Contrato de Matrimonio con un paralítico
a He
aba triste y molesta. No sabía qué hacía allí. Aunque estaba llena de lujos no disfrutaba d
cómo yo había sido tratada en aquella casa, pero preferí callarme, le tenía muc
ando mi querida cuñada entró a
r ropa. —Marina estaba roja del coraje como si le mol
an muy molestas, lo había aprendido de mi madre. Y es que siempre que pa
o, sentía que estaba ahogada en aquella enorme casa, que a pesar de tener miles de distracciones, todo ese tiem
obarme los atuendos y elegir, fueron muchas horas. La asesora de vestuario que estaba contratada directamente por mi esposo se encargó que comprara todo tipo de ropa y calzados, desde vest
és de irse a llevar las bolsas le dije que quería dar una vuelta p
collar idéntico a uno que tenía mamá,
puedo creer que por fin te veo, mi reina. —Era Alejan
le? —cuestioné, tr
jar la cara—. Te ha entregado a un monstruo
Y
ún soy un chiquillo, pero prometo sacarte de esa casa,
aba, lo amaba más de lo que podía imaginar. Él era un moreno asiático de rasgos fuertes y ojos color miel. Lo que me ha
mo, mi amor —re
segundos me dejé llevar por aquél cálido beso; sus manos viajaron a mi espalda y
rometo. —Me dio un corto bes
latidos de mi corazón se escuchaban tan fuerte q
Debemos irnos, el jefe la qui
n sus padres cuando me enteré de lo de la boda, y aunque él me enviaba cartas diciéndome cu
os tus estudios madre», pensé, ya q
amilo no me hubiera visto, después de todo estaba casada y no que
n enorme ramo de rosas negras. Sentí mucho miedo al verlas,
erido esp
osas tan desagradable. Si quería jugar conmigo y tratarme como una basura, ¿por qué se habí
pensamientos cuando Mari
enzado a llegar nuestros amigos y a m
uno de los vestidos que traje? —pregunté al notar que las b
stido y estos tacones, quier
s; era un vestido horrible de color amarillo
unté confundida. No entendía para qué me había hecho compr
ictas y más te vale q
moño extraño en él, y aunque había insistido para que dejara lleva
achista como para controlar la manera
y que Dylan odiaba la impuntualidad, así que sin verme cómo habí
r, pero mi querida cuñada había dicho que Dylan
osaron en mí; unas con burlas y otras con lástima. Y Dylan, quien antes de verme estaba sonrie
lan se acercó a mi, molesto, y me tomó p
¡¿Quieres dejarme en ridículo, no es así
uéltame, me lastimas —su
laje. ¡Pareces una payasa
ientras me soltaba de su agarre
ese modo, me trató como una loca delante de quince personas aproximadamente. De verdad q
corriendo a todos de la fiesta y lanzando objetos por dónde quiera.
o Margarita la sirvienta entró
rte. —Tocó mi h
ije somn
repose con él y que ayude a bañarlo, no quiere que n
ón percatándome que aún llevab
oy. —La voz me temb
taba horrible realmente, hasta sentía un poco de risa por mi apariencia;
tación de mi querido esposo, para co
pregunté con la
de Dylan se escuchó del
a fotografía que tenía de la mujer y el niño, sin querer salió d
mi boca por instinto al percat
undos con los ojos bril
llos. —Baj
lo para consolarlo, no sabía que el monstruo de Dylan M
pa? —preguntó ro
encogí de hombros re
cambió de triste a enoja
lo necesario. —Apretó sus
mi habitación. No sé dónde dej
s obvio que debieron traerla aquí ya que aquí dormirás desde ahora en adelante. —Iba a
Margarita, la pobre debe estar can
ropa, al fin de cuentas soy tu esposo. —Su
con aquél vestido. Dylan me dijo en dónde
egaba casi a mis rodillas. Aunque no se veía porque e
arte si quie
rme ya que la primera noche había dormido en esa habitación. Después de bañarme
toy lista, voy ayu
misa, su dorso a descubierto me provocó una corriente en mi espalda. A pesar de haber vi
yudara a entrar a la bañera, y con gran esfuerzo lo hice para luego r