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Cásate Conmigo

Cásate Conmigo

Axel2931

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Capítulo

Marcus Santoro, el CEO más rico y poderoso de la ciudad, es conocido por su éxito implacable en los negocios y su extrema aversión a las mujeres. A pesar de ser codiciado por muchas, Marcus guarda un profundo miedo hacia el sexo opuesto, una fobia que ha controlado su vida personal por años. Sin embargo, su mundo cuidadosamente construido se desmorona una noche cuando es víctima de una trampa elaborada por sus enemigos. Drogan a Marcus y lo hacen pasar la noche con una mujer desconocida, que también fue manipulada para ser parte del plan. A la mañana siguiente, en lugar de sentirse furioso o traicionado, Marcus se encuentra intrigado y profundamente atraído por aquella misteriosa mujer. Por primera vez en su vida, el miedo que solía dominarlo es reemplazado por una emoción nueva: el amor. Sin embargo, ella desaparece sin dejar rastro, lo que lo lleva a iniciar una búsqueda incansable para descubrir su identidad. A medida que investiga, Marcus descubre que la mujer también fue una víctima en esta conspiración, y ahora está decidido a no solo protegerla de aquellos que intentaron utilizarlos, sino también a convertirla en su esposa. Este inesperado romance cambiará la vida de Marcus para siempre, mientras lucha contra enemigos poderosos, enfrenta sus propios miedos, y se embarca en una aventura para recuperar a la mujer que ha transformado su corazón.

Capítulo 1 Inicio

La luz del sol se filtraba a través de las cortinas medio cerradas, bañando la habitación en un tenue resplandor dorado. Marcus se despertó con un dolor de cabeza punzante que parecía latir al ritmo de su pulso. Su boca estaba seca y su cuerpo pesado, como si hubiera corrido una maratón o, peor aún, como si hubiera pasado la noche en una trampa bien diseñada.

Se incorporó lentamente, tratando de calmar el mareo y el malestar general. Miró a su alrededor y notó que se encontraba en una habitación que no reconocía. La decoración era moderna y elegante, pero no era su estilo. El aroma de un perfume desconocido flotaba en el aire, y al voltear, vio a una mujer dormida en la cama junto a él.

Su corazón se aceleró al ver a la mujer a su lado. Tenía el cabello suelto y desordenado, y su rostro estaba parcialmente cubierto por las sábanas. Marcus intentó recordar cómo había llegado allí, pero los recuerdos de la noche anterior estaban nublados, como fragmentos de un sueño extraño.

La primera reacción fue el pánico. Sentía una mezcla de rabia e inquietud al darse cuenta de que lo habían drogado y manipulado para pasar la noche con una desconocida. Se levantó con dificultad y se dirigió al baño en busca de algo de agua, intentando despejar su mente.

Mientras bebía un vaso de agua, su mente se revolvía en torno a la situación. A pesar del enojo que sentía, había algo más en la forma en que miraba a la mujer dormida. No era solo la sorpresa de la traición; era una curiosidad que no podía negar. Algo en esa mujer, incluso sin conocerla, le había dejado una impresión duradera.

No podía negar que había un magnetismo en ella, algo que lo había cautivado incluso sin su consentimiento. No era la primera vez que se encontraba en una situación complicada, pero esta era diferente. La conexión inexplicable que sentía lo desconcertaba. A pesar de la intrusión y la manipulación, una parte de él deseaba saber más sobre ella. ¿Qué había hecho que esa noche fuera tan memorable, a pesar de que él no recordaba casi nada?

Marcus se vistió con rapidez y se acercó a la ventana. Miró el paisaje urbano desde el piso alto del edificio, tratando de organizar sus pensamientos. El sol brillaba con una luz que parecía burlarse de su confusión. Su mente estaba llena de preguntas sin respuesta: ¿quién era ella? ¿Por qué lo habían atrapado en esta situación? ¿Qué sucedió exactamente la noche anterior?

Finalmente, decidió que necesitaba respuestas. No podía simplemente irse y olvidar lo que había pasado. La idea de enfrentarse a la mujer que había compartido su noche le parecía una locura, pero no podía dejar de pensar en ella. No era solo por la curiosidad, sino porque había algo en esa experiencia que lo había marcado de manera inesperada.

Con una mezcla de determinación y resignación, Marcus regresó a la habitación. La mujer seguía dormida, ajena a su presencia. Se inclinó sobre ella, sintiendo una extraña mezcla de ternura y urgencia. Sabía que encontraría respuestas, y tal vez, al hacerlo, también encontraría una forma de reconciliarse con lo que había ocurrido y con la enigmática conexión que había surgido en la noche perdida.

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Rubí, por otro lado, llegó a su casa totalmente devastada. El cansancio y el dolor eran evidentes en su andar. Al entrar, su hogar se sentía más vacío que nunca, y el peso de la noche anterior caía sobre ella como una losa. La trampa que le habían tendido no solo había sido física, sino emocional. A pesar de su agotamiento, sentía una necesidad imperiosa de entender lo que había pasado y por qué. La confusión y el desamparo la envolvían, pero el pensamiento de que había una conexión inexplicable con Marcus la mantenía en pie.

Rubí caminó hasta el baño con torpeza, aún tenía la mente aturdida y mientras se acercaba al espejo del lavamanos, pudo notar las marcas rojas y purpuras que tenía en todo su cuerpo. No pudo soportar las ganas que tenía de llorar y gritar mientras maldecía su destino.

No quería odiar a Marcia, pero era exactamente lo que estaba haciendo en ese momento. Sí ella quería la familia Gibson para sí sola, ¿Por qué no la tomaba de una vez por todas?

Hace veintisiete años, Marcia había sido cambiada por otra niña la cual murió horas después. Le dijeron a la familia Gibson que su hija primogénita había muerto, pero esto no era real.

Marcia se había criado con una familia de bajos recursos, los cuales no estaban esperando ser padres con tan poca edad. Tratando con crueldad a su única hija, la cual, aparte de tener carencia de amor, fue criada con solo el sentimiento de avaricia, creciendo en un ambiente de hostilidad y desprecio.

Por cosas del destino, hace un año sus padres encontraron a Marcia. Ella supo adoptar una apariencia lamentable y de debilidad frente a todos, que poco a poco marcó el comienzo de la imperiosa tragedia de Rubí.

La prestigiosa cadena de negocios de la familia Gibson era administrada conjuntamente por ambas hermanas, sus padres no querían hacer diferencia, pero en la realidad no era un secreto para nadie que los señores Gibson tuvieran afinidad por su hija mayor.

Para ellos, Marcia había vagado por el mundo, llena de dificultades y carencias. ¿Cómo podía culparlos por quererle dar todo a manos llenas a su hija perdida? Aunque en el fondo de su corazón, Marcia solo estaba buscando deshacerse de su hermana, celosa por lo que ella sí había tenido desde el principio.

Rubí estaba cansada de su familia de dos caras y fue así como decidió mudarse mientras trabajaba repartiendo comida a domicilio. Esa noche, Marcia le dijo que le llevara urgentemente un pedido de comida a ese hotel, donde se supone ella se encontraba.

No quería hacer suposiciones respecto a su hermana, pero tampoco creía que todo esto fuera una coincidencia. Rubí quería enfrentarla y que le diera una explicación de todo lo que había ocurrido.

Entonces recordó lo que pasó hace una noche.

Los besos y caricias de aquel hombre al que no conocía la dejaron en shock, sin embargo, no podía moverse con naturalidad, su visión nublada ni siquiera le permitían ver el rostro de la persona que estaba con ella.

Trató de decir alguna palabra para que se detuviera, pero gemidos fue el único sonido que salió de su boca. El entorno oscuro a su alrededor la hundía a un más en esa situación de la que no tenia control.

Hizo lo mejor que pudo para reprimir su miedo y el pánico que poco a poco se estaba apoderando de su ser.

Rubí solo alcanzó a notar aquellos ojos fríos, despiadados que la observaban como si fuera una presa, lo que la hacía sentirse irremediablemente inquieta.

Sintió como los labios de aquel hombre se juntaron con los suyos con una fuerza que la dejó sin aliento. El aura fría del desconocido le hicieron saber que no tenía escapatoria ante aquel destino.

¿Cómo es que había llegado hasta ahí? Se preguntó y la imagen del rostro de su hermana fue lo único que le vino a la mente cuando su conciencia se nubló.

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Cuando Rubí despertó, ya era de madrugada. Se sentó en la cama, en aquella habitación oscura, solo iluminada por la luz de la luna, dejándola ver al hombre plácidamente dormido, boca abajo, junto a ella.

No lo pensó dos veces cuando se puso de pie con rapidez, buscando su ropa que se encontraba en el suelo, vestirse y huir del lugar sin pedir o dar alguna explicación.

Rubí regresó a su pequeño departamento con mucha dificultada. Miró su celular, tenía muchas llamadas perdidas de la casa de sus padres. Eso no era buena señal, acto que le provocó muchas molestias en la cabeza.

Aventó el pequeño aparato en algún lugar de su cama antes de desplomarse en ella y cerrar los ojos, recordando lo que le había pasado. Sus manos temblaban mientras se aferraba a las sábanas, tratando de contener el torrente de emociones que la invadía. Era casi como si se encontrara en un sueño, un sueño que se había vuelto realidad y que no podía distinguir del todo.

¿Por qué estas cosas siempre le pasaban a ella? Simplemente había ido a aquella habitación para entregar un servicio de comida. Ese hombre... ¿Quién era ese hombre en primer lugar? Su mente divagaba, pero ninguno de sus recuerdos tenia la imagen clara de aquel sujeto. Era totalmente desconocido para ella.

Pero la idea de que aquel hombre fuera cómplice de su hermana se colmó en su mente.

Estaba tan confundida y tal vez no estaba pensando bien las cosas, pero Marcia solo le había complicado la vida desde que regresó a la familia. Desde hace un año, Marcia solo quería acabar con ella y hacerlo por una razón que no conocía. Se suponía que era su hermana, pero no daba indicios de que la considerara de esa manera.

¿Qué le había hecho?

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Quería que sus padres por fin pudieran ver como era Marcia en verdad y que se deshiciera de la mascara de inocencia que llevaba en el rostro. Definitivamente tenía que pagar por lo que le había hecho.

Con pasos rápidos, Rubí se dispuso a darse una ducha y cambiarse de ropa antes de subir a su auto y conducir hasta la casa de los Gibson. Quería que Marcia se atreviera a mentirle en la cara, ya que no creía que fuera capaz de hacerlo. Pero lo que realmente le importaba, era saber quien era el hombre con quien la obligó a pasar la noche.

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