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DMOR2196

Libros de DMOR2196(2)

¿La Palabra con E?

¿La Palabra con E?

Romance
5.0
Un hombre completamente reacio a un momento único, momentos que había dejado pasar a lo largo de su vida con apenas 40 años de edad y sí a esa edad todavía no había podido terminar de descifrar aquella palabra que tanto le estaba formando problemas a lo largo de su vida y que no, no precisamente podría ser una palabra mala sino una palabra que podía generarle miedo y muchas confusiones puesto que él no se habría tomado la molestia de abrir un poco más sus expectativas para poder hacer ver que no era más que una simple palabra en un diccionario y que lo haría feliz. Gerardo Pinilla, un hombre de 40 años de edad, de tez clara y que se había recibido de Periodista en Tenerife, había podido terminar de estudiar su carrera tan ansiada y llegar a establecerse a lo largo de su vida en un país que, no tan desconocido para él ya que tenía raíces españolas, pero teniendo la certeza de que su manera de hablar provenía de su país de nacimiento, el tricolor de Venezuela, siendo el que lo acogió durante más de 30 años de su vida hasta que tomó la difícil decisión de emigrar. Problemas familiares, muertes tempranas tomadas en consideración que cambiaron mucho la manera de vivir de su persona, habían hecho que él, Gerardo Pinilla fuese una persona mucho más cerrada de lo común, con un círculo demasiado cerrado en cuanto a amistades se refiere, abocado a su trabajo y que no había hecho más que vivir una vida solitaria, tenía una rutina tan lineal que muchas veces varios de sus conocidos tenían que sacarlo de su zona de confort para poder verlo así fuese con una pequeña sonrisa en el rostro y que pudiese ser un poco más libre. Siendo una palabra para él digamos un poco más fuerte de lo común, de cierta manera al saber que existe, él no quiere dejar que sea parte de su vocabulario y en parte es por lo cerrada que es su personalidad y porque todavía no había llegado a su vida aquel empujón que todavía faltaba para poder tener la posibilidad de salir de la pequeña caja en donde él estaba inmerso y que no lo dejaba ser con la personalidad real que tendría que haber tenido a lo largo de su más de un tercio de vida natural. Siendo ya un hombre de 40 años, empieza su vida en la retrospectiva universitaria donde todo este tipo de problemas se agravan muchísimo más y donde esa, la palabra con E, empieza a hacer demasiados estragos en su vida siendo que se mantiene siendo una persona de las más confiables y sinceras en la vida. Sin embargo, a falta de un motivo verdadero de felicidad que tarde o temprano podría llegar a tocar a su puerta más pronto de lo que él mismo pudo haber esperado en algún momento de forma clara.
La conocí en la cárcel

La conocí en la cárcel

Urban romance
5.0
No sabía cómo había llegado a esta situación, solo le había hecho un favor a un amigo para ganarse algo de dinero y ahora estaba en este lugar. Ella solo había llevado unos papeles a una empresa y terminó siendo llevada por la policía. Él, un hombre de la ley que ayuda a los ciudadanos a estar seguros, tenía que hacer algo deshonesto para poder darle comodidad a su persona más amada. Lo haría, con tal de mantener a esa persona a su lado pero también evitando a otras que son malintencionadas. 2 personas que nunca se pensó que cruzarían sus caminos pero ahora necesitarán el uno del otro para obtener aquello que desean... Puede que incluso obtengan mucho más de lo que pudieron imaginar. Ella, una persona joven con una vida por delante, vivaz, soñadora y algo introvertida en su forma de ser, siempre habría tratado de hacer ver que su vida estaba bien. Sin embargo más allá de todo lo que había pasado en sus 30 años de vida, tuvo que vivir a la sombra de una familia bastante conservadora solamente para poder "encajar" con ellos y que no fuera la mal llamada oveja negra de la misma. Él, un hombre solo, extrovertido por muy contrario que se vea, siendo una de las personas más rudas pero amables, siempre buscará la forma de poder salir adelante dentro de su vida personal, ya que al tener tantos problemas en donde se involucra mucho su anterior relación, podría sentir que tras la presión de todo lo concerniente a la herencia y a la falta de cariño, el mundo se le viene encima. Un contrato que los une legalmente. Un contrato que puede unirlos para siempre. Un amor que comienza a nacer de ese contrato. Estaba en camino hacia la dirección que un compañero de su trabajo anterior le había dicho, que era donde debía entregar el maletín. No sabía qué había dentro y no le interesaba realmente; le habían pagado la mitad y la otra se la darían cuando entregara el maletín. No era lejos de su hogar y era un edificio realmente grande pero también se notaba que era un poco vacío ya que no transitaba mucha gente pero ella necesitaba el dinero para ayudar a su hermano. Sus medicinas eran poco accesibles y en su trabajo anterior, le habían dado por terminado su contrato, justo en el momento en que más necesitaba la renovación. Eso solo le había traído problemas en casa y más con su familia. Siempre había tratado de ser lo que ellos deseaban y nunca había podido ser ella misma, con tal de hacerlos felices. Justamente ahora, estaba en busca de un trabajo y su amigo le había dado la oportunidad. Era algo simple y no debía abrir el maletín. Había sospechado demasiado pero también necesitaba el entregar este maletín al señor Gabriel. Al llegar al edificio en cuestión, nota que no es realmente sospechoso y cuando toca el timbre, tal como lo indica un letrero, ve que hay cámaras de seguridad; lo cual era buena señal. No sabía lo que le esperaba en ese lugar, era una sorpresa nada agradable siendo una verdadera aventura para ella dentro de su vida personal quizá más rudo.