Alfa Mason

a algo malo con Ayla, incluso si estaban en una habitación en el lado opuesto de d

dedos de un niño curioso que insistía en quedarse allí también. Colocó a Ayla en un sofá cambiándolo de

preguntó Samarina, que se

pensado que podría ser — estoy a meses de aprender sobre, pero solamen

— Mason estrechó los ojos, n

tivamente — todo lo que sé es que Ash se sacrificó

As

un brujo humano de

te tenía pocos meses de vida. Fue en esa misma época que Ayla estaba en Francia paseando con la familia, y Ash se enamoró de ella. El cortejo fue el punto de inflexión

ar en alguno, pero conocí a Ash Daniels en un grupo cerrado de brujos — ella suspiró, como si recordar al brujo fuera algo dolor

ó.... — Mason quería ente

bierta libertad, más cosas extrañas comenzaron a suceder — Samarina miró a Ayla por algunos segundos - Había momentos en los que ella se volvía bastante agresiva, hab

entiras, salida

ser ella misma hasta que se liberara de su parte "oscura", y que

de control durante meses, a pesar de ser entrenado y enseñado desde la más tierna edad sobre cómo sería cuando su bestia despertara. Incluso con

ando entró en su mente

ntonado en alguna lengua extra

o.... ¿Es

onto parecía estar

o suena

qué di

hechizo evitó que la criatur

no? — Mason miró a Samari

s pueden rastrear este tip

jo impaciente —¿Qué pasa si una b

Ash. Culpan a A

pasó la mano por la barba cerrada, impaciente - ¿crees

edo decir con certeza — ella respiró profundamente

— él bajó la voz, dándose cuen

e estado haciendo

niebla pueda ayudarla — dijo pensat

podía dejarla en sus manos. Sintió un escalofrío cuando ella abrió los ojos, porque por un segundo tuvo la impresión de que aquellos ojos no eran los de ella, un brillo sutil la atravesó y ella respiró profundamente. Con una expresión confusa ella intentaba asimilar lo que Samarina decía, sobre ella haber mezcl

lo reprendió —

ue intentaba levantarse y volve

mayó, y la trajo aquí a salvo — el sheriff

que no hizo más q

ces estiró la mano para que ella se apoyara para levantarse, pero Ayla vaciló, como si estuviera exhausta —Sama, la fie

en casa de l