Silueta Mortal
los hombros alzándola de los escalones de la entrada, donde h
se resistió de tal manera que acabó llevándol
íamos llamar asu esposa. Estoy seguro d
olo sácame de aquí, por fav
stá segur
as
se de ropa antes? -
z lo que
el retrovisor, durante todo el camino a Amy murmura
stá bien, ¿ Segura que no
yo te había enviado un mensaje dici
Sí se
seguro de
número
e a alguie
suntos que no me corresponden; pero por su apariencia cua
- balbuceó Amy, mo
dilla, pero sabía que la amenaza de Sofía no era va
l banco, despeinada,desclaza y con la chaqueta anc
sted cita. - Se atrevió a
oy! - Gritó Amy compl
eunión -,rebati
lvió a gritar Amy con el rost
agradaba, temía lo que pudiese haber ocurrido para que alguien de tanto pode
el dinero en mis cuentas
palideció a
oblema? ¿ Está usted descont
olo quiero
invitó a pasar a su oficina para escapar del
nera apropiada de conducirse - .Le dij
ntentando serenarse. -Las circun
utadora, miró a la pantalla y se echó hac
lizar un retiro tan grande voy a nec
y el banquero la miró por encima de sus gruesas gafas, apretando los labi
eñora Malganis. - comentó al verla dar vueltas en cí
no está usted hacie
extraordinarias, pero no voy a tolerar más faltas de respeto. Si estuviese u
eso posible? ¡Es mi d
e puso depie y señaló la puerta. - Yo no soy responsable de sus decisiones fin
zó sobre el gerente, tomándolo por la solapa de la
ora mismo me dejarás saber cuánto di
su jefe, se alarmó por los gritosque salían de la oficina y no tardó en llamar a la p
bocabajo en el suelo. La esposaron ante la mirada complacida del banque
abogado de siempre apareció con un traje lujoso, mirando
ó con desc
s años a mi firma, debe comprarte al menos un trozo de mi lealtad. Aunque no me recuerdes: yo sí recuerdo todo. Te sacaré de aquí, me comprometo a ello, per
ras no lo sé.
ntonces estamos
uro y sentenció la vida de Amy con certeza absol
únicas acciones de su empresa que consiguió salvar tuvieron que ser vendidas para pagar los honorarios del abog
En las noches soñaba con el juicio. Veía el rostro de la secretaria del motel sentada en el banquillo de los testigos. Vio las fotos inf
i que se habían convertido en su única compañí
familia, todos los hombres lo llevamos...
a. Aquella no era una pesadilla como las otras , era un recuerdo; el recuerdo que hizo regresar todo en tro
olivdó mandar a reparar y entró por la puerta trasera, que sa
endo su ira; pero cayendo en cuenta de la gran locura que estaba a punto de cometer, se dio la vuelta dispuesta a irse, con tanta
. Una pálida luz dorada se derramó por la h
unto a ella, con el torso desnu
ué hace
r aquí... esto invasión de mo
ontestám
mpresa. Él sabrá llevar todo lo que a ti te quedó tan grande.Comerá en tu
más y la agar
sde el principio, tú me hici