Login to ManoBook
icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon
5.0
calificaciones
18.6K
Vistas
60
Capítulo

Amores que se volvieron a encontrar, pero todo vuelve a cambiar cuando el Ejército de Benjamín Walton, la Medicina de Diana Santos, Sofía Sandoval y la Mafia que domina Arnaldo Benzema crucen sus límites y sus caminos y se vuelven uno para llegar a Legendaria, aquel cargamento que los hará derramar Sange, sudor y lágrimas que los hará renunciar a sus principios y a sus juramentos.

Capítulo 1 Caminos que vuelven a cruzarse

La noche se sentía tan tranquila, pero la tranquilidad es la cama del inicio en donde todo cambiará, en dónde el Ejército de Benjamín Walton, la Medicina de Diana Santos y Sofía Sandoval, además de la Mafia que domina Arnaldo Benzema cruzarán sus límites, para llegar a Legendaria, amores que vuelven a encontrarse, pero por el camino se vuelven a perder para encontrar un amor real y doloroso.

LEGENDARIA

Ella observaba cómo Martín fumaba más de lo normal su novio con quien llevaba más de 3 años de relación— ¿Qué te sucede? - Diana no pudo evitar no realizar aquella pregunta al ver que su novio parecía bastante ansioso, pero no había recibido ninguna respuesta - Joder Martín piensas que estoy pintada aquí— Diana se había enojado, pero para su sorpresa el Joven estaba con lágrimas en los ojos cuándo le dedicó una mirada.

— ¡Diana! - Expresó en voz baja, incluso su voz se escuchó temblorosa - He cometido un error muy grande— Expresó Martín.

— ¿Que puede ser tan grave? - Sus ojos avellana miraron al Joven.

— Esto que he hecho - Martín se detuvo solo en ese momento Diana sintió que algo no andaba bien y su corazón empezó a latir de manera anormal - Diana, hay una mujer que dice estar embarazada de mí - aquello detonó que los ojos de la mujer se llenarán de lágrimas de manera inmediata— Perdóname— Martín se acercó a ella, pero Diana retrocedió.

— No te acerques a mí - Las lágrimas ya eran incontrolables y el dolor que ella estaba sintiendo no tenía adjetivos para ser descritos - Piensas que lo que acabas de decirme es como dar la hora, Martín, joder, me estás diciendo que una mujer puede estar embarazada de ti.

— No es seguro - El hombre se defendió.

— ¿Usaste protección? - Martín frunció el ceño al escuchar aquella pregunta, pero negó con la cabeza aquello significaba que no se cuidó.

- Entonces eres tan estúpido para decirme que no es seguro, por favor, eres un maldito cobarde, me engañaste, me engañaste y no tengo idea de cuántas veces lo hayas hecho, has tirado todo lo nuestro por el piso, lo has roto, te di mi confianza - Diana cayó al suelo llorando aquella era la única manera que ella tenía para desahogarse.

— Perdóname - Volvió a expresar Martín acercándose a su novia.

— No Martín esto ya no va más— Solamente ella sabía que esa decisión estaba quemándola por dentro - ¿Cómo piensas que yo voy a mirar a tu hijo sabiendo que fue producto de un engaño, crees que será fácil para mí? - Diana se puso de pie secándose las lágrimas- Llámame egoísta, pero no puedo aceptar a un niño que fue concebido a espaldas de mi felicidad, ve y busca a la mujer para formar una familia.

— Pero te amo - Martín también estaba llorando.

— Quien ama no engaña Martín.

— Ella se aprovechó de la oportunidad, estaba tomado y.

— No me interesa los detalles - Con aquellas palabras Diana salió eran las 10 de la noche, las calles estaban siendo poco transitadas, pequeñas gotas de lluvia caían por su rostro.

— ¿A dónde vas preciosa? - Una voz que con tan solo escucharla erizo la piel de Diana - ¿Quieres compañía? - Los pasos se escucharon a espaldas de ella, Diana apuró sus pasos - No vas a escapar preciosa— luego de escuchar aquellas palabras Diana había hecho el intento de correr, pero sintió una pequeña corriente eléctrica recorrer su cuerpo - Quieta - Volvió a expresar el hombre el olor de alcohol que destila Mareo a Diana, pero no importo cuanto haya pataleado, o hecho el intento de gritar las súplicas no serían escuchadas, su cuerpo empezó a temblar deseando y anhelando desde lo más profundo que la historia no se repitiera, pero unos segundos después un fuerte golpe en la cabeza la había dejado un poco inconsciente se culpó ella sabía lo peligroso que era salir de noche, que prácticamente día a día las mujeres sois secuestradas y que sus cuerpos se encontraban en días o unos meses después tomar y destruir la vida de una mujer para sus agresores para sus agresores era tan fácil, ella no se imaginaba que está noche ella podría convertirse en una de esas víctimas, sus ojos aún no estaban cerradas completamente su cuerpo se sentía pesado y sentía que estaba siendo arrastrada ya estaban a unos metros de la carretera ella lo sabía por el poco ruido.

— Si cooperas la muerte no será tan dolorosa— Diana aún tenía dificultades para enfocar correctamente su mirada, pero cuándo logro lo que buscaba se lamentó hubiera preferido no ver el aterrador rostro del hombre - No todas las noches se tiene una clienta como tú— el hombre chasqueo la lengua, Diana analizó bien hasta que decidió propinarle una patada logrando desestabilizar al hombre y correr, corrió como pudo, pero aparentemente la suerte no estaba de su lado cuándo sintió que el tobillo se dobló, pero antes de que tocará el suelo las manos de alguien vestido completamente de negro la sostuvo, sus botas militares y el tapado que traía puesto era lo único que tenía visible.

— ¿Estás bien? - Su voz era ronca, Diana aún seguía temblando, ella, no podía ni siquiera imaginarse que volviera a vivir aquel calvario que le había tocado a los 10 años, pero al parecer el hombre había visto al agresor de Diana.— ¿Intentó abusar de ti? - Preguntó el hombre misterioso, Diana seguía sin poder articular ninguna palabra, pero el hombre rápidamente había entendido así que se acercó al hombre que intentó alejarse, pero con un disparo en la pierna cayó al suelo.

— Basuras como tú merecen infiernos como yo - Expresó el Hombre - Usted queda bajo Arresto Militar por intento de abuso y de la Cuenta del Coronel Benjamín Walton corre que te hundas - El hombre sacó las esposas del bolsillo de su tapado, llamando a su refuerzo para que viniera a llevar, .3 minutos tardo Alex Montero para acudir al llamado de su amigo.

— ¡Coronel! - Expresó el hombre mirando directamente los ojos oscuros como la noche del Coronel.

— Dile al abogado que quiero que se pudra en la cárcel por intento de Violación— Con aquellas palabras Benjamín se dio la vuelta, su tapado se levantó levemente por el viento - No te hará nada - Expresó en un Susurró el hombre.

— Gracias— Diana se había recuperado un poco.

— Vamos, te llevaré a la Base para levantar una demanda Formal.

No quiero - Benjamín al escuchar aquello frunció el ceño.

— ¿Por qué? - La voz del Coronel había cambiado drásticamente, pero Diana no le diría el secreto que guardaba, pero si sé ánimo a mirar a los ojos de su salvador, la mujer retrocedió al darse cuenta de que su salvador de este 13 de marzo era el mismo Demonio, Benjamín Walton excompañero de Preparatoria.

La mirada del hombre se posó en la mujer - Pero si es la dulce Diana Santos - Expresó Benjamín Walton con una media sonrisa logrando que Diana tragará saliva.

— Yo, yo le agradezco - Diana había tartamudeado la imponente figura masculina que tenía ante sus ojos, generaba cierto temor en ella.

— ¿Por qué no piensas levantar una denuncia? - Su mirada Oscura inspeccionó por completo a Diana.

— No quiero que al describir los recuerdos del hombre me golpeen, no quiero volver a sentir aquella sensación, no quiero volver a recordarlo— Diana dejó que las lágrimas recorran su encantador rostro.

— Te llevaré a tu casa Santos - Expresó el hombre - ¿O quieres que te lleve en la Casa de Martín? - Diana sintió que su corazón herido ya no podría soportar por mucho tiempo aquel dolor.— ¿Problemas de parejas? - Benjamín seguía hablando sin imaginarse que con cada palabra que él expresaba ella se rompía más, recordar que Martín estaba esperando un hijo con otra, cuando ella anhelaba ser la madre de los hijos de él.

— No quiero ir a mi casa y tampoco quiero ir en la casa de Martín - Respondió Diana en voz baja.

— Santos nos conocemos 6 años atrás compartíamos la misma Aula y otras cosas más— Benjamín sonrió— en 6 años tu noviecito aún no ha cambiado el juego duro mucho— Diana sintió un escalofrío recorriendo su cuerpo al escuchar las palabras del hombre vestido completamente de negro - Diana desde el último año de Preparatoria Patricia y Martín tenían relaciones ellos siempre te engañaron y si él se acercó a ti fue para follarse a tu amiga - Benjamín expresó aquellas palabras sin ninguna consideración— La mujer que está embarazada de tu novio es tu mejor amiga Patricia - Diana no sabía si gritar o llorar, pero antes de que reaccionará Benjamín continuó - Era técnicamente una apuesta si él anduviera contigo más de 3 meses ella sería suya se dejaría follar por él, eras la chica que todos llamaban la gorda o la Fea.

— Basta - Susurró Diana intentando de arrodillarse, pero Benjamín rápidamente lo impidió.

— ¿De qué te sirve arrodillarte? Su voz se escuchaba más dura - no entiendo cómo las mujeres son tan hábiles para una cosa, pero para otras son tan estúpidas - Diana, por su estado no se había dado cuenta de que las Palabras del Coronel tenían otro significado.

- ¿Por qué nunca me he dado cuenta, como dejé que me engañarán hasta el punto de convertirse en padres? - Diana se mordió el labio inferior.

— No tengo la menor idea, ella te daba señales y tú nunca las veías, noches de película terminaban en sexo, cuando él la llevaba desde tu casa a la Suya terminaba en sexo, incluso las aulas abandonadas de la Preparatoria tiene anécdotas, creo que eres lo suficientemente tonta para no darte cuenta - Diana se secó las lágrimas conocía a Benjamín y de aquellos labios carnosos nada buenos podría salir - No puedo decirte no llores porque técnicamente ya has llorado bastante hasta pareces un panda bebé.

— Diana sonrió a medias, puesto que tenía un sombreado negro al momento de venir en la casa de Martín y con las lágrimas definitivamente debería de parecer un panda bebé.

— ¿A dónde te llevo? - Volvió a preguntar Benjamín mirando el reloj que tenía en su muñeca.

— Creó que mejor me voy a mi casa - Respondió Diana, media hora después la Mercedes del Coronel transitaba por la avenida principal de una de las residencias más prestigiosas de la Ciudad.

— Santos no olvides que antes que todos debes ser tú - Diana no entendía a que se refería Benjamín, pero el vehículo ya había desaparecido, Diana dejó escapar un suspiro antes de entrar a su casa, aquel sitio que parecía todo menos una casa familiar su madre había fallecido cuando ella tuvo 3 años su padre solo vive en la Empresa y ella solamente parece un mueble más en la casa, cuando entro en su habitación nuevamente todos los recuerdos la golpearon, pero lo que más dolió fue saber de la traición de las dos personas que ella consideraba más importantes en su vida, pero ella no era una las princesas de los cuentos de hadas.

— Eres tonta Diana ¿En qué cabeza caía que un joven como Martín hace 5 años se fijaría en ti? - Diana volvió a llorar, esta vez podía hacerlo como ella no quería hacer, esta vez no se contuvo y el dolor consumía cada poro de su piel, los minutos pasaron y ella estaba tan metida en su dolor que ni siquiera se había dado cuenta a qué hora se había quedado dormida, pero el timbre de su celular la había despertado.

— Diana es urgente - La voz de su Guía de Prácticas se escuchaba al otro lado de la Línea.

— Si dime.— Respondió Diana.

— Necesito que vengas a mi Oficina de inmediato antes de las 8 de la mañana, nena esta oportunidad no lo debes perder y yo pongo toda la confianza en ti— Con aquellas palabras la llamada había terminado, Diana miró la hora era las 6:30 A.M. le daba tiempo suficiente para llegar al hospital en donde realizaba sus prácticas, puesto que faltaban tan solo 90 días para que sea Neurocirujana Diana Santos.

A pesar de tener el corazón roto, ella sabía que su Título Universitario era una motivación muy importante para ella, la Neurocirugía era por su madre, ya que había muerto de un Tumor Cerebral.

— Pasa Diana - La Guía de Prácticas ya estaba esperando por ella.

— Buenos días— Saludo la morena de ojos avellana con una sonrisa, pero sus ojos carecían del brillo característico que la hacía lucir más encantadora.

— Diana me ha llegado el Informé de que un Prestigioso Neurocirujano ha llegado en el País y requiere de otros Neurocirujanos - Diana frunció el Ceño al escuchar aquello.

— Diana Santos, puesto que eres la Alumna con calificación perfecta, con disciplina a la altura de la Carrera, la Universidad Sacramento ha tomado la decisión de brindarte la Confianza de que seas la Profesional en espera que acuda a la Base Militar de las Fuerzas Armadas para brindar apoyo al Coronel y a la vez Neurocirujano Benjamín Walton.

Seguir leyendo

Quizás también le guste

Otros libros de Sirley Aranda

Ver más
Capítulo
Leer ahora
Descargar libro