Rescatando Corazones
el aire ese día, una extraña quietud que lo mantenía alerta, incluso sin saber bien por qué. Tras varias noches durmiendo en ese centro d
emás, sino porque no encontraba consuelo en la idea de interactuar con alguien que no entendiera lo que realmen
ante las últimas sesiones, sentía que algo se rompía, como si las barreras que había levantado a lo largo de los años est
ba Lily, como siempre, con su paso firme y su uniforme impecable. Pero hoy, su presencia le pareció difere
calma, como si nada fuera tan importante, como si la ansiedad qu
cama, sintiendo un leve dolor en la pierna, algo que no
o de fisioterapia. Ethan la observó con recelo. Sabía que el "algo diferente"
tono de voz no fue de desdén, sino de simple curiosidad
dara. Ella no parecía impresionada ni intimidada por su presencia, como el resto de las personas en su vida. No, ella lo miraba co
onversación, como si lo hubiera despojado de su estatus de "señor Bennett" y lo hubiera tratado
nas. Era una confesión honesta, pero no del todo. La palabra "confiar" le parecía un lujo que
tranquilo. Colocó una pequeña silla junto a la camill
, y es comprensible. Tu mundo siempre ha girado alrededor del control, pero a
a?** Su rostro se endureció ante la sugerencia. No había lugar en su mundo pa
ión. Su tono era brusco, pero internamente, las palabras de Lily comenzaba
de la conversación. Ella sabía que tenía que ser paciente con él, que no podía apre
an sencilla que, por un momento, Ethan casi no lo crey
de que pudiera obje
parte del proceso de sanar, de reconectar cuerpo y mente. N
so cuando su pierna seguía doliendo y su mente estaba completamen
n con una pizca de curiosidad. Algo en el fondo de su ser le dec
ante. Ella estaba acostumbrada a lidiar con personas como Ethan: hombres de poder que nunca querían
la se sentó de nuevo en la silla y cruzó las piernas, su rostro calmado y sereno-. Respira profundamente por la nariz, llen
ensar. **Esto no tenía sentido, pero tampoco tenía nada que perder.** Se tumbó en la camilla y comenzó a respirar profund
o de su respiración era calmante, como si cada palabra que saliera d
os comenzó a ceder, y aunque aún le parecía todo muy extraño, empezó a notar algo diferente. La a
e te da miedo. ¿Qué es lo primero que te viene a la mente? -preg
era difícil de contestar. La idea de perder el control era aterradora, lo sabía. Pe
sin darse cuenta de lo que de
si hubiera espera
a perderlo. Pero el miedo nunca es una buena motivación, Ethan. ¿Y si te d
ro algo en sus palabras lo hizo reflexionar.