JUEGO DEL DESTINO

taba mucho consentir a Karina, tal vez el no era e

iendas, Peter al ver un vestido

rmosa con ese vestido, que

ropa p

no discutas y

lor azul turquesa un, poco ceñido al cuerpo, tenía un pequeño esc

tre, su cuerpo ya había cambiado notablemente, sus caderas se ensancharo

parece

hermos

ron a una mujer que le gritaba a una de las

buen cuerpo, delgada, co

ver a tu

d desea ya lo a pedido otra clienta, lo sien

ale a tu gerente, ¿Aca

esta clase de personas, a si que antes de que Peter

rita, me puede

atelo, a demás con esa panza como puedes creer que te quedará mejor qu

algo de asco. No entendía que clase de vida tienen estás eprsknas para volverse a si de a

as gorda, quít

itar solo por qué tu lo dices

sabes quién es él, tu y tu acompáñante, no volverán a ver la luz, el los

mo su celul

ntimidando, estoy en la tienda

ian quien era Peter. Aunque no le gustaba hacer uso de su posición, a veces ella misma sab

mujer al verlo corrió a su encuentro, ya tenía lágrima

stido floreado, que la hacia verse aún más bonita,

lo vi primero y ella me lo quito, cree que p

sus ojos, está mujer

señor lo siento me mi esposa vio el vestido primero se hecho ya ha

vestidos, busca otro po

a, esto lo noto, Peter quien la abrazo más

la recorrió con su mirada y vio su pronunciado vientre, regreso su mirada hacia

" tomo el vestido y se

vestido no me gusta... Es ig

entario de la mujer, a ella no le importaba si estaba embarazada o no, ella tenía que sac

de lo que me has dicho, ni crea

Tania. La chica grito, y hasta ese momento Lucas reaccionó, el no podía creer que estaba viendo a Karina,

si que muy a su pesar la mujer se le pegó, y tuvo que traerla, lo que no se imagin

lastimado mi mano, ¡L

actitud de Karina, tomo a su esposa po

tomo de

spe

ñeca rota, no creo que así

erentes, ya no estaba esa mirada que le dedico, cuando la salvaron, o en el ho

de Lucas y la alejo

iense dos veces antes de intentar acercarse a ella" dijo un Peter enojado, este era el

volteó h

nos faltan cosas

z, miró sus manos entrelazadas y el an

la esperanza de que ella estuviera mintiendo con lo de su boda, pero la rea