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Te Ayudaré a Exponer Tu Amor Puro
Gavin Ricardo regresó a casa una semana después de nuestra pelea, desdibujado por la fatiga, ignorando mi anhelo de respuestas.
Su evasión, su silencio, y esa maldita barrera de ruido que encendió en la televisión, me hicieron sentir pequeña, insignificante.
Pero la verdadera fractura se reveló en su laptop: carpetas ocultas bajo el pérfido nombre "Mi Amor Verdadero", revelando dos años de un romance "platónico" con Estrella.
"Eres la única mujer que he amado de verdad," le escribía mi esposo, describiendo nuestro matrimonio como un desierto, mientras ella se regodeaba en la idea de ser su "esposa ante Dios".
¡Y lo peor no era el sexo, sino esa devoción enfermiza, el dinero, los viajes, y cómo él manipuló su carrera a costa de la de otros!
La verdad me golpeó mientras los veía, a él y a su "musa", brindando en el restaurante, ignorando mi existencia, y mi rabia, pura y volcánica, me cegó.
Destrocé una botella de vino y grité mi dolor en ese restaurante, solo para verlo acunar a ella, no a mí, mientras yo caía al suelo, humillada.
En el hospital, mi familia política me acusó de arruinar su carrera, y mi propia madre me pidió perdonar "un pequeño desliz" por el bien de la familia.
La humillación se grabó a fuego cuando los vi, Ricardo y Estrella, en el jardín del hospital, él besando su cabello mientras ella lloraba, y de repente, la calma.
Supe que, si querían guerra, la tendrían, y que yo, la "loca", no me divorciaría.
No sin antes desatar mi propia tormenta y exponer su "amor puro" al mundo, cueste lo que cueste. Renací Para Odiarte
Gavin La última imagen que vi fue el reflejo distorsionado de mi rostro en el acero pulido de una mesa de operaciones.
Estaba fría, de un frío que calaba hasta los huesos, no por el metal, sino por la desesperanza.
A mi alrededor, figuras de blanco murmuraban sobre "sujetos con dones" y "procedimientos de extracción". Nadie dijo mi nombre.
Yo no era Sofía, era un espécimen.
En esta vida que ahora terminaba, fui la sombra, la hermana dócil que eligió el "don de la humildad", mientras Isabella, mi hermana, deslumbraba con el "don del éxito" elegido por mi madre.
Mi humildad me llevó a una jaula de oro, casada con Mateo, un hombre que me trató como un adorno más.
Pero el éxito de Isabella era una espada de doble filo: atrajo la codicia, la traición.
Familiares, esas sanguijuelas, la denunciaron a una sociedad secreta.
Fue capturada, torturada en un laboratorio como este, y murió.
La noticia me llegó fría, sin sentimiento, un escándalo más para mi esposo.
Y ahora, aquí estaba yo, en el mismo infierno, experimentando el mismo horror.
La sociedad secreta, en su búsqueda, encontró mi "don" y lo consideró valioso.
El dolor se intensificó, una agonía que recorría cada nervio.
Cerré los ojos con un último pensamiento amargo: a nadie le importó nunca.
La oscuridad me envolvió.
Un rayo de sol golpeó mis párpados. Parpadeé, confundida.
El dolor había desaparecido. El frío laboratorio se había esfumado.
Estaba en mi habitación de la infancia, la que compartía con Isabella.
Escuché la voz de mi madre, Elena, desde el pasillo:
"¡Sofía, Isabella! ¡Bajen ahora mismo! ¡Tengo algo muy especial para ustedes!"
Mi corazón se detuvo. Conocía esa voz, esa frase. Era el día. El día en que mi madre nos hizo elegir nuestros dones.
Me miré en el espejo: una adolescente, mi rostro sin las marcas del dolor y la resignación.
Estaba viva. Había vuelto.
Una furia helada y clara me invadió. Esta vez, no sería la víctima. La Chica Volviera de Infierno
Gavin Mi cumpleaños número veinticinco se suponía que sería el día más feliz de mi vida.
La música llenaba mi departamento, mis amigos reían y mi novio, Alejandro Vargas, el hombre con el que había compartido tres años de mi vida, estaba a punto de declararse.
Pero en el instante en que sus ojos se encontraron con los míos, la sonrisa en su rostro se desvaneció, revelando una máscara de frialdad que nunca antes le había visto.
"La venganza es un plato que se sirve frío", escupió, revelando que toda nuestra relación había sido una farsa, un cruel plan para hacerme pagar por el supuesto crimen de mi hermano, Ricardo, contra su exnovia, Camila.
La humillación pública fue solo el principio: sus amigos me acosaron en la calle, el video de mi tormento se hizo viral, perdí mi trabajo, mi casa y mi dignidad, mientras él se deleitaba en mi sufrimiento.
"Quiero que desees estar muerta, Sofía", me dijo con voz gélida.
Y lo logré. Subí al puente donde nos dimos nuestro primer beso, un lugar de comienzos convertido en el escenario de mi final.
Me dejé caer, esperando la oscuridad, pero en el último segundo, mi nombre resonó en el aire, ¿era Alejandro, su voz llena de pánico?
Desperté en un hospital, la vida aferrándose a mí contra toda lógica, mientras las voces a mi alrededor revelaban la verdad: todo lo que Alejandro me había hecho se basaba en una mentira.
Ahora, con Ricardo, mi hermano, injustamente encarcelado, y con la inesperada confesión de Camila, que fue grabada, mi historia tendrá un giro inesperado. Fantasma De La Madre
Gavin Javier solía decir que éramos la pareja perfecta, la envidia de todos.
Pero un día, su "amor de la infancia", Sofía Vargas, reapareció con una historia desgarradora: un aborto espontáneo y mi supuesta culpa.
Ciego de amor por ella, Javier me encerró en esta hacienda en ruinas, lejos de mi pequeño Diego.
No bastó con eso. Sofía, con una sonrisa triunfante, me empujó de la terraza.
Caí, sentí mis huesos romperse, pero seguía viva, un amasijo de dolor y desesperación.
Ella regresó, no sola, sino con dos hombres. "No puedo creer que sigas viva, eres más resistente que una cucaracha," me dijo.
Lo que siguió fue el infierno. Me violaron, mientras Sofía observaba, riendo.
Luego, me arrastraron a un hoyo que ya habían cavado. "Quiero todo lo tuyo, Elena," susurró, "y sobre todo, quiero que tu hijo me llame 'mamá' ."
La tierra caía sobre mí, llenando mi boca, mis ojos. Mi último pensamiento fue para Diego.
"Diego… mi amor… mamá te ama…"
Morí, pero mi espíritu se negó a partir. ¿Cómo podía descansar si la verdad estaba enterrada conmigo?
Tres años como alma errante. Hoy, Javier regresó con Diego, buscando un riñón para Sofía.
¡Elena! ¡Sé que me estás escuchando! ¡Deja de jugar a la víctima y sal de una vez! ¡Sofía te necesita!
Su voz, llena de ese odio que me helaba hasta los huesos.
Pero entonces, mi pequeño Diego corrió hacia mi tumba. "¡Mamá no puede salir! ¡Ella está durmiendo aquí!"
Me sentí morir de nuevo. ¿Cómo lo sabía?
El destino, sin embargo, tenía otros planes. Mi venganza apenas comenzaba. Mi Boda, Su Farsa Mortal
Gavin El rancio olor a humedad de la bodega me asfixiaba, un recordatorio cruel.
Mi prima, Isabella, me sonreía con desprecio, el vestido de novia áspero pegado a mi piel sudada.
"Sofía, ¿de verdad pensaste que podías escapar? ¿Que podías arruinar mi boda?"
Su voz helada resonó, y entonces, lo recordé todo.
Diez años de exilio en el rancho de la abuela, solo para volver a la Ciudad de México y descubrir que mi vida había sido robada.
Isabella, la hija de mi tía, se había convertido en la hija amada de MIS padres.
Incluso mi prometido, Javier, el heredero del imperio tequilero, era ahora de ella.
El compromiso, la vida que me pertenecía, todo le fue entregado.
Intenté huir de la bodega donde me encerraron el día de su boda, correr a la iglesia, detener la farsa.
Pero mi madre, Elena, me enfrentó, sus ojos llenos de una frialdad desconocida.
"Isabella es mi hija. Tú no eres nadie."
Cada palabra fue un golpe.
Mi padre, Ricardo, se acercó, ofreciéndome tequila con un aroma químico, un veneno.
"Bebe esto, Sofía. Termina con esta vergüenza."
Cuando me negué, mi madre gritó con desesperación:
"¡Mátenla! ¡Mátenla aquí mismo!"
Los guardias me forzaron a beberlo.
Sentí el líquido amargo quemar mi garganta.
Morí.
Pero no fue el final.
En la oscuridad, una extraña verdad se reveló: el veneno era un engaño.
Era el plan de mi padre y del presidente Alejandro, un retorcido juego político.
Mi "muerte" era el primer paso para convertirme en la Primera Dama.
Y ahora, estoy de vuelta.
De vuelta en esta bodega.
De vuelta en el día de la boda.
El vestido áspero, el olor a humedad, la voz cruel de Isabella.
Esta vez, el guion será diferente. La verdad que rompió mi mundo
Rabbit4 Mi vida con Liam Goldstein era un cuento de hadas, una historia de amor perfecta estampada en cada revista y pantalla de televisión de Manhattan.
Incluso había desvelado el collar «Horizonte de Maya», una cascada de zafiros de varios millones de dólares que celebraba nuestra perfecta devoción.
Pero los cuentos de hadas son solo eso: cuentos.
Luego vino el teléfono desechable, las llamadas en susurros, las capturas de pantalla y los recibos de hotel que gritaban «aventura».
Lo vi transmitir en vivo regalos para su joven amante, Ava Sinclair, llamándola su «reina», solo para encontrarla más tarde visiblemente embarazada en un hospital, presumiendo nuestro collar de compromiso y hablando de una «situación» conmigo.
Sus amigos, los mismos que brindaron por nuestro «amor perfecto», sonreían con suficiencia mientras él besaba públicamente a Ava y bromeaba sobre su «aventurilla», asegurándole que yo «nunca me enteraría».
Cada gran gesto que había hecho, desde donar un riñón hasta cultivar un jardín de rosas blancas, pasó ante mis ojos, revelándose como actuaciones calculadas.
¿Cómo pudo el hombre que me salvó la vida, aquel al que le di mis votos, traicionarme con una audacia tan grotesca, frente al mundo y su cómplice círculo íntimo?
Se sentía como una broma cósmica de mal gusto, una humillación pública disfrazada de amor.
Pero yo le había hecho una advertencia el día de nuestra boda: «Si alguna vez me mientes, si me mientes de verdad, desapareceré de tu vida como si nunca hubiera existido».
Ahora, era el momento de activar la Iniciativa Fénix, borrar a Maya Goldstein y dejar a Liam con nada más que el fantasma de una promesa que él había hecho añicos. Venganza Por Mi Honor
Gavin La fiesta de los De la Torre era el evento del año, pero para Ximena Mendoza, los pilares de su sociedad, se convirtió en su matadero personal.
Su familia, los Mendoza, al borde de la ruina, planeaban casarla con uno de sus tres amigos de la infancia: Diego, Santiago o Rodrigo.
Uno a uno, la rechazaron y humillaron públicamente, cada palabra un golpe al corazón mientras sus padres la veían como mera mercancía.
La rabia y la desesperación la consumieron, dejando un dolor tan profundo que las lágrimas se negaban a salir.
Pero cuando su supuesta salvación, Rodrigo, la usó como un peón en una cruel apuesta, la ingenua Ximena murió.
En su lugar, nació el deseo inquebrantable de venganza.
Ahora, esta nueva Ximena, fría y calculadora, usaría todas sus habilidades para derribar a quienes la despreciaron.
Se alió con Alejandro, un hijo ilegítimo de los De la Garza, para desatar el caos primero en el imperio de Diego.
Luego, con sus manos como marionetista, manipularía a Rodrigo, enceguecido por la culpa y un amor ciego, para que destruyera lo que quedaba de sus antiguos amigos.
Despojaría a su propio padre de todo, liberándose de décadas de control y humillación.
Al final, Ximena les daría a todos el golpe de gracia, dejándolos en la ruina y el dolor.
Pero, ¿cuál será el verdadero costo de esta venganza?
¿Podrá una mujer nacida de las cenizas volver a sentir algo más que vacío? Mi Cuñada Imitadora
Gavin Mi cuñada Rocío siempre intentó imitarme, pero nunca de una buena manera.
Soportaba en silencio los caprichos incesantes de la familia de mi marido Javier, las despreciables imitaciones de Rocío y la indiferencia de mi propio esposo.
Para ellos, yo era solo Isabel, la forastera de Jaén que tuvo suerte de casarse con su hijo, la "mujer obediente" que pagaba todas sus cuentas.
Pero el día que estrené mi obra maestra para la Feria de Abril, un traje de flamenca diseñado con el alma, Rocío apareció con una copia barata y me acusó de haberla copiado a ella.
Toda la familia se puso de su lado, mi suegra me llamó cruel, mi cuñado me exigió que me quitara el vestido, y mi marido, Javier, me pidió que no montara una escena por la "paz familiar".
Me quedé helada, mirando cómo me humillaban y nadie movía un dedo por mí, aceptando pasivamente la mentira descarada.
Subí a mi habitación, me quité mi creación y sentí la sangre hervir, la injusticia me corroía hasta los huesos.
Esa noche, mientras escuchaba sus risas desde mi cuarto, supe que la paz familiar había terminado.
Ahora les tocaba vivir la guerra, una guerra que yo misma iba a planear para recuperar todo lo que me habían quitado. La Farsa del Esposo Perfecto
Gavin Estaba flotando en la burbuja perfecta del embarazo, soñando con mis gemelos, la promesa de un futuro idílico junto a Mateo, el "esposo perfecto".
Pero esa noche, un mensaje en su celular –un simple corazón de "I"– reventó mi universo.
Tomé su teléfono, y lo que descubrí me arrancó el alma: mi prima Isabella, riendo con Mateo en un chat, mostrando una ecografía idéntica a la mía. "Nuestros bebés están creciendo fuertes", decía, "Sofía no sospecha nada, cree que los gemelos son suyos. Qué tonta".
¡Qué tonta había sido! Mi matrimonio, mi felicidad, todo era una farsa macabra, una obra de teatro donde yo era solo la incubadora para asegurar una herencia.
¿Cómo pude ser tan ciega? ¿Tan ingenua para no ver la manipulación, la ambición desmedida de las personas que más amaba?
Pero la rabia fue más fuerte que el dolor. Fingí ser la esposa sumisa, la víctima perfecta, mientras en secreto preparaba mi escape. Dejaría atrás el engaño y el dolor, lista para reescribir mi propia historia, lejos de su veneno. El Renacer del Heredero Vargas: Venganza y Amor
Gavin La víspera de mi compromiso, con Sofía, mi abuelo me presionó a elegir esposa, la matriarca de los Vargas.
Pero yo acababa de renacer. Apenas horas antes, moría en un coche destrozado, asesinado por Sofía y su amante, Javier.
Ella, mi "amada" esposa de la vida pasada, me había robado la fortuna, me dio un hijo que no era mío y me traicionó hasta la muerte.
Mientras me desangraba, vi a Sofía y Javier sonreír, abrazados. Pero otra sombra me perseguía: Isabella, mi institutriz.
Ella, la única que me crió y amó de verdad, se suicidó tras mi funeral con una nota devastadora: "Siempre te amé en secreto".
El dolor de la traición y el amor perdido de Isabella me quemaban el alma. ¡Fui tan ciego! ¿Cómo no protegí a quien realmente me importaba?
No más. Esta vida es diferente. Miré a mi abuelo, mi decisión ya estaba tomada, fría y certera: "No quiero a ninguna de ellas. Me casaré con Isabella".
La venganza es plato frío, pero este amor es una deuda que se paga ahora.