La mujer del narcotraficante
n ella nunca fue buena, es más, creo que me odia, yo la única hija de mi padre, era la consentida, él era un hombre bastante
que siempre me hacía daño, hasta la fecha la convivencia con ella ha sid
ala, ponte este vestido, dijo tirando una bolsa sobre ella, trata de aparentar que somos una pareja feliz,
umisa, porque cada vez que se había negado, le había dado un castigo, go
eas que me ponga eso?
ndon tenía, creía que para que él pudiese seguir aparentando ser un hombre de bien, debía tener una mujer como Marian a su lado, quien conocía a la mujer que
tu haz lo que te digo y punto, solo no des una imagen que pueda exponerme, dijo él
visto como frente a ella le hacía daño a las personas y en alguna ocasión, escu
n un cuerpo escultural, de excelentes modales, inteligente y agradable, lo que podía verse a simples que el amor que sentía por su esposo era co
gran fortuna, pocos sabían realmente de donde venía todo aquel dinero, dentro de las carrocerí
nos iremos en m
na prostituta, estoy segura de que no te conviene que use este vestido, en que estaba pensand
debe verse bien, ya sabes esa mujer todo lo que usa es excitante,
comprara Landon, no saldr
se tapó con una sabana, aquel vestido dejaba ve
zuela, ponte lo que quieras, p
an respiró profundo, ella se sintió libr
s pequeños pendientes de diamante, acompañados con unos t
bueno, muévete, se nos hace tarde, dijo Landon tomando a su esposa del brazo, así defi
o buscaba sexualmente a Marian, ella dentro de la humillación que sentía, le agradecía a Ruma el hecho de estar con su esposo
e violarla y ella lo golpeó tan fuerte con una pieza de madera que había en la mesa de noche, después de una fuerte golpiza
la ventana de al lado, mientras que Landon y Ru
er fría que no siente ni logra excitar a este gran h
s Landon, dime, si no me
mpresión de matrimonio feliz, Ruma es otra cosa, ex
mano de su hermosa esposa y caminó sintiéndose or