cilenecolmenares31
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Libro y Cuento de cilenecolmenares31
Pelirroja y sin miedo..!
Urban romance
Reishel aprendió a defenderse en la vida...Su padre Fred Limver miembro de una banda criminal, se muda con su madre a un barrio muy peligroso, y Amapola la madre de Reishel ignoraba los verdaderos oficios de su marido. Cuando la policia lo descubre, Fred de una madera cobarde las deja abandonadas alli y mas nunca aparecio. Se fue y una socia de la banda con mucho dinero, lo ayuda a cambiar de identidad y ademas le paga una cirugia facial que le hace adquirir otras facciones.Fred logra no solo cambiar de identidad sino tambien de vida. Ahora se llama Ruben Santillano, se volvio a casar con una mujer muy rica que muere dejandolo inmensamente rico y viudo, con ella crio dos hijos, Kathlyn que tenia un año cuando Fred la conocio y su hijo varon tambien de aire Irlandes como su padre Román Santillano. Menores que Reishel por poco tiempo.
La vida de Reishel y su madre en ese barrio fue bastante dificil. Fueron victimas del hampa de muchas maneras y Reishel empezó a pelear, aprendio artes marciales, gracias al maestro Sunny que murio despues que Reishel habia aprendido de el lo suficiente y formarse como instructora y optar por el cinturon negro. A Reishel le temian los bandoleros del barrio tenia buena fama y ella enfrentaba todo sin el menor temor. Su madre vivia con una angustia terrible por el caracter y temple de su hija. Y un dia Reishel es testigo de un atraco. A un guapo y joven CEO de la industria musical lo estaban asediando dos malandros, lo tenian acorralado y Reishel con sus piernas de acero y agilidad mental, los alcanza con sus giros y patadas, desarmandolos y neutralizandolos, huyeron y ella se quedo con el arma en la mano. Mauricio no lo podia creer, una muchacha tan bella, con una hermosa melena roja y una cara de angel...logra lo que ninguna... Le puede gustar
Esposa Traicionada, Venganza Ardiente
Gavin Mi esposo, Ricardo, había conseguido el ascenso. Después de tres largos años atrapados en una ciudad pequeña, por fin volvíamos a la sede central de la empresa en la Ciudad de México.
Pero cuando fui a presentar nuestros papeles de reubicación conjunta, la administradora de Recursos Humanos me lanzó una mirada de pura lástima. Me explicó que Ricardo ya había presentado una solicitud de reubicación individual, y en ella había registrado a una cónyuge diferente: su novia de la preparatoria, Brenda Montes.
Una sola llamada telefónica, que hice con el cuerpo entumecido, al Registro Civil, me reveló la devastadora verdad. Había firmado mis propios papeles de divorcio hacía dos meses, engañada por Ricardo, quien me aseguró que eran documentos de una inversión.
Se había vuelto a casar al día siguiente.
Usó mi talento como arquitecta de software de élite para asegurar su ascenso, todo mientras orquestaba este cruel engaño. Yo había sacrificado mis propias oportunidades profesionales por nuestro futuro, un futuro que él ya estaba construyendo con alguien más.
El dolor me asfixiaba, pero entonces la rabia ardió a través de mi pena. Tomé mi teléfono, con los dedos firmes. Llamé a Alejandro Valdés, el Vicepresidente de Ingeniería, el hombre que me había ofrecido el puesto de líder en un proyecto de alto riesgo.
—¿Sigue en pie la oferta? —pregunté, con la voz clara y dura como el acero. LA CHICA
YorickoP "La chica": ella era una habitante de la calle, analfabeta, sin apellidos, cabello rubio, ojos con evidente heterocromía, muy delgada, sucia, con la ropa raída y edad incierta.
Un día fue atropellada por el auto super lujoso de un hombre serio, calculador, amargado y despiadado que tuvo que detener su camino porque había muchos testigos alrededor y con sus teléfonos listos grabando todo, así que le ordenó a su chofer que saliera y se hiciera cargo de lo que fuera que hubieran golpeado.
Al tenerla en el automóvil el olor nauseabundo que desprendía ella, lo asqueaba, pero solo fue una primera impresión, el tiempo lo hará desearla, anhelarla y buscarla con desesperación.
La amarga venganza de una esposa
Gavin Mi esposo, Bernardo, y yo éramos la pareja de oro de la Ciudad de México. Pero nuestro matrimonio perfecto era una mentira, sin hijos por una rara condición genética que, según él, mataría a cualquier mujer que llevara a su bebé. Cuando su padre moribundo exigió un heredero, Bernardo propuso una solución: un vientre de alquiler.
La mujer que eligió, Camila, era una versión más joven y vibrante de mí. De repente, Bernardo siempre estaba ocupado, apoyándola en "difíciles ciclos de fertilización in vitro". Se perdió mi cumpleaños. Olvidó nuestro aniversario.
Traté de creerle, hasta que lo escuché en una fiesta. Les confesó a sus amigos que su amor por mí era una "conexión profunda", pero que con Camila era "fuego" y "euforia".
Estaba planeando una boda secreta con ella en el Lago de Como, en la misma villa que me había prometido para nuestro aniversario.
Le estaba dando una boda, una familia, una vida; todo lo que me negó a mí, usando una mentira sobre una condición genética mortal como excusa. La traición fue tan absoluta que se sintió como un golpe físico.
Cuando llegó a casa esa noche, mintiendo sobre un viaje de negocios, sonreí y actué como la esposa amorosa.
Él no sabía que yo lo había escuchado todo.
No sabía que mientras él planeaba su nueva vida, yo ya estaba planeando mi escape.
Y ciertamente no sabía que acababa de llamar a un servicio que se especializaba en una sola cosa: hacer desaparecer a la gente. Demasiado tarde para su disculpa
Gavin La noche en que se suponía que mi novio de la prepa me pediría matrimonio, una versión futura de él apareció y le ordenó que eligiera a otra chica. Afirmó que nuestro amor traería la ruina. Y Joshua, el chico que me prometió un para siempre, le creyó.
Empezó a elegirla a ella por encima de mí, una y otra vez. Eligió sus falsos ataques de pánico por encima de mi terror real, colgándome el teléfono mientras yo le suplicaba ayuda, acorralada en un callejón oscuro. Me dejó allí, sola e indefensa.
La traición final llegó cuando aceptó que unos matones me dieran una "advertencia" para que me mantuviera alejada.
Mientras él estaba en el hospital consolándola a ella, a mí me estaban golpeando brutalmente en una habitación cerrada con llave, con los huesos rotos por orden suya.
El chico que amaba, mi protector desde la infancia, había permitido que me destruyeran.
Le envié las fotos de mi cuerpo maltratado con un último mensaje: "Terminamos". Luego, compré un vuelo de ida a otro país y desaparecí, borrando todo rastro de la chica que una vez conoció.