Me levanto y entro en la oficina cerrando tras de mÃ. -¡Intento de ser humano! ¿Quién se cree que es?«reclamo nada más entrar. -¡Tu jefe! Cosa llamada mi secretaria. -¿¡¡Me acabas de llamar cosa!!?«pregunto indignada, como se le ocurre decirme cosa. -¡SÃ! Ese calificativo va contigo a la perfección. ¡Descerebrada! ¿Cómo se te ocurre ponerle sal al café? - Es que se les acabó el matarratas«contesto tranquilamente»¡Y tú! ¿Cómo osas meterte con mi comida estúpido? ¿Vinagre? ¿Es en serio? No me digas que es tu manera de admitir lo ácido que eres. Energúmeno. -Pueden parar ya, ambos le hicieron una broma al otro, listo. No tienen porque reclamarse, actúen como las personas adultas que son y déjenlo estar. -¡¡¡Cállate!!!«gritamos al mismo tiempo mirando a Mikel. Este levanta ambas manos en señal de rendición. Pasamos la última media hora discutiendo y a la única conclusión que llegamos, fue que esto todavÃa no ha terminado. Si, lo sé, en este punto te preguntas si tenemos cinco años. Pero en mi defensa, tengo que decir que es insoportable trabajar con un cavernÃcola, que se cree el rey del mundo. Y por si fuera poco, el universo se burla de mà poniendo a un puto adonis como mi jefe y querido vecino. Aunque sé que está mal, mis instintos asesinos me dicen que le voy a hacer un inmenso favor a la humanidad poniendo arsénico en el café, que me hace ir a buscar al otro lado de la ciudad. Pero veo esos ojos, y me acuerdo que la comida en la cárcel es asquerosa y por el momento me planteo no ahogarlo con una almohada mientras duerme. Entonces cuando por fin voy por mi merecido almuerzo, su voz de dios griego suena interrumpiendo mi salida. -Alaska querida bruja de mi corazón, necesito que vayas a mi casa y me traigas unos papeles que dejé. ¡Será cretino!
CapÃtulo 1 La Bruja
Alaska Elizabeth Dawson Komarova:
Edad: 23 años
Tez: blanca
Cabello: Negro azabache
Estatura: 1,75m
Cuerpo: tonificado, con curvas
Rostro: hermoso (cosa que no pienso admitir fácilmente)
Sonrisa: un rayo de luz capas de iluminar el dÃa más oscuro
Labios: un manjar de los dioses
Una mujer que hace que volteen a verla cuando camina, capaz de llevar hasta la ropa más mediocre y lucir increÃble. En fin como digna protagonista de novela, porque si, todas las protagonistas tienen un fÃsico comparable al de Jesica Palvin y un rostro libre de imperfecciones como cualquier actriz, asà que la principal autora de mi desdicha no puede ser menos que tentación hecha mujer. Con cara de ángel y el diablo en persona. La mujer más testaruda, orgullosa y presuntuosa del mundo. El temperamento más fuerte que he visto. Sarcástica hasta el final y con una lengua viperina. Dice lo que piensa y sin filtro de ningún tipo. Mi mayor tormento, también conocido como "mi querida y dulce" asistente personal. Y la causa de que todos los dÃas, deba recordar que son unos cuantos años en la cárcel por homicidio si la tiro de la azotea. Pero con esa bruja nunca se sabe, estoy seguro de que si la lanzo sobrevive, y viene a hacerme la vida imposible otra vez. Y lo peor de todo es que no puedo deshacerme de ella si no renuncia. Pero la mujer prefiere cualquier cosa a dejarme ganar, por eso he decidido hacer de su existencia lo más miserable posible, aunque hay que reconocer que tengo por adversaria a Hades en el cuerpo de una chica. Advertencia: jamás te metas con su comida, jamás, a menos que quieras sufrir de sus ocurrencias, como secuestrar a mi perro por una semana y exigir helado gratis por un año a modo de rescate. Mi vida se volvió patas arriba cuando un tornado llamado Alaska Elizabeth Dawson llegó a ella para quedarse.