Contigo aprendà a amar
Ãtu
Jas
regreso al hospital, hoy ha sido un dÃa bastante ajetreado, estuvimos
este tipo de situaciones, pero supongo que me he acostumbrado a estas cosas. -No lo sé, la verdad no he teni
mis ojos porque estar en una posición asÃ, no es cómodo p
de eso luego?- En
ro antes de que podamos pisar el lugar, recibimos otra alerta de emergencia. Una mujer ll
de Madison avenue, llegamos en aproximadamente 5 minutos, al conjunto residencial justo
bastante nerviosa, mi compañero le pregunta si esa fue la casa que hicieron la llamada de emergencias. Ella niega diciendo que fue una equi
nos que nos retiremos. Justo en ese momento sale un hombre q
aja la cabeza asintiendo, pero hay algo raro en eso, ese tipo no me genera buena espina. Lois deja de insistir y m
Yo niego con una mueca pensativa, me llevo las m
te su cara? Aquà hay algo extraño, voy a regresar para hablar con e
go como esto te puede costar un castigo y hasta el trabajo, asà que vámonos de aquÃ-. Miro por encima de su hom
ras Lois insiste en que esto es una locura, de pronto vuelve a salir él mismo hom
y tratando de ver la televisió
ue su hijo está bien y no se hizo daño-. El hombre me mira sin ningún tipo de expresión. A
rente a mà para encontrarme con el cañón de una escopeta
os aquà para molestar -. Dice Lois c
ad-. Trago saliva y empiezo a retroceder sin darle la
ara avisar el caso de este tipo loco. Él
a verlo al rostro, puesto que estoy co
.. ¿Crees que les haya hecho daño al peq
ente lo sabremos cuan
ando podemos atender a su esposa e hijo me doy cuenta de que el pobre niño no
a propinado su esposo en múltiples ocasiones. Logré hablar con el niño, realmente s
onstruo y eso me hizo pensar que en el
minales, es horrible saber que nuestra juventud se pierde en ese tipo de cosas y ni siquiera tienen la oportunidad de ir a la escuela, graduarse o
excusas, te irás a casa, hoy ha sido un dÃa difÃcil-. Le dedico una media sonrisa, la verdad tiene razón, no me caerÃa mal un descanso por
vanzo hasta la sala, dejando las flores en
dea si aceptar o no esa cita, cierro mis ojos
darme cuenta de que esos sonidos son gemidos y los emite mi querida herma
ación de inmediato, ladeo mi
a para tomar un poco de agua. Minutos después sale Sue, tiene una de mis pijamas, yo la
xpresa señalando
ienes respeto por mi casa, eres una
n amigo, ¿recuerdas el empala
con quién primero se te atravie
s buen chico, adem
en ese instante sale el susodicho, miro a otro lado incrédula de esta situac
co que se ve de la edad de ella, hago una mueca
me habla mucho de ti-. Yo ci
a puerta, y ella le planta un beso que siento, se lo va a tragar. Cierra la puerta d
a, levanta una ceja y me mira con una sonrisa traviesa para preguntar. -¿Y eso, un hombre? ¡Oh, por todos los cielos!-
solo un regalo de alguien agradecido, no es na
r ti. Por favor, dime, porfis, porfis-. Junta ambas manos en señal de súplica, yo quiero hacerme la difÃcil, sin emba