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La hija secreta del ceo

La hija secreta del ceo

giannaviterilibros

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Capítulo

Aitana se acostó con Sebastian Belmonte en una noche de tragos, sin siquiera caer en cuenta del hombre poderoso que era y que sus familias llevaban en una constante guerra de negocios durante años. Así que tuvo que ocultarle que quedó embarazada y alejarse de él de inmediato. Seis años después, el abuelo de Aitana ha muerto y eso significa que ella puede decirle la verdad a Sebastian. Pero nadie en la familia Belmonte parece contento de compartir sangre con la familia Ferrer, y ahora su segunda oportinidad en el amor es casi una imposibilidad. ¿Podrán superar todos los obstáculos y estar juntos o la hija secreta del ceo nunca será más que un secreto ante los ojos de los demás?

Capítulo 1 Aquella noche

Aitana soltó un suspiro de cansancio mientras bebía un poco más del trago que le había servido aquel chico del bar. Estaba decepcionada puesto que el chico que le gustaba en la universidad al parecer tenía novia y ella no había hecho más que ilusionarse como una tonta.

—Empiezo a creer que estás demasiado borracha, deja de beber por el amor de Dios. Luego podría ocurrir una desgracia y no busco que me eches la culpa ¿Quedó claro Aitana? —Ariadna le dijo con molestia.

—Estoy bien, no tienes que preocuparte por mí. Puedo cuidarme sola.

—Señorita, le han enviado esta bebida...—El bar tender le indicó con una sonrisa.—Y antes de que me pregunte, se trata del hombre de traje azul de allí.

La joven se sorprendió al notar que un hombre tan atractivo físicamente le había enviado una bebida.

"Existen demasiados peces en el mar y tú te estás echando a morir porque uno solo no te preta atención."

—¿Podrías agradecerle de mi parte? —Le pidió, su ánimo se elevó de inmediato.

—¿Con qué eso es lo que necesitas amiga? No pienso negarte en la cara que el hombre que te envió este trago luce guapísimo, pero, recuerda bien que a tu abuelo no le gusta que llegues tarde a casa.

—Tengo veinte años, no soy más la niña a la que puede controlarle la vida completa. Mi abuelo cree que puede controlarnos a todos como unas marionetas, como si todos fuéramos piezas que participan dentro de su enorme imperio. —Soltó con rabia, en ocasiones estaba harta de las actitudes de su abuelo. Sin pensarlo, tomó la bebida que el hombre le había enviado.

—Si te digo quién viene hacia aquí, no me lo vas a creer...—su amiga mencionó con un tono de emoción.

La muchacha se puso nerviosa mientras caía en cuenta que se trataba del hombre guapo. Se arregló el cabello con las manos lo más rápido posible, y buscó su bálsamo labial en su bolso para ponérselo.

—Buenas noches señorita...Vi que aceptaste mi bebida, mi nombre es Sebastian. —Apenas se presentó, Aitana se enamoró a primera vista de él. El joven tampoco podría decir lo contrario puesto que se sentía de la misma manera.

—Buenas noches, sí...Me llamo Aitana, muchas gracias por la bebida. —Le agradeció con una sonrisa llena de coqueteo, con la mirada le hizo un gesto a su amiga para que la dejara sola. Por suerte entendió y la dejó solo con aquel hombre.

El recuerdo de aquella noche no es del todo lúcido. Apenas recordaba que compartieron un par de besos que los hicieron abandonar la discoteca para buscar un lugar mucho más privado.

La pasión que existía entre ambos sin duda no era de este mundo. Los roces que habían entre ambos se convirtieron en caricias que marcaron la piel del otro para siempre.

Habían tenido sexo durante toda la noche, y al despertar a la mañana siguiente, llenos de verguenza por lo sucedido, solo se despidieron del otro para poder continuar con sus vidas como si nada de eso hubiera pasado.

Y no tendría porqué haber sido mucho más que sexo de una noche, pero, ninguno de ellos había usado protección debido a que apenas tenían la conciencia para haber llegado a la habitación de hotel. Ambos siguieron con sus vidas, él por su parte se graduó de la universidad como economista y ella siguió con la carrera que la apasionaba de verdad; odontología. Todo iba bien, hasta que casi dos meses después ella comenzó a sentirse mal, presentando leves síntomas de embarazo.

Con mucho miedo, le dijo a su amiga Ariadna que comprara una prueba de embarazo para ella, puesto que si iba a un hospital y mencionaba su apellido cualquiera se daría cuenta de quién se trataba, llegando a decirle a cualquiera de su familia y ese sería su fin.

Se hizo la prueba y esperó un par de minutos para obtener el resultado, Ariadna se acercó a ella temblando.

—Lo siento mucho amiga...Estás embarazada, la prueba es positiva —le dijo con pesar, no podía evitar preocuparse por lo que iba a ser de la vida de Aitana a partir de ese instante.

—¿Qué hago dios mío? Acabo de arruinarlo todo...—Comenzó a llorar con fuerza al imaginar como iban a terminar las cosas como ella. Tendría que dejar su carrera universitaria, la gente la miraría con curiosidad, iba a tener que dejar sus sueños de lado y sobre todas las cosas, los miembros de su familia se decepcionarían mucho.— Mi abuelo, abuela, tíos, e incluso mi hermano, van a matarme...¿Cómo pude haberme quedado embarazada?

—Sé que tal vez no es el momento, pero...¿Sabes quién es el padre? —se atrevió a interrogarle.

—El padre es sin duda el hombre que conocí en el bar...

—Vas a tener que buscarlo, juntos al menos podrán buscarle una solución a esto. Es el mejor consejo que puedo brindarte ahora mismo. —Le dio un beso en la frente y la abrazó con fuerza. —Pase lo que pase, siempre podrás contar conmigo.

Asintió, luego de hacer un par de averiguaciones entre ambas y que Aitana se calmara, es decir que dejara de llorar, supieron que varios compañeros de la universidad conocían a dicho hombre.

Una vez calmados sus nervios, Aitana corrió a buscar a Gabriel, un estudiante de economía de tercer año.

—Hola Gabriel —le saludó con una sonrisa.

—Aitana, qué bonita sorpresa verte por aquí...¿Necesitas que te ayude en algo? —le preguntó de manera directa. Al fin y al cabo, ambos no eran tan cercanos.

Aitana asintió, deseaba terminar con todo eso de inmediato.

—¿Conoces al hombre con el que estuve bailando toda esa noche? Esa noche donde todos nos pasamos de tragos en la discoteca Lights. —Le preguntó a Gabriel, esperando que este pudiera, aunque sin ser consciente de ello, ayudarla a hallar la identidad del padre de su bebé.

—¿Me dices sobre el hombre con el que te pasaste bailando como loca y luego te desapareciste? —Se burló de ella.

—Apenas recuerdo que tú estabas con él ese día, hay cosas que no recuerdo muy bien que digamos, así que eres el único que puede darme su nombre.

—De acuerdo, te voy a decir el nombre de ese hombre...Sin embargo, debe quedarte bien claro que me deberás un favor.

—¿De cuántos billetes hablamos? No me gusta deberle un favor a nadie —Evidentemente estaba perdiendo la paciencia que le quedaba.

—No me deberás nada Aitana, te considero como persona. El nombre del chico es Sebastian Belmonte, y como te estarás suponiendo, sí es uno de los herederos de la empresa que domina la industria alimentaria.

Su rostro palideció al escuchar aquella respuesta que no esperaba en lo absoluto.

Los ojos se le llenaron de lágrimas y comenzó a temblar de impotencia.

Estaba embarazada, y como si eso ya no fuera suficiente, el padre de la criatura que ahora llevaba en su vientre era Sebastian Belmonte, parte de la familia a la que su abuelo odiaba a muerte.

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