¡Jefe, pronto seremos tres!

n K

ca lo ha sido. Estamos sentados en las sillas frente a la pista de baile, veo que está un poco preocupada o en definitiva algo le pa

pero a la vez provocativo al frente y su pelo totalmente recogido en la parte de arriba de l

go para lo que sea, lo sabes ‒ le digo tomando una de sus manos, se en

lo solucion

iversidad, pero bien sabía yo que últimamente habían tenido sus diferencias, precis

lo dijo con una pequeña mue

amos durante la cena, y me imaginé

tendría por qué darle la i

a pedir que

ir que su mirada se

ro no quería que me res

és de la cena pues ya llevamos casi dos meses sin vernos, pero me dij

da, mucho me temo que no q

isma y en ningún momento él se ofreció a darme un lugar en la empresa de su padre, no es que haya queri

. Ni siquiera le permitió hacer sus prácticas, por lo que papá la colocó en la lista de empleados potenciales para esta, aquí realizó sus prácticas profesionales y ahora forma parte

con el equipo de trabajo, nos habíamos acoplado desde el inicio. Claro iba a ser difíc

n un poco de tristeza reflejado a en

do eso Olivia ‒ apriet

r, que ahora él tenga el poder de contratar a quien le plazca no cambia e

lo h

ar cualquier decisión que quisiera. Por lo regular trato de no demostrar que las cosas me afectan, en los negoci

e piensas

, simplemente no quiero que tenga

aquí, vinimos para divertirnos, aparte una vez que salgo del trabajo me olv

contigo, así que

rveza p

dos de las bebidas que viene en cuanto

ñorita y un whisky con

dice el mesero dirigiéndole una

ercatado que el chico la miró con algo más que admiración, me gusta ver

ndré esa cara larga de a

ifra que esperábamos y más ‒ en cuanto traen las bebidas, alzamos nuestros respectiv

uena, deber

me gusta mezcl

solo

por lo que le hago de nuevo una señal al encargado para que se acerque. La miro so

tomarse de un solo trago

e vamos a bailar un poco, no quiero que se

la siguie

iento. Me proponía no tomar más de un vaso de cerveza, pero en verdad estaba muy buena, por lo que en la tercera le ofrecí mi mano como invitación para

ue ayudar a poner de pie, sabía que no era buena bebedor

as palabras, cuando regresáramos la llevarí