Cielo por tu luz
omé una barra energética de la alacena y me subí al Buick. Pasé por Bárbara y nos fuimos juntos al colegio. Era un día como cualquier otro, pero había u
, Miguel me esperaba porque no le gustaba estar
Sí viste a la
¿Cómo
morena, de ojos claro
ami
o tenía sentido que se le hiciera familiar, pod
rece a la niña del scrapbo
mente, sí te
rdas cómo
nción de ella, aunque eso sí, es pes
lase nos t
qu
os toca
N
Necesit
nadie más? ¿Quién t
s eso, es
o, no tiene el cuerpo de
do después de todo este tiempo. ¿Tendría ese acento exagerado
la llamada que nunca l
te infantil como antes? De pronto una cuestión invadió mi mente y dio
a la chica nueva. Interrogué a todos y el 50 por ciento afirmó haberla visto pero que no sabían dónde estaba ahora y que era callada, muy callada; Lu
a mi oficin
ra qu
engas. La seguí h
iendo sus instrucciones. —Escuché por ahí qu
í, ¿cómo…? ¿
nterés, es por eso
quiero
as de que no mantuviera relaciones que no sean vitales y usted y sus
or
ella viene a estudiar, nada más, lo dejó bien
o se
te, Al
migos, cuando de pronto, sentí una mirada más allá de las paredes, volteé hacia todos lados pero no vi nada fuera de lo normal. Te está haciendo daño —pensé—. Lucía está lejos y aunque hubiera regresad
a la chica nuev
a? —pregunté sin
un poco gordo, que disfrutaba especialmente la compañ
¿Cómo dices
a Her
respiración y mis pensamientos no terminaban de procesar ese nombre. Lucía H
o cono
da mano. Un poco más llenita de lo que recordaba, pero hermosa a su manera; su cabello no había cambiado, solo crecido; sus ojos sí seg
ía,
ernal… ¿Te a
da del libro, sentí su miedo y también su nostalgia, pero también pude
ulpa, ¿Te
si pude sentir el impacto de un golpe contra
n s
¿De dónde me
sabes,
mucho que viví aq
damente mi ego. No podía dejar que me tratar
rdad no quería acor
¿En
me lla
cían? —inter
a Luz— N
. Me miró de reojo con una mirada un poco triste, como la que yo tenía exactamente en ese momento. Quise voltear pero una fuerza interior me impulsó a salir
ienes m
mosa, te quiero m
l, cualquier cosa, sabes
n, gorda,
ntendía por qué me hacía tanto daño una reacción tan simple y especialmente de una persona con la que no había tenido contacto desde hacía casi 5 años. Salí de la escuela y me despedí de Bárbara. Miguel me habló pa
ero de igual manera nos gustaba. Le gané por 15 puntos y nos despedimos para irnos a nuestras respectivas casas. Caminé de vuelta al
tás
ó la mirada e hizo un
Lu
azos y agachó la cabeza, c
espero a
dé un aventón?
r con extra
—me dolió—
ucía, mi Luz, pero ya no la misma; algo en sus ojos había cambiado, ese brillo de ternura que tanto
Lucía? ¿Ahora
—Una camioneta entró al estacionamie
na señal, nada, parecía que de verdad nunca me hubiera conocido y me estaba matando en el hígado sentir algo así. Llegué a mi casa y me subí al cuarto, encabronado de verdad. Tomé el scrapbook
el parque en 10
Lu
una camisa de colores vivos y me puse unas zapatillas deportivas cómodas. Me pregunt