases, pero eso no me preocupaba. Me levante apresurada y me sorprendió ver a mi madre en la cocina desayunando tranquilamente. Nada parecía fuera de lo normal. Mi padre en el trabajo y mis hermanas en la escuela. Todo tranquilo, así que deje que mi madre terminara su desayuno para ir a darme una buena ducha de agua fría. Siempre es bueno meditar ahí, pero por más que le daba vueltas al asunto, no podía explicar lo de anoche. Si fue un sueño, fue bastante vivido. Hasta me dolía el pecho por el impacto de la caída. Pero decidí no gastar más agua debatiéndome si fue sueño o realidad. No le veía el caso. Me tacharían de loca si se lo decía a alguien.

Mi día escolar avanzo normalmente. Hice de todo menos estudiar. Lo normal. Mi amiga vino hacia mi totalmente eufórica por unos tipos atractivos a los que vio. La verdad no le di mucho interés hasta que los describió como Adonis rubios de ojos azules. el estómago se me revolvió, sabia de quienes se trataba. Tomo mi brazo y me arrastro hasta la planta baja en donde ellos se encontraban. La muy maldita me traía como muñeca de trapo por todo el instituto, me llevaba volando. Cuando llegamos a la entrada, solo pude ver a un montón de chicas alrededor (por no decir encima) de dos muy atractivos chicos. No me había dado cuenta de lo altos que eran. Les faltaba milésimas para los 2 metros. Parecían jirafas rodeadas de suricatas y eran más atractivos a la luz del día. Uno de ellos volteo a verme. Era esa clase de mirada que hace que se caigan las bragas. Al menos a mí sí porque mi amiga tenía fama de no usar. Siempre rezo porque no le de diarrea.

- Hola. Que gusto verte de nuevo.

- Hola, soy Ana. Ella es Sofía y parece que tiene parálisis

- Entiendo. Suele pasar ¿podemos hablar en privado?

Me alejé unos metros con mi apuesto acompañante. Me pregunto cómo estaba y le dije que estaba bien pero que tenía muchas dudas. ¿Qué paso anoche? ¿Quiénes eran ellos? ¿Cómo es que pueden hacer esas cosas? Y ¿Cómo es que sigo viva después de lo ocurrido?

- No lo hiciste-dijo el gemelo cretino que salió de la nada.

- Adivinare. Tu eres el gemelo bueno y tú el gemelo idiota.

- ¡increíble! Dile gorda a una mujer una vez y jamás lo olvidara-dijo el idiota.

- hay que ser caballerosos con las damas.

- aprende de él, neandertal ¿a qué se refería con que no lo hice? ¿Qué no hice?

- lo que está pasando está más haya de tu comprensión-dijo el idiota.

- ¿sabes? Necesito saber sus nombres por que seguiré refiriéndome a ustedes como el bueno y el idiota. Yo estoy cómoda así ¿ustedes?

- perdón por no presentarnos correctamente-. ya sabrán quien dijo eso-. Mi nombre es Calev y él es mi hermano mayor, Ezra.

- Con ese cabello rubio y esos ojos azules parecen más nazis que judíos. Díganme ¿Qué sucede? ¿lo de anoche fue real?

- ¿Qué es lo que recuerdas exactamente? -me pregunto Calev.

- un temblor me despertó y al parecer era la única que lo sentía porque mi familia seguía dormida. Salí a la calle y vi un conejo gigante comerse a una persona. Después ustedes dos aparecieron para pelear con esas… cosas. Los seguí al campo de futbol y ahí no recuerdo muy bien. Todo lo demás esta borroso. Uno de ustedes estaba inconsciente y el otro estaba siendo atacado por un hombre… morado. Después de eso ya no se nada. Todo se volvió negro.

- mi hermano sigue vivo gracias a ti.

- escucha. Mi hermano no encuentra las palabras así que te lo diré yo. No hay forma de suavizar esto. Moriste

- ¿Qué?

- moriste. Anoche. Le lanzaste una flecha al tipo y el a ti una daga. Justo en el corazón.

- ¿es cierto? -le pregunte a Calev con lágrimas en los ojos. Por alguna razón, sabía que no me mentiría.

- si-me dijo con seriedad-. Te desangraste.

Yo intente respirar hondo y mantener la calma tanto como fuera posible. No podía creer nada de lo que estaba escuchando.

- ¿Cómo es que sigo viva? -dije molesta.

- eso es aún más complicado-dijo Ezra.

- pues háganlo simple.

- No podemos discutirlo aquí. Es arriesgado-dijo Calev intentando clamarme.

- no. Ustedes no se irán de aquí hasta que me cuenten toda la verdad.

- ¿Qué harás si no lo hacemos? -dijo Ezra- ¿Se lo dirás a alguien? Te tacharan de loca.

- puedo decir cualquier que abusaron de mí. Estarán sobre ustedes por un buen tiempo. no sería difícil encontrarlos con esa apariencia ¿no lo creen?

¡Tómala! ¡Maldito cretino! Esto es lo que pasa cuando se meten conmigo. Calev mostro una pequeña sonrisa de satisfacción mientras que el estúpido con vomito verbal pareciera que le explotaría la quijada de tanto hacer fuerza. Lo tenía justo donde quería.

- Tú ganas-dijo Ezra de mala gana-. Con la condición de que te nos unas.

- ¿en que podría servirles? No tengo poderes.

- de hecho… ya los tienes-me dijo Calev-. Al igual que nosotros… no puedes morir

- ¿Soy un vampiro o algo por el estilo?

- eso es tan trillado-dijo Ezra-. Cuando te expliquemos, todo tomara sentido. te veremos en el campo de futbol que esta por tu casa, a la misma hora de anoche.

Después de eso, los dos se marcharon.

Me quede pensando en las múltiples teorías que podrían explicar mi situación. Desde hechicería hasta abducción por ovnis. La más lógica sería un tumor en mi cabeza. Ninguna me convencía, pero solo podía esperar a recibir respuestas. Aunque no estaba tan segura de si quería tenerlas.

Me desperté exactamente a la hora de aquella noche y salí de casa. Caminé hacia el campo y los vi sentados en las gradas esperando por mí.

- Ya estoy aquí ¿me dirán que es lo que está pasando?

- si- dijo Calev-. ¿Conoces la alquimia? Es la doctrina y estudio experimental de los fenómenos químicos que se desarrolló desde la antigüedad y a lo largo de la época medieval y que pretendía descubrir los elementos constitutivos del universo, la transmutación de los metales, el elixir de la vida, etc. La alquimia pretendía encontrar la piedra filosofal que convirtiese en oro todos los metales; de la rama más empírica de la alquimia nació la química.

- ¿lo sacaste de google?

- era la versión más simple-dijo en forma de disculpa.

- ¿Me están diciendo que ustedes son alquimistas y que las creaturas que los atacaron son homúnculos?

- ¿creí que no sabías nada de la alquimia? - se sorprendió Ezra.

- tonta, solo la cara. Quería saber que tan ridícula era su historia. Gemelos, judíos, alquimia. Eso junto me suena a Nazi. Debo suponer que ustedes fueron utilizados para experimentos de pigmentación, por eso su apariencia. Se pensaba que los gemelos habría puertas hacia otro mundo, de ahí sus vínculos, porque presumo que tienen una conexión fastidiosamente fuerte.

- impresionante- dijeron al mismo tiempo con cara de estupefacción.

- gracias ¿Dónde está?

- ¿qué cosa? -pregunto Calev

- la piedra filosofal.

- ¿Qué te hace pensar que la tenemos o que siquiera existe? -pregunto el infeliz de Ezra ¿acaso no oyó nada de lo que dije?

- ¿A caso le estaba hablando a la pared? Todos los alquimistas quieren encontrar la piedra filosofal, o hacer una. Así que a menos que me digan que son vampiros, que hicieron un pacto con el diablo o tienen la fuente de la eterna juventud, no veo otra explicación para esto. Tienen la piedra. Un homúnculo es un experimento fallido de la alquimia o eso entiendo. Y esa cosa de anoche no era del todo un fallo, así que están intentando hacer una piedra y se están acercando.

- tienes razón. Nosotros la tenemos…

- y no estamos dispuestos a dársela a nadie-completo Ezra.

- ¿si le pegan a uno de ustedes, le duele al otro?

- ¡concéntrate mujer! -me reprendió Ezra. Que hombre más insoportable.

- ¡bien! Pero díganme ¿yo de que les sirvo?

- fuiste la única que no se quedó dormida. Tienes habilidades.

- ¿cómo es que nadie escucho nada? ¡Eso me está volviendo loca!

- pusimos a las personas a dormir-dijo Ezra-. Lanzamos una bomba con un fuerte somnífero en el aire que se esparció por toda la ciudad.

- ¿lanzaron una bomba biológica al aire?

- ¡dame paciencia, Señor!

- ¿quieren meterme en el embrollo en el que están?

- tú te metiste sola-dijo Ezra-. En el momento en que nos seguiste y le disparaste al Ángel de la Muerte.

- salve tu vida ¡maldito mal agradecido!

- no te lo pedí ¡pequeña entrometida!

- Lamentablemente- intervino Calev-. Quedaste atrapada en todo esto. Tú, tu familia y todo lo que conoces está en peligro. Si quieres hacer algo al respecto, tienes la fuerza para hacerlo. Nosotros te apoyaremos.

- ¿Qué tengo que hacer? - le pregunte decidida a aceptar todo lo que viniera.

- Por ahora nada. Ve a casa y descansa. Tienes clases. Nosotros te explicaremos todo.

- Bien. Hasta luego.

No dormí en toda la noche. El más mínimo ruido taladraba mi cabeza. Además, me quede pensando en todo lo que Calev y Ezra me contaron prácticamente hace unas horas. Fui a clases y quedé dormida en varias. Fui reprendida en todas ellas por mis maestros. ¡idiotas! El día fue de lo más normal y eso era raro considerando mi situación. A media noche, aun no podía dormir. Me levante por un vaso de agua que escupí por el susto que me lleve de ver a Calev en mi patio y salí para ver que quería.

- lamento mucho la hostilidad de mi hermano. Hemos tenido una vida muy difícil.

- yo solo quiero entender Calev

- lo sé. Y es muy egoísta el pedirte comprensión y confianza a ciegas- respiro profundamente y narro-. Nosotros nacimos el 12 de agosto de 1925 en Renania Palatinado, Alemania, que ahora es más hermosa que antes. Nuestra familia era humilde. Éramos niños y parecía que nada malo podría pasar. Era un completo error. Los nazis llegaron para exterminar familias, razas, vidas. Todo parecía tan irreal. Ciudades enteras destruidas, personas asesinadas en sus propias casas. Creímos que éramos afortunados por ir a los campos de concentración en Auschwitz, ya que los promocionaban como refugios. Nuestros padres murieron ahí. Pero a nosotros nos fue peor. Nos usaron como conejillos de india para experimentos bestiales, inhumanos. Nos incrustaban agujas por todos lados como muñequitos vudú, electrochoques, lobotomías y la lista sigue y sigue. Todos creen que hacían eso para demostrar la inferioridad de las demás razas. Pero la verdad, es que jugaban con fuego. Se estaban metiendo con cosas peligrosas y hubo muchas consecuencias por eso. Usaban ciencia y magia oscura para abrir portales hacia algún otro lado que creían que les darían poder para arrasar con todo. teníamos 8 años en aquel entonces. Pocos sobrevivieron. Esos era los afortunados, porque las pruebas se hacían cada vez más agresivas y mortales. Llegue al punto de no sentir nada.

- ¿Cómo escaparon?

- Creo que sabes cómo fue que escapamos.

Claro que lo sabía. Con la piedra filosofal. ¿Cómo la consiguieron? era una interesante pregunta. Pero sentía que no era correcto hacer que me contara más. Era más que suficiente. Confiaba en los dos. Ezra también tuvo mucho dolor y sufrimiento en su vida. Creo que, si viviera lo mismo, tendría pase libre para odiar al mundo entero por toda la eternidad.

- en fin. Te traje unas galletas de mantequilla con chocolate. Tus favoritas.

Tome la pequeña caja de cartón rosa que me extendió. Podía oler que estaban recién hechas ¿Cómo las consiguió recién salida del horno tan tarde? Yo le agradecí por ellas y por su historia. Nos despedimos. Entre a mi casa y cuando estaba sola en mi cuarto, solo pude echarme a llorar por el sufrir de dos personas que de alguna manera se estaban volviendo cercanas a mí y que quería ayudarlas.

Durante varias semanas, Salí de casería con Calev y Ezra. Los homúnculos habían estado causando alboroto por toda la ciudad y alguien debía detenerlos. Eso me servía de entrenamiento para mis nuevos poderes. Después de varios sueños muy raros. Había desarrollado a una extraordinaria fortaleza a cortadas, balazos, golpes, etc. No que no doliera, pero nada de gravedad pasaba. También obtuve la habilidad de tener premoniciones a través del subconsciente; tenia visiones de pasado, presente y futuro mientras dormía. Para rematar, tenía un increíble instinto para evitar el peligro. No sabía por cuanto tiempo podría lidiar con todo eso, prácticamente estaba viviendo dos vidas completamente opuestas, pero después de noches de un increíble ejercicio de matanza de homúnculos, los gemelos me dieron un descanso. Tenían que conseguir no sé qué cosas y buscar a no sé quién, la verdad no me importaba. Solo quería descansar en la comodidad de mi casa. Salí a comprar algunas cosas para mi maratón de películas cuando alguien parecía llamarme por mi nombre. Mire hacia todos lados, pero no había nadie. Lo escuche más cerca, pero nada. Sentí una fuerte punzada en mi cuello y todo se tornó oscuro. mi cuerpo pesaba. Cuando desperté, sentía dolor en todo mi ser. Veía borroso. Intente moverme, pero era inútil, mi cuerpo no reaccionaba y me desespere.

- es inútil-escuche decir en ecos-. No podrás moverte por unos minutos más. Mi nombre es Josef Mengele.

Reconocí el nombre. Ese hombre era culpable de muchos crímenes de guerra por ejecutar y experimentar con personas (mayormente judíos) bajo el poder de los Nazis. Calev y Ezra habían sido dos de sus muchas víctimas ¿Cómo es que seguía con vida? Me percaté de que no llevaba mi ropa, sino que vestía con una bata de hospital y que estaba amarrada a una silla de las que usan para dar electrochoques a los locos del psiquiátrico. Mi cabeza también estaba aferrada a la silla.

- serias tan amable de decirme ¿Cómo es que estas vivo y sin ninguna arruga?

- Creíamos que los gemelos eran la entrada hacia otros mundos donde descubriríamos las maravillas de las cuales desconocíamos. Las pruebas eran difíciles y muchos no las sobrevivían. Después de años de arduo trabajo, por fin habíamos descubierto algo extraordinario. Dos hermanos habían soportado cada una de las pruebas a las que fueron sometimos. Creíamos que con ellos obtendríamos todas las respuestas y para eso se necesitaba de una prueba más. Creíamos que todo se había perdido cuando uno de ellos murió. no lo soporto y falleció al instante. Pero, lo extraordinario fue que regreso de la muerte con extraordinarios poderes y eso es lo que quiero. Cuando experimentamos con dichos gemelos, obviamente teníamos muestras de su sangre. Logre hacer un suero con ella. Fue difícil ya que no era compatible con mi tipo de sangre. Así que hice muchas pruebas hasta que fue compatible y la usé en mí. Eso me hizo, fuerte, inmune a muchas cosas y tener larga vida. Pero, si quería que durara, tendría que tener más. No podía clonar la poca que me quedaba. Tenía que tener una fuente pura que la multiplicara limpiamente por mí, así que, tuve que buscar esa fuente, y la encontré. Cuando hui de Alemania, fui a Sudamérica. Tenía a mucha gente detrás de mí. Pero no podía detenerme, tenía que seguir trabajando y encontrar ese poder que me convertiría en Dios. Así que te inyecte el último suero que tenía.

- ¿Qué? ¡jamás te había visto!

- por supuesto que no me recuerdas. Viajé a México donde seguí ejerciendo como médico bajo otro nombre. Eso me dio acceso a todo lo que necesitaba para seguir experimentando. Y cuando todo estaba listo, simplemente tuve que elegir a un bebe para ser mi reserva personal de juventud. Esperando por años a que el suero madurara y poder utilizarlo en mí.

- ¿quieres desangrarme? -dije a punto de romper en llanto.

- claro que no. Si lo hago, tendré que repetir todo esto y ya no tengo muchos recursos. Prácticamente me alimentare de ti. Hacerte transfusiones de sangre cada tanto. Lo básico.

- así que…. ¿tu plan es tenerme como prisionera para que me saques sangre cada vez que quieras?

- Cada vez que necesite. Es diferente.

- ¡estas enfermo!

- eso es debatible.

Intente serenarme para poder pensar con claridad. No podía contar con que Ezra y Calev llegaran a tiempo para salvarme. Mengele se acercó y enderezo la silla. Me sentó y logre ver mejor el lugar. Parecía un psiquiátrico, en donde torturaban a los pacientes. Desde mi posición, logre ver que estaba preparando todo para las transfusiones.

- Dudo mucho que te conformes con unos litros de sangre cuando hay dos personas con poderes detrás de ti.

- Por más de 100 años he intentado hacer lo que ellos hicieron.

- ¿qué fue lo que hicieron?

- obtuvieron la piedra filosofal.

¡rayos! ¿enserio lo sabía? Ahora si deseaba que Ezra y Calev no llegaran, podría ser una trampa para quitarles la piedra.

- no podrás con ellos. Te asesinaran.

- algo bien planeado requiere tiempo, y yo he tenido demasiado.

- si tus homúnculos no funcionaron antes ¿Qué te hace pensar que funcionaran ahora?

- perfección. Esa es la respuesta.

Él se acercaba a mí con todos sus instrumentos y yo aún no podía zafarme. Tomo la intravenosa he intento ponérmela, pero cuando me pincho, salió volando por una descarga eléctrica que emano de mi cuerpo. Fue tan fuerte que hasta me afecto un poco. El doctor quedo completamente noqueado y yo, por alguna extraña razón, empecé a sentir que recuperaba mis fuerzas y mis poderes. Así que logré quitarme los amarres y salí corriendo de ahí lo más rápido que pude. Me detuve a tomar un poco de aire y escuché ruidos a la distancia. eran extraños, casi macabros, como lamentos y gemidos. Eran homúnculos. Uno de ellos apareció frente a mí. Era un perro café, enorme con dos cabezas diferentes, de otros perros. Saco sus colmillos que lucían como dagas en su hocico. Rápidamente ataco y yo pude esquivarlo. Veía sus movimientos con antelación, pero cuando volvió a atacar, fue expulsado por la misma descarga eléctrica que noqueó al doctor ¿Qué ocurría? Salí corriendo y cuando gire a la derecha en uno de los múltiples pasillos, tome las escaleras. Vi que estaba en el sótano así que tenía que ir hacia arriba. Cuando llegue a la primera planta, visualice la salida. Me dirigí hacia ella, pero fui jalada por el cuello. Caí de espaldas golpeándome la cabeza. Un homúnculo con forma de mujer llena de escamas y extremidades de tentáculos con cuernos en la cabeza me frenaron. A punto de perder la conciencia, escucho una voz, pero esta tan lejano. Recupero la conciencia y veo a Ezra. Estaba tan aliviada de que llegara que lo abrasé y me puse a llorar como magdalena.

- ¿Por qué tardaste tanto? ¡Estaba tan asustada!

- Lamento haberme demorado. No volverá a pasar. dijo suavemente mientras acariciaba mi cabeza

- ¿Cómo me encontraron?

- no fue difícil cuando nos dieron la descripción de alguien parecido a Mengele. Solo tuvimos que buscar hospitales y psiquiátricos abandonados.

Le explique a Ezra toda la situación. Los planes de Mengele, el suero, lo que me había hecho de bebe y lo que planeaba hacer. Que tenían que escapar porque quería la piedra, que tenían que esconderla. Se negó, dijo que ya no la tenían.

- Cuando te devolvimos la vida, usamos la piedra para ello, pero por alguna razón la absorbiste. Ha estado dentro de ti desde entonces.

Darle mi sangre a Mengele sería darle la piedra misma. Por eso empecé a tener poderes, no por el suero, era la piedra ¿Cómo carajo me la saco?

- pero… -Ezra poso sus labios en los míos de la nada. Quedé impactada al principio, pero después le correspondí. Sus labios eran suaves. Después de casi un minuto, nos separamos, me mira a los ojos y dice:

- he querido hacer esto desde que caíste sobre mí- y se marchó.

¿yo besando a Ezra? A mí me gusta Calev, eso creo ¡carajo! No podía quedarme ahí y pensar en tonterías. Tenía que ayudarlos, sino terminaran muertos. Así que, a pesar de que me costó mucho encontrar una salida, tenía que volver de nuevo al maldito sótano. Para mi sorpresa, la estúpida puerta estaba cerrada. Me congele al ver por la ventanilla a Calev tirado sobre un enorme charco de sangre y a Ezra amarrado a la silla en donde me encontraba antes. Golpeaba la puerta con todas mis fuerzas, como una demente, pero no lograba abrirla. Vi al doctor insertarle a Ezra la intravenosa. Intente entrar con una descarga eléctrica como las anteriores, pero no tenía ni idea de cómo hacerlo. Fui tomada por el cabello y arrastrada hacia la habitación ¿Cómo carajo la abrió y yo no?

- Por favor, toma asiento. Terminare pronto con él.

El tipo me lanzo contra una silla. Era el que casi mataba a Ezra y Calev. Era morado, sumamente grande y musculoso con ropa militar nazi. Me recordaba a Bison de Street Fighter. Hasta con todo y capa.

- ¡Calev! ¿estás bien?

- Esta muerto-dijo Ezra con voz apagada.

¿Calev estaba muerto? ¡imposible! No quería creerlo, aunque lo veía con mis propios ojos. Quería hacer algo al respecto, pero temía que el simio morado me rompiera el cuello, sin mencionar a los otros homúnculos que estaban ahí, no podríamos con todos.

- puedo salvarlo-le dije a Ezra.

- ¡cállate Ana!

- y ¿Cómo se supone que harás eso querida? -pregunto el doctor.

- se dónde está la piedra. Ellos la han tenido siempre, la he visto- mentí.

- ¡Ana, no!

- está dentro de mí. no sé cómo, pero está dentro de mí.

- entonces la sacaremos.

¿tenía un plan? Claro que si ¿saldría bien? No tengo idea, posiblemente todos moriríamos, pero al menos Mengele no obtendría nada. Solo tenía que sacar a Ezra y a Calev. me había dado cuanta que solo estaba inconsciente, no muerto. Ezra solo lo dijo para que Mengele lo dejara en paz. Use mi telepatía para avisar mi plan, obviamente a él no le pareció, pero no tenía mucha opción, los sacaría de ahí quisieran o no. Con mi telequinesis. Quite las amarraduras de Ezra. Todo iba bien, mis poderes aun no me traicionaban. Mientras el doctor alistaba sus herramientas para diseccionarme, Ezra se escabullo para tomar a su hermano y ver que estaba bien. Avise mentalmente que salieran de ahí pero no quiso hacer caso. Me enfadé, así que, al estilo Carrie, los saque a los dos volando de ahí y cerré todas las puertas. Nadie entraría ni saldría. El idiota purpura se dio cuenta, pero no podía salir de la habitación. Mengele gritaba que fuera tras ellos. Podría matarlo rompiéndole el cuello, pero no impediría que Bison fuera tras ellos. Por lo que investigue de la piedra, se puede llegar a fragmentar cuando es cargada de energía negativa. Si Mengele la toca seguro explotara. Ese hombre es maldad pura. Tendré que ser lista para poder salirme con la mía.

- deja que se vayan. Te daré la piedra. Lo que tienes que hacer es dibujar unos símbolos de transferencia de cuerpo con tu sangre.

- ¿por qué hacer eso?

- tu sangre está contaminada con la de otro. La piedra es pura. Necesitas un cuerpo nuevo para habitarlo.

Lo convencí. El símbolo estaba puesto en el suelo con sangre. Aunque mi plan contaba con que Mengele no fuera tan buen alquimista como Ezra y Calev. Estaría firmando su propia sentencia.

- ¿ahora qué? -pregunto impaciente.

- cambiaras de cuerpo conmigo

- ¿Qué?

- la piedra ya está dentro. Solo tiene que transferir tu alma a mi cuerpo y listo.

Miré a Ezra y abrí la puerta. Le dije que entrara y que hiciera el hechizo. Logre ver a Calev consiente, pero débil. Estaba de acuerdo con lo que estaba haciendo, aunque eso le costara la vida. Ezra, a regañadientes, activo el símbolo. Una luz emergió de él y comencé a sentir como mi cuerpo se descomponía al igual que el de Melenge. Sentía que me desgarraban el alma lenta y profundamente. No lo soportaría más, pero tenía que acabar con todo esto. Me perdí.

Tenía un dolor de cabeza espantoso. Más que el de una resaca ¿acaso estuve en medio de una pelea de bar? Me di la vuelta y me asusté al ver a un tipo acostado a mi lado en la cama. Lo mire bien y se trataba de Ezra, pero completamente diferente. Su rubio cabello se había oscurecido a un color castaño. Me le quede viendo como una tonta y me acerca más a él para cerciorarme. Toque su bello rostro y despertó. Sus ojos eran café claro y su mirada triste.

- lamento mucho lo que hice. Calev me lo pidió-le dije casi sollozando.

- lo sé. El me lo dijo-me limpio las lágrimas con sus suaves manos y me beso con delicadeza y pasión-. Nada es eterno Ana. La piedra se estaba fragmentando por el tiempo en que la usábamos. Iba a pasar de cualquier modo. Todo regresaría a su estado normal; yo vivo y el muerto. Fue su decisión. Ahora está en paz al igual que yo estando a tu lado. No puedo estar mejor.

Mi tristeza desapareció en el momento en que él y yo nos volvimos uno. No tenía idea de cómo habíamos terminado de esta forma, pero por el momento no importaba. Éramos felices y queríamos que siguiera así. por siempre.

Desaparecí dos días. Mi familia estaba más que preocupada. Mentí en toda mi declaración. Que había sido secuestrada por no sé quién y que me tenía en tal lugar. Que escape y me toparme con Ezra quien me trajo a casa. La policía no lograba comprenderlo, pero no importaba mucho. Estaba a salvo.

Ezra me contó lo sucedido. El plan que Calev había compartido conmigo telepáticamente había funcionado (su idea, no mía). Al momento de cambiar cuerpo con Mengele, perdió su alma debido a la ley de equivalencia por la que se guía no la alquimia. Al tener yo la piedra, era más fuerte, así que su vida no era suficiente para hacer el intercambio.

Los gemelos se habían vengado. Aunque ya no teníamos poderes debido a que la piedra se destruyó por el rebote de transmutación, Ezra aun podía hacer hechizos, después de todo era un alquimista, y aun teníamos el deber de luchar contra las fuerzas que amenazaban nuestras vidas. Esa era nuestra misión. Ezra estaba en desacuerdo con que yo lo ayudara, pero yo no me quedaría preocupada en casa esperando a su regreso, así que nos volvimos compañeros.

Puedo decir que es difícil la doble vida que llevo. Al principio no creí poder cargar con ambas, pero tenía al hombre que amo a mi lado para soportarlas. No era algo prohibido. Solo tomamos el papel que la vida nos dio. Elegí conservarlas y las acepté. Y por ahora, hasta el día de hoy. Los únicos que se quejan de ellas, son a los que cazamos.

FIN…

Seguir leyendo

Quizás también le guste

Otros libros de Itzel Moreno

Ver más
Capítulo
Leer ahora
Descargar libro