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El papá de mi mejor amigo.

Capítulo 5 4

Palabras:2308    |    Actualizado en: 15/11/2023

s 7:

n la cara, levántate de una maldita vez! —

os aquel grito tan aterrador, sacudió su cabeza tratando de qu

para que su padre no se le ocur

, pero como todo un Kinzler que era, debía acostumbrarse a ser una persona proactiva y madrugadora. Evito revisar su celular, porque según su padre, aquel aparato le succionaba las e

iado largo, por cierto. Quizá debía visitar a

e hizo cerrar la llave de la ducha, para es

in envolvía una to

demasiado —una pequeña pelinegra

ga ninguna locura, prometo no demorarme —Daphne Kinzler observaba a su herman

os días —hablo formando u

qué e

egra. Aceptaba que su hermana a veces era como un grano en el trasero, pero la amaba con toda su alma. Su relación de hermanos si

rme se encontraba perfectamente planchado y sus zapatos brilla

glándote? —su madre pregunto

así me pagas? —pregunto sonriéndole

co como siempre —la

Kinzler llego con una hoja y

para hacerlo. Su padre era Damián Kinzler, uno de los empresarios más importantes de la ciudad, siendo abogado y dueño de las empresas Kinzler´s. Su abuelo había fundado la empres

arquitecto de todo el país y su sue

ncito —el señor Kinzler hablo doblando

o apenas me has llamado, pero un pequeño demonio me pidió darle los buenos días y como sabes

ez. Siempre que mi princesa pida los bu

Lo

yecto del que te hable? —pr

vise la ubicación y los terrenos son muy flojos, muy blandos, sino quieres

ián se rio— Llamaré a Martinez para qu

negro miro a su

bicacione

antó de la silla, emocionado— Eso qui

su hijo— Tu tío insistió en que debía ponerte a prue

—pregunto sentá

pares con e

rmano, papá —me

fastidio— ¿Dónde está mi desayuno, muj

noches y dormirás en el sofá —su madre respondió con

enderezo— Solo estaba bromeando, ya sabes, jamás te d

—respondió yendo a

los ojos—No mires la cara de derrota de

aphne hablo mientras se subía a

ito poniéndose de pie y con e

ra eso —susurro la m

camino y como evitarlo, si su madre sentencio que su padre debía dormir toda una semana completa en el sofá y no h

r a Rafael, su amigo caminaba de manera lenta hacia el salón de clase. ¿Estaba desanimado o

ía detrás de ti? —pre

urmurar “Ya llego Kinzler” —el más bajo imito la voz de las chicas de hace un moment

rac

o su mano y corrió hac

arás! —el pel

tercera voz hizo que Au

gracias —respon

pelirrojo soltó su mano

egro— ¿Eres nuevo o nunca te

por cambiarme a último momento y he dejado a todos mis

mo curso — hab

os aquí? —preg

e interesa ser a

tituto ¿Qué dices? —pregunto con burla

Henry Cavill —Austin quiso reírse

eo, hasta los chicos —Berek miro a

egaba ante las palabras del chico nuevo y

ien ya se encontraba revisando su agenda— Déjame llegar, hombre —el más alto se acomod

con burla— ¿Chico nuevo? —pregunto mirando al pel

ustin se recostó en el hombro de su

muro Rafael— Pero no

mediato se acomodó y miro al

pirando— Tenemos gustos similare

r qué dices qu

é a Keven q

la atención de todos s

palmada en la frente a pelinegro— Ya vergü

y Cavill del institut

De qué hablas? —pr

Austin a partir de hoy —susurr

hablar de

mos a la cafe

erder la primer

ablo tomando de la mano al pálido

pelinegro— Yo necesito pasar todas l

os en señal de rendición— Y, por cierto, de verdad me alegro de que hay

s —Rafae

y venia de la Ciudad vecina, un chico hablador y risueño, que al parecer quería hacerse amigo de todos. Rafael pensaba que era alguien grac

ue su mejor amigo no era bueno expresando sus emociones, sentirse ansioso por saber el ch

ón, había algo que Austin no descifraba con aquel chico, pero parecía querer oc

do? —Rafael lo empujo

no seguiré viviendo —murmuro suspi

—se rio— Pero, está bien, acabaré con

o limpio sus lágrimas imaginarias— Sa

Idi

ase se encontraban metidos en sus propios asuntos, algunos estudiando, otros jugand

—Austin pregu

pálido cambio de expresi

Ra

do a Austin— Dijo que apreciaba mis sentimientos y que lo hacía

mpos

so reírse por sus palabras— Sabíamos que no era posible desde un inicio, per

es una batalla perdida —Austin miro a su amigo— ¿No qu

tió dudoso— Yo… no qu

ran fiesta este sábado? Así olvidas p

on tus palabras —R

, conoces a algún chico —hablo movie

además ¿Dónde diablos encont

costó en el asiento— Te

el fin de se

era arriesgarse demasiado y no quería ver a Rafael sufriendo, mucho menos por amor. Trataría de animarlo, hablaría con algunos chi

Austin con una sonrisa— ¡Fiesta en mi casa el sábado! —grito el pe

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