Charlotte
rlo
blanca, esa que me hace sentir más segura. Desde que ella murió algo en mi murió con ella, algo no dejó que yo pudiera continuar. La verdad tengo el tiempo contado p
tuvo alejada de esto, muchas veces le insinué lo que hacíamos porque ella no tiene otra opción para su futuro. Por su bien y por el mío lo quise así, sin contar que mi padre lo pidió desde un
tantas cosas, sin embargo, ese es mi mayor tesoro. Una mujer alta con el cabello del mismo tono avellana como el mío, delgada y con sus ojos color verde debo reconocer que nos parecemos un montón, tal vez por eso mi padre muchas veces me habló con tanto odio, afortunadamente me parezco a ella y
ente quedó con un bastón porque su pierna derecha no le funciona, por eso vive frustrada y culpa conmigo y mi hermana, tal vez porque mi pad
bajaron -ella habla sonando bastante presunciosa. Sonrió y me acerco. Anteriormente ella se encargaba de llev
como vender. Así que te recomiendo que te mantengas metida en tus cosas. Tu ya no tienes ni
utir con ella, tenerla acá es más por un favor de mi papá y una promesa que le hice, para que yo pudiera qued
idea a que me dedico y piensa que soy una empresaria muy reconocida. No me interesa decirle a nadie a que me dedico, porque es claro que la m
ra la economía del lugar y si se comportan bien, no van a tener consec
iento que algo oculta, solo estoy esperando las investigaciones por parte de Nicol, ella es mi mano derecha y
n la puerta, al entrar entregó una caja con un pequeño dije, el de mi madre. Lí
donde está. -Ella me sonríe agradeciendo silenciosamente-. Es
ra ti, así como lo fui para mí padre. -Mordí el interior de m
voy a poner a trabajar conmigo, con tal de que te olvides de que tu pasado fue tan malo. Date cuenta que ahora tienes todo lo que muchas personas desean, aprovéchalas. -Toque
lo que me pides. Solo espero que no sea lo mi
por fin él dejó de respirar. -Ella abre sus ojos y palidece-. Tranquila, yo no lo asesiné. El karma tarde que temprano llega, a todos nos llega la hora. Es más, pocas ganas tengo de hablar de él, l
o en mi vida, es mi socio, nadie más. Llegamos y Fabrizio nos esperó en la parte de abajo de este lugar, con una mirada le pedí que mantuviera su distancia, subimos las escal
egaron a mi cabeza, mientras Lía observaba con gran entusiasmo el lugar
re vengo a pedirle consejos, ella me da paz, muchas veces siento que ella está conmi
ueña. -Comienza a llorar, solo puedo hacer muecas por lo que veo-. Ella murió cuando yo aún no era muy consciente de lo que significaba la
cance te lo daré, como se supone ella debió hacerlo. -Limpia sus lágrimas y me mira-. Quiero que veas que yo
onmigo hasta que envejeció. Las malas decisiones de mi papá no solo acabaron con ella, sino que también conmigo al haberla perdido. Por eso no me voy a cansar de ser totalmente dif
a olvidar. ¿Puedo visitarla más seguido? -Lía llama
-. Está es de nuestro papá, él quiso quedar de forma hipócrita a s
e colocó a él, yo no podría tener compasión con él. Mientras ella hace eso, recibo una
no tengo mucho
tán ubicadas al sur. -Me alejo un poco de Lía,
s hablas? -Subí
ldecí, no puedo creer eso-. Teníamos el noventa por ciento de la
e, espero que cuando la dejé allí tú ya tengas el responsable en tus manos o te juro qu
, necesitaba que saliéramos d
-dije con mi ton
e llegar no es justo -ella recrimina donde la vu
iempo que yo quiera para hacer esto, debo manejar los negocios, debo manejar lo que nos da de
an solo déjam
ó cinco disparos en su pecho. Por eso, debo estar atenta ante cualquier movimiento raro, no puedo confiar en na
s que se veían en la ciudad. Cuando las puertas de aquel vehículo se abrieron y de allí salieron tres hombres altos, todos con ojos color gris y cabello azaba
or medio de ella frialdad. Cuando una sonrisa ladeada apareció en su rostro preferí continuar hacia adelante, sin mirar a nadie más. Por dentro estaba b