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¡Pídeme que te olvide!

Capítulo 2 CAPITULO 1

Palabras:2358    |    Actualizado en: 22/04/2022

era

PETI

s. ¿Que acciones? Es verdad que un corazón joven está lleno de insensatez, locura e inestabilidad. Podría decir que en mi caso la adolescencia es una etapa algo complicada, pero aun así juzgo que irremediablemente la realidad de nuestras vidas, nuestros corazones nos hacen creer que todo lo podemos y que nada nos debe import

eran los de la idea de que era sumamente importante ir a la escuela, para que algún día yo pudiera superarme en esta vida. ¡Falso! No todo lo que tus padres planeen para ti resultara ser lo más sensato. ¡

viajar alrededor de una hora, al final del viaje terminaba encerrada la mitad de mis días en un mundo que solo los estu

fin de semana? —Me

to—. Dormir, ver una serie en Netflix o simplement

io era consciente de mi

iesta de Jules? —Pre

ode mi mochila cerca de mis pies y

que no me gusta

un poco trivial. ¿Ir a una fiesta? Emilio

patética chica anti

la parte trasera. Era obvio qu

tu opinión? —Respondí, s

dió el

blema de no querer socializar con nadie. ¡Debes dejar de hacerte la mártir! —Emi

no me gusta socializar, no esperes que cambie de opinión. Si te doy asc

comenzó a conducir. Salimos d

fiesta. Hay que divertirnos de vez en cuando —dijo—

capar un

stades solo se limita a mi querido chofer; así que no tengo un circulo, solo tengo un punto. ¡Emilio es el punto de mis amistades! Él resulto ser mi comienzo a la confianza y mi sostén para

Emilio es quien pon

a —dije con cierto aire negativo—. Sabes que en las fiestas

esta de Jules, de las cuale

repentiría? O por andar tragando mucha botana me duela el estomago y m

no crees? Eso de predisponerte a lo q

asentir. ¡Mi amigo tenia razón!Y bueno, el dra

*

Mis deberes. Mi hogar. Mi blog. Mis fotografiás. Mis postales.

ma sin vergüenza alguna, mis padres no se encontraban en casa, Lupita había dejado algo de

solía pasar mis maratones de Netflix. ¡Me sentía despreocupada! Hasta que la puerta de mi habitación se

después de poner pausa a l

e la tarde y tú

O y sonreí. ¡Yo me se

s algún

odar su

dar un paseo —se rascó

ice un puchero—, es

sentó en la orilla de mi

ijo mirándome fijamente

es que te acompa

do en dirección

ar unas c

olo

o iremos a ca

ción estab

con lo de

dije que

siempre me la pasaba en casa, todo lo contrario a lo que hacia mi amigo, que siempre salía a divertirse con sus cuates del equipo o con

—, pero antes hay que comer algo. No qui

erse por mi respuesta po

s. Toda la casa de Jules estaba repleta de gente que solo se movía para beber o se retorcía para intentar bailar en medio de la sala de la casa. Emilio había bebido al menos dos latas de cerveza y yo por mi parte, había dado solo un trago que sirvió para dar consuelo a mi soledad. La música era súper fuerte, todos gritaban y reían como

rveza? —La pregun

a mirar

stumbro beber cerveza

dor de su frente y unas gafas polarizadas que imped

costumbr

refresco

respuesta, se llevó a los labios aquella botella

e? —Pregunto despué

. ¿De verdad valdría la pena emborracharme? Nunca había estado en una fiesta con los compañeros de la escuela, así que todo es

s gafas polarizadas. El chico parecía sonreír, su boca se tornó en u

y me lanzó una mirada coqueta—. ¡

en mi interior. ¡Este c

ntarme la risa. Reí sin pena alguna y él simplemente me obse

sé! Dime algo

Jules. Su cabello alborotado y su boca bien dibujada eran sin duda algo atractivo de

sonrisa—. No sabes mi

impresión de ser mas que solo el chico el popular. Vi a Emilio gritar en el momento

o Aldo! So

la cercanía. Sentí su pierna rozarme la rodilla al ritmo del movimi

Yo ya sabi

egunté un poco

na sonrisa

lama la atención que la mayor parte de las veces te la pasas sola, sin la compañía de amigas o c

de mí oreja y le lancé una mirada c

aquel chico sentado? —Dije señalando a

ez? —Preguntó u

l. De hecho, fue Emilio quien me insistió p

formo un ge

—Dio otro trag

has estado observando dé tiempo, creo que no me observaste bie

sabor a alcohol que

anda, eres una chica qu

ece? —Le

como si en este momento mi intento por socializar fu

r a jugar? —El grito de

tino y casual fue el movimiento de mis

e veo luego —dije y me dispu

jetaba mi muñeca y la s

a. Estaba fría y los nervios repentinos aparecieron sin

aban clavados

as —res

y el aroma era sin duda delicioso. Me detuve a mirar a todos lados, pensé un poco en todo y terminé queriendo olvidarme de las tristezas de mi vida. ¿Sabia beber? Había bebido alcohol —específicamente vino— en las fiestas de alcurnia a las que papá nos

encima de mis ojos y en ese momento, nada de lo

era mi

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