Marcos un joven abogado después de divorciarse porque su esposa le fue infiel conoció a una camarera llamada Emma la que lo dejó cautivado pero no será fácil poder llegar a tener un final feliz
-"¡ya no te amo!" Dijo Marcos con vos ronca y lleno de furia,
después de que su esposa la señorita Stella Bornich suplicara su perdón, no era
fácil para él perdonar una segunda infidelidad de la mujer que le había llevado
5 años muy preciado de su vida.
Pero está vez no podía darse el lujo de darle una
oportunidad, es mas, su orgullo ya no se lo permitiría.
Ella aún llorando de forma desenfrenada postrada frente a él.
"¡no lo volveré a hacer! ¡Te amo!".
Esas palabras entraron como puñal a sus recuerdos, ya lo
había dicho en otra ocasión, justo después de ser descubierta por un mensaje de
texto que su amante le había enviado.
En aquel entonces Marcos un hombre paciente y con mucho amor
hacia ella decidió perdonar, ya que ¡un error lo comete cualquiera! pensó.
Ya habían pasado 8 meses de esa situación, Pero ahora era
diferente, ¡esto había sido peor! El la había encontrado en el acto más nefasto,
en su propia cama matrimonial.
Ese día él no se había sentido bien en su trabajo, había
comido algo que le cayó mal, entonces decidió irse temprano a casa, lo que al
final sería una buena idea o mala idea depende la perspectiva.
Al llegar su puerta
estaba sin llave, así que no hizo ruido al ingresar a su hogar, solo que antes
que el se anunciara a su amada esposa se escuchó un sonido, algo que para él le
resultó familiar, ¡era un gemido! de nada más y nada menos que ella Stella.
sin decir una palabra
se dirigió a su dormitorio, al apoyarse en el lumbral se percató que
efectivamente era ella, él simplemente quedó en silencio, esperando que ella lo
viera, después de un rato su acompañante se percató de su presencia y le
advirtió a Stella, cuando ella giró su cabeza, estaba parado observando con un
rostro sin expresión, solo le dijo al verla a los ojos,
"recoge tus cosas, esta ya no es tu casa".
A lo que ella desde ese mismo momento empezó a llorar.
eso había pasado hacia aproximadamente treinta minutos, yella seguía en la misma posición llorando y clamando su perdón.
"basta" dijo un montón de veces Marcos, Pero ella parecía siempre sacar más disculpas y excusas que para él no eran suficientes, ya no
había nada que arreglar, el era un hombre fiel amoroso y dispuesto a dar todo por su familia y no se merecía tal acto tan ruin de su parte.
Se conocían hacia unos 6 años, eso fue en una fiesta del
bufete de abogados que tenía su padre, el cuál él también trabajaba ahí, ella era de otro bufete era secretaria.
Él un abogado con muy buena reputación, muy respetado, lo suyo no fue amor a primera vista, Pero se cruzaron varias veces después de ese día, tanto que se hicieron amigos.
Una noche después de una salida a una cena se entregaron a la pasión, donde después de esa noche decidieron que empezarían a salir,
ella era muy hermosa, su pelo ondulado y dorado caía de forma muy delicada por
su espalda, su cuerpo aunque era delgada tenía una figura de reloj de arena, que ella con su vestimenta sabia sacar partido muy bien, unos ojos color verde intenso y unos labios rosa bien jugosos, era imposible que un hombre no la
viera y quedara impactado.
Pero todo ese ser le pertenecía a él Marcos Anderson, un hombre muy distinguido, con un porte envidiable, su pelo negro, ojos grandes color café y un físico claramente
ejercitado, lo que cualquier mujer desearía.
Aunque al parecer todo lo vivido había quedado en el pasado, ella no le pertenecía como antes y el hecho había estado a la vista.
El no quería un escándalo, solo quería que se termine de la forma más discreta posible, así que su plan era que ella se vaya sin explicaciones y cada uno haga una nueva vida solos o acompañados, era algo que a él no le preocupaba.
Después de un buen rato ella se levantó al ver qué la actitud de Marcos no cambiaba, y se sentó en la cama, él por otra parte
aprovechando que ella estaba callada dijo.
"no quiero que esto se sepa, simplemente vete y haré de cuenta que nunca pasó, guarda algo de dignidad y ya no me busques".
se dio vuelta y se fue dejándola sola.
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