Una pasión prohibida.
tes. Puse los ojos en blanco. Pero g
cía tener poco más de veinte años. —¿Es tu primer día? Soy Sele
cidio se fue p
dije y ella asintió.
un sentimiento común aquí. —Sonrió. — ¿Eres estudiante de literatura o
ciendo un doctor
ro estoy pagando lenguajes y géneros te
e llorar a los estudiantes
fruncí el ceño. «Si ese hombre se atreviera a reponer una obra mía, lo mataría
i mirada a Alejandro, realmente
s. Hermana del genio —
os y hoy nos vamos a centrar en lo dramático—, escribió la palabra drama en el pizarrón, usando una tiza blanca. Luego prosi
peare? —
s brillante. ¿Cómo podemos pensar en el drama en la literatura y no pe
aginando sus grandes dedos moviénd
taba ha
s pensamientos? Es
uido el de Alejandro. Segura de mi misma, añadí—: Es un drama adolescente tonto. Es como estas series adolescentes qu
na serie juvenil? —preguntó él con seriedad y yo asentí. —
oria no me cautiva, y debes respetar la opinión de los demás —edije y la mayoría de l
etara tu opinión. ¿Se
e respondí
no mantuvo su mirada en la mía por mucho tiempo—. Usted tiene una posición con la que no estoy de acuerdo. Solo quería abrir una
orque no aprecio un clásico literario —le respondí
leando con
erdiendo
edirían el primer día? ¿Perdería mi tes
urso de literatura a la gente le gustaban los clásicos —dijo él con
tenga que tragarme Romeo y Julieta. Después de tod
ranquila, señorita Galeano. Est
. La mayoría de los adolescentes se reían y se burlaban, los mayores me miraba
pero que este tipo de comportamiento no se repita aquí. Ustedes son mis alumnos y respeto nuestra relación de profesionalismo. Comportamientos como el de la señ
e sostenía entre los dientes. Pareció perder el rumbo durante
verdad? —me preguntó y yo asentí. Él añadió—: Pensé que eras una estudiante de secundaria, con ese com
va cuando escuchó la palabra «profesor» salir de mi boca. Él asintió y la cla
la mayoría de los maestros allí, solo que el suyo era más fuerte. Era consciente de que era un genio, y eso no era bueno. A pesar de todo esto, lo explicaba todo con pasión y por unos segundos pareció no tener el síndr
rás de su escritorio, ya que había pasado la mayo
a él y coloqué las carpetas sobre la mesa, abrí el clip que contenía mis archivos y le extendí mi trabajo. Me
uta. Qué gran
o —dijo y abrí la b
guaje en con
voy a firmar con mi nombre aquí—. Lo miré completamen
y seguí—: Solo seis meses más y obtengo mi doc
aquí —dijo y me mordí el labio molesta. —Lamento decirlo, pero tu proyecto apesta —se echó las gafas hacia atrás, a pesar de que me esta
gante —espe
nos —respondió restándole importanci
espeto, ¡Vet
que no era la primera vez que
endo esta mierda y ni te puedes imaginar por lo que tuve que pasar p
ores es un pasatiempo para ti —se lev
tás ofe
ismo tono que yo —Vamos a reescribir su tesis, s
rehacer mi tesis de cu
sí, podemos rehacer tu tesis. Te guiaré todo el tiempo —me mordí el
de
a con
estaba frustr
esafié delante de todos en el s
fuiste basta
soy, profesor —miré su cuerpo
e tesis. Hay varias aulas vacías en el piso superior y si puedes venir aquí a
eunirnos? —Sonrió ampliamente
idido aceptar la situación y
verdad? —pregunté, levantando
spués de cada clase. Y cuando no hay clase,
ntacto conmigo sólo por correo electrónico, pero es sólo que seguiré nece
to para rehacer esta tesis...—tomó una libreta y anotó el número de teléfono. — No se lo des a tus compañeros. No me gustan las relaciones personales con mis alu
ente en sus ojos cuando lo llamé así. —¿O p
. ¿Nos vemos mañana? —
la clase d
oma extranjero que elegi
puesto
rita Galeano. No ll
Dije aún más
de sus maletines, salió
r, seis meses por delante y un solo asesor. Respiré ho