La Doctora del CEO
antes de despertar. Por otro lado, los contactos de William en la ONU habían sido inútiles, se negaban a entregar cualquier información personal del equipo médico. Y para colmo, el trabajo en el hospital general de San Francisco era una mierda. La directiva constaba de seis personas, un gerente financiero, una abogada encargada del área legal y yo, los otros tres eran parte del equipo médico, el jefe de cirugía, el jefe de medicina interna y el jefe de educación médica. Una maldita causa perdida, cada vez me costaba más no impone
s, cansado, y cerré mis ojos unos segundos, cada vez que lo hacía podía ver su rostro sobre el mío, su cabello lacio y rubio
asiento y asintió con la cabeza. - su área es la que genera mayor flujo de entradas y salidas, pero estuve rev
o.- dijo el hombre con un deje de diversión, yo estaba lo suficientement
octor Thomas le cambiamos el
le miré como si me estuviera haciendo una broma -yo averigüé la oferta, señor, - dijo ahora con mayor seriedad- es
os quince mil dólares para una especiali
a permanecer en este hospital ejerciendo aquella nueva especialidad durante los próximos siete años desde que la termine, aquello será el próximo mes, seremos el único hospital en tres estado
cuatro semanas!, ¡Su agenda está completa por los próximos seis meses!, Es una perdida de dinero. - señalé. Y el doctor suspir
dad?- preguntó y yo busqué la ficha de la m
- ¿Debería despedirlo por poner a una muj
or alguna razón, ella no quiere dejar San Francisco y sinceramente no voy a cuestionar nuestra suerte, hace el doble y hasta el triple de turnos que cualquiera, porque le gusta estar en cada una de sus especialidades, tiene seis publicaciones en las revistas médicas más importantes y ha liderado cuatro de las diez investigaciones más importantes a nivel neurológico en
ado y los tres rieron en un chiste interno, pe
es invaluable y sobre sus vacaciones ella debería incorporarse hoy, si gusta m
de la situación financiera de cada departamento para la próxima semana, es suficiente por hoy. - dije finalmente y comenzaron a levanta
el hombre antes de marcharse. Quedé solo en la sala de reunione
a guiarme por los pasillos, me mostró las oficinas, la estación de enfermeras, cada una de las jefaturas contaba con una enfermera predilecta, con ellas tenían el lujo de operar más a gusto, a mí me segu
- no pude evi
bía su taza de café, varios estaban con s
rnos de los que les corresponde y no dudan en volver al hospital si es u
co- se burló uno, quien conocí como el doctor Smith, jefe de Trauma, debíamos tene
genio?- pregunté cruzando
reguntó la doctora Millers e
ue no es humana.- contestó Thomas. Negand
ciente y genial - dijo Smith simulando
subimos hasta la galera de uno de los quirofanos, la doctora que usaba la primera posición, se veía que hablaba mientras señalaba lo que h
char lo que di
se acercó al citófono en la pared.- Doctora Anderson, la esperaba a las tres en la sala de reuniones. - se
a de neurología para aprender a sumar y restar?- dijo y apreté la mandíbula ante aquel tono altanero, orgulloso, mocosa y caprichosa... y... y... yo conocía ese maldito tono, llevaba días acechá
o...- le dije a través del intercomunicador y ella me reconoció, enseguida, lo super porque sus manos se detuvieron a un segundo de haber escuchado mi voz. Casi
on la rapidez que preguntó, que aquella cuestión la había estado carcomiendo al igual que a mí. Mantuve el sil
nada hubiera pasado continuó explicando el paso a los internos, yo apague el micrófono, pero dejé el parlante enc
ó Rivera, como quien tantea el
a, Richard, son los más valiosos. - señal