Dr. Andersen
ador. Me pongo al día con las tareas de ayer. Mis comp
unas materias así que nos encontramos tarde o temprano. Gracias a un simple problema de matemáticas empezamos a hablar y de ahí nos volvimos inseparables. Ella es una
Me pregunta mientras se sie
para la editorial y ya no me quedó tiempo para
rdio
or Ethan Andersen.
ado.—estoy harta de que hablen todo el tie
ando escucho sus palabr
u p
nterés.—Es una larga histori
W
, bla bla, pero se cree la última coc
toda l
ro que piense que me interesa saber sobre él. Ha decir verdad, podría serme ú
pregunta mientra
más sabes que no me gustan las fiestas—
os 23 años, no 40. Perderemos nuestra j
ab
decidido. Hoy saldremos y se
se propone algo no hay qu
atrick es un hombre muy bueno, apuesto y caballeroso. A pesar de ser muy diferente a Gabriela, se nota que se adoran y a mi me pone muy feliz saber que
te en las calles. Por suerte el bus no tarda en llegar y en cuánto
rtamento. En cuanto entro, me dirijo a
feriría hacer la tarea o dormir. Pero tal vez Gaby tiene razón, no puedo pasarme todo el tiempo estudian
o, me llega hasta las rodillas; me pongo mis zapatos de tacones anchos; me maquillo y lu
a a mi departamento como si viviera aquí toda
y le sienta bien a su color de piel. Ella es blanca, con pecas en el rostro; es flaca y esbelta así que desde mi punto de vist
uneral?—Me mira de
tido y hago
mal
hermosa.—me guiñe y me r
único vestido de
alma la frent
S
á hasta la discoteca y nos dejará allí. Al igual que yo no es amante de las fies
saludo en cuánt
. —me mira por el espej
inutos sin ve
al lugar. Me despido de Patrick y me bajo
sale del auto
sotras a las 2
asiado tiempo, recién son l
y camina en dirección
ente y elegante. Ingresamos al local y por
anción que no conozco y que tampoco es de mi agrado, pero la gente baila eufórica al ritmo de la canción. Me fijo en el lugar mientras bebo mi trago. No
á el centro de baile. Me sorprende la cantidad de gente bailando, ya que es muy temprano. Bueno, no sé, para mi es muy temprano, aunque d
para que nos empecemos a aburrir así que optamos por s
eca no es lo mío—dice Gaby
nitivamente—con
a Del
astas. Es un restaurante muy reconocido por sus exquisitos
as cuantas calles nada má
alosa? Parecemos prostituta—pregunto m
os prostitutas con estilo y buen gusto
as así, pero ya no hay vuelta atrás. De todas maneras, estamos muy hermosas y aunque es l
bo
i no hay gente. Me parece irónico que un martes la discoteca s
tados en una mesa alejado de los demás. Gaby y yo nos dirigimos a una mesa que se encuentr
frío recorre todo mi