La amante del C.E.O.
li
jefe con ge
mos en el bar de aquà al lado para despedir a Ramón, que era el j
invitan?,
gastos los cubrirá Damián, asà qu
encanta, me ano
ás nos vean allÃ, es importante mandar el mensaje de apoyo a Ramón,
est
e ya Aurora aclaró que no necesa
llo y salgo para reunirme con las chicas en el lobby del edificio para ir al bar, uno que
nosotras con mi jefe, se abren las puertas del bar y me quedo con la boca abierta, es amplio y muy bonito, con mesas de mad
el resto de las analist
y hacen chistes sobre la calvicie de Ramón, quien al cabo de un rat
alvo y todo -dice, besa en la mejil
erta, asà que los imito, es el señor Parker, paso saliva y lo miro fijamente, cruzamos mirad
as, y sin moverme de mi puesto, salvo cuando necesito ir al baño, me levanto
etoco de nuevo el maquilla, me arreglo el cabello en una cola alta de caballo, pue
sistemas, se miran al
voca trabaj
do aplicarme crema corpora
a, se controla par
o de marido y papacito de jefe, ¿te ima
r
oma a la pue
Rebeca y Ramón, tiene dieciocho años y
a, me lamento por no poder oÃr má
con otras personas lejos de mi mesa, asà q
ue ya es hora de irme, pues mi padre
a despedirme, todos me despiden con la mano, se quejan y me pi
ta Damiá
jor me voy antes de que me obliguen a cantar
? -se queja Ramón
ar por aquÃ, pero merecÃas mucho ese a
ir? -pregunta un
ra no preocuparlas, la verdad es qu
lados, me quedo paralizada cuando noto que se acerca a mÃ, intento entrar a la aplicación p
gunta mirándome a los oj
to, paso saliva, siento como mi cor
y buscand
evo, no muerdo ni s
osa, guardo el teléf
n, gracia
dedica una media sonrisa pÃ
rta del Mercedes color negro para mÃ, rodea el auto y se sube, me ac
vives? -
l teatro
nsa en su auto que huele a su pe
ce arrastrando las palabr
ahà m
regunta, mi pulso se acel
madrastra, y mi he
bre s
a de mi p
veo, ¿y
ene cada cierto tie
no vives c
los h
blemas de salud, ayudo a Viveka y a mi
sin apartar la
bien con t
o con
ejores amigas y tenemos un empr
y sonrÃe afir
una chica
ado sugerente, aunque que voy a saber yo, una virgen, no he sido
nerviosa, chasquea la len
fe, soy Damián, puedes dec
a lo habÃa n
bien,
me mira a los ojos, su mirada baja hasta mis labios, no dejo de mirar
que llegué bien a casa, ¿Quieres saber si llego
radamente sobre él
le dicto el número, él lo
podré avisarte
is pechos, aspira el a
eteando, suspiro y relamo mis labios, busco salir del auto, al hace
as hasta el tercer piso, solo para alargar el
ada de reproche. Mi padre rueda su silla de ruedas, me acerco
hermoso, precioso
vino, ¿dón
trabajo, era la d
a sus
ia, que ya serÃa hora, pero no
supieran que he llamado la ate
o? -pregunta Viveka, me sep
emasiado en ese lugar, y puras cosas
nto de mi dÃa mientras busco en rede
chos sitios y muchas personas dicen que es su ex, que terminaron, m