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Cliente Prohibido

Capítulo 2 Esa mujer

Palabras:1527    |    Actualizado en: 28/01/2023

#1 CLIENT

ana, estaba tan furioso que tuvo que mantenerse alejado de casa por dos días hasta que calmara su ira, pero, desgraciadamente

arcelo era el doble de sobre-protector con la niña que lo que era con su hermana, esa chiquilla se volvió sus ojos

nder al teléfono, llevó el aparato a su oíd

o —sa

cuela y llevarla a sus clases de ballet, es su primer

y colgó. Miró la hora en s

no perdonaba a su hermana por haberse embarazado de su peor enemigo, y lo consideraba la peor traición, lo que para él no tenía perdón. Seguía resentido, y hasta el moment

a quien de sus trabajadores se atrevieran a sostenerle la mirada, era un hierro con el cual si chocabas terminabas lastimado de alguna u otra manera. Pero quien lo viera con su sobrina, creería que es el hombre más dulce d

tomar el ascensor, no iba a reprenderlos, en todo caso iba a ver a la l

ue se montara en su jeep, no saludó a su chófer, sólo le ordenó que lo llevara a la escuela de la niña sin s

o que llamó la atención de aquellos padres que habían venido por sus hijos a la escuela. Tanto hombres como mujeres plasmaron sus

dos después, vio a la rubia de ojos grandes saliendo de la escuela aferrada a su pequeña mochila, la niña hacía una mueca

haciendo un leve ademán para llamar la atención de ella, ella no tardó en reconocer su mano

recibir a la niña, quien no tardó

¿Cómo te fue? —preguntó tocándole el cabello, mientras la es

con una sonrisa mientras l

—le advirtió y rápidamente s

Marcelo Almeida, pues no era normal, era el único heredero varón de la familia Almeida, dueños de la empresa má

y la subió al jeep,

let? —preguntó mientr

ó de hombros moviendo sus pi

se muchas cosas y que su mochila le pesara. —. Oye, ¿y te

no lo

decirme —inclinó su mano y le apret

empezado, Marcelo no sabia que hacer, fue tan breve con su hermana que ni siquiera le pregun

inó hacia el fondo del primer piso, desde ya le estaba preocupando

s se plasmaron en la mujer que enseñaba, era una pelinegra de piel blanca con un cuerpo de Diosa, su cabello caía sobre su espa

s ojos, le frustraba no poder comprobar el color de sus ojos a la distancia, pero aún así, la vis

rándola sin poder obj

ezaron a salir, pero Marcelo seguía perdido hasta que aquella mujer giró la cabeza hacia el ventanal, él retiró la mirada rápidamente

pantaban sobre las mujeres, él sabía lo que provocaba y le gustaba atraer

mor antes de darse la vuelta y marcharse del salón, no sin antes darle

ole a su chófer que lo pusiera en marcha. Apoyó una mano a la ventana pensativo, desgraciadamente aq

lmente

rmana para que le diera un poco más de información acerca del instituto, y acerca de las clases de Emely, quería saber a q

s ojos, sino para ver aquella mujer que le había robado el aliento con tan sólo verla por unos segundos. Y en su

los ojos, las

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