En los brazos de Marcello
la ir y, en el caso de sus socios, matarla, como en cualquier otro caso que no fuera especial. Sin embargo, esta vez no se trataba de un caso cualquiera,
a dejar de lado esas ideas. No habÃa dormido en toda la noche,
habÃa pasado la noche en un estado de somnolencia, pero sin duda habÃa sido su guardián de sueño. A pesar de esto, no
ocios murmuraban entre ellos porque él no habÃa pasado la noche en la cabaña, especialmente Milena. Su
polÃtico, incluso tuvo que hablar de personas que le dolÃan en el alma, sabiendo que tenÃan esposas e hijos pequeños y que podrÃan ser asesinados de la misma forma que el regidor. Todo es
todas sus preguntas, he soportado sus malas respuestas y tratos. Solo pido, de
des de narcotráfico o el lavado de dinero proveniente del tráfico de drogas. Tu regidor, querida, estaba involucrado con nosotros en todas estas actividades delictivas para lucrarse, al igual que nosotros. Y de repente, al querer aparentar ser un pol
urgoneta de drogas le costaron su vi
ado. Sus socios cumplieron correctamente con su parte. Él solo podÃa mirar a Eileen y tragar s
habitación- dijo Marcello
e pie, pero Mi
ión? ¿O al patio?- pr
arcello la miró y luego
nos- l
imos aquà y no saldrá viva de este lugar. Al menos eso es
gusto intentó que
s...- Augusto intentó hablar, per
orrió peligro al ir a la misión con los demás hombres para matar al regidor. ¡Y Augusto te llamó para confirmar si podÃamos se
o su cuerpo se tensó y no pudo hacer ot
daré la orden tampoco
sacó su arma de debajo de su chaqu
Marcello dio la orden a sus hombres
u cabeza habrá volado en pedazos- Marcello también l
rma. Ella no podÃa ni podrá con la
én del brazo y la arrastró con él, obligándo
sucedido a su alrededor. La sacó de la pequeña vivienda y l
le gritó una vez más.
res tú para impedÃrmel
oy tu socia y te lo prohÃbo- gr
del mafioso le puso
No mi mujer - le dio una cachetada
y a matar, ni porque tú lo quieras ni porque el mundo lo exija - le dej
no te la voy a perdonar. Ni esta,
o estoy obligado! -Marcello hirió profundamente el orgullo
enta de que Eileen estaba en un estado de pánico. No pudo c
, sintiéndose segura en medio de la oscuridad. Lloró con fuerza mientras él la abrazaba y a
Marcello -
... nadie te hará da
ignificaba que ya no podrÃa
leen - entre sollozos le respondió lim
ra una presentación pero, de esta maner
trató de limpiar sus lagrimas con su pulgar. No
llà estaremos a salvos tu y yo. Nadie conoce de mi ubic
hecho por mi, puedes llevarme a donde quieras. Te juro que sÃ.
la calló estrujándola un
habÃa visto en puras peliculas. Sin embargo, se sentÃ
cosas por hablar. Demasiadas