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Los tres rostros del amor ( un amor verdadero )

Los tres rostros del amor ( un amor verdadero )

Kristal

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Capítulo

Tres hombres, tres caminos, un destino que desearán alcanzar. Esta es la historia de un matrimonio muy acaudalado que tiene a sus prometedores hijos. Los pequeños nacen por un mal tiempo del clima y las circunstancias del destino en un país alejado del suyo, Brasil, sin embargo en aquella noche uno de ellos quedará apartado de su propia dinastía. Hasta que veinticinco años después regresa ya siendo un hombre. La situación se desatará cuando los tres hermanos pongan sus ojos en la misma mujer. Se dice que una mujer es el motivo para iniciar grandes cambios en el mundo, así como una guerra o la misma paz. ¿Cuál de los tres hermanos sería capaz de encontrar el amor y la felicidad? Descubra conmigo está candente historia de amor, traición, esperanza, y más...

Capítulo 1 Breve introducción al primer capítulo

Cayetano Lumbi un exitoso hombre de negocios, conoció a su ahora esposa Sara Esquivel, una mujer aristocrática, con un buen desempeño educativo, potencial heredera de los acomodados Esquivel de la Mantra, una prestigiosa familia del Oeste de México.

Su fortuna se basó mayormente en la ganadería de extensas tierras llenas de riquezas y minerales de mayor demanda, sumado a qué Cayetano Lumbi era un fuerte Empresario creador de autos de última generación

Siendo Cayetano Lumbi el único hijo de sus padres, no tenía con quién competir por la enorme fortuna de la familia.

Así cuando él y Sara Esquivel se conocieron, contrajeron matrimonio, ámbas fortunas se sumaron y se engrandecieron la fortuna familiar en más del doble que era.

Solo les haría falta algo que adornara el pastel de la vida de estas dos personas.

Tener hijos...

Estando casados por cinco años, por fin Sara Esquivel quedó embarazada, era tanta su alegría que no quiso saber el sexo del bebé y se retiró a las Selvas entre Brasil y Venezuela.

Allí al cuidado de una partera, Sara se refugió para estar en un ambiente tranquilo y saludable.

A la hora del parto, esto fue de imprevisto, unas hordas de calor punzante la asaltaron en medio de la noche.

Sara se hallaba sola, pues su esposo Cayetano se encontraba de paseo por el interior del Amazonas.

Cuando llegó el momento del parto, primero nació un hermoso niño de ojiz verdes, muy buen estado físico a simple vista, unos dos minutos después Sara volvió a quejarse para dar a luz a otro hermoso niño, casi igual al primer niño, o mejor dicho era tan idéntico al primero, Sara estaba extasiada, ella sollozó de alegría y euforia, pero sintió más dolores de parto, ya habían pasado cinco minutos desde el parto del segundo niño.

Ella se quejó tanto de dolor insoportable, hasta que otros dos minutos más nació un tercer niño varón, éste no lloró, tampoco se movió, lo dieron por muerto.

Sara estaba infeliz por el suceso, sin embargo pronto olvidaría su tristeza colmado por dos hermosos niños.

Media hora después apareció su esposo Cayetano Lumbi, al ver semejante acontecimiento, él pidió su jet privado y surcó los cielos de regreso a casa con sus dos hijos varones.

Sara sintió algo de culpa al dejar el pequeño cuerpo de su tercer hijo tras si.

Creyendo que estaba muerto, resulta que el tercer bebé no estaba muerto, solo había tenido algo de atraso en dar pataletas y llantos.

La vieja curandera se dió cuenta justo cuando entró después de despedir a su patrona Sara Esquivel.

Ella cargó al bebé, el bebé sonrió lo cual esa sonrisa conquistó su corazón a lo inmediato.

Ella sonrió y su corazón se calentó mucho, ella era una anciana solitaria, nunca había tenido descendencia, así que siempre vivió sola, al cabo que debía esperar para poder llamar a la Ciudad de México para hablar con los padres del niño, debía esperar.

Aunque conforme iba pasando las horas, se le hacía más difícil decidir llamar a la señora Sara Esquivel para decirle que regresara por su tercer hijo.

Hizo la llamada con toda la fuerza de voluntad a cuestas que le quedaba, el bebé tenia varias horas de llanto, comilona, y siestas. Parecía que toda su vida estuviera allí.

El pequeño lloraba, a la vez le sonreía, ella se había valido de la única burra que tenía en su propiedad, le traía la leche de burra lo hervía y empezaba a mojar la punta de un pañuelo limpio y remojaba la leche para dar a chupar al niño quien succioonaba con una fuerza estrepitosa, quería vivir.

Se veía que tenía ganas de vivir, esa era la forma de mostrar que tenía las ganas de aferrarse a su vida.

¿Quién soy yo para quitarle el amor de sus padres, quién soy yo para cambiarle el destino a este bebé tan hermoso? Se decía la anciana mientras lloraba amargamente.

La llamada fue conectada, pero al instante empezó una tormenta que cortó el único suministro de luz y señal que había quedando incomunicados por varios días, parecía que el destino y todo se juntaba para dejar en sus manos la oportunidad de quedarse con aquel pequeño.

¿Casualidad o destino?

"O simplemente el deseo ferviente de una solitaria mujer que añoraba a un ser querido junto a ella"

Aquel pequeño bebé sobrevivió y se quedó viviendo con la única curandera de la selva amazónica en Brasil.

***

Veinticinco años después...

En DF Ciudad de México...

De un Club exclusivo venía saliendo abrazado de una hermosa mujer española un apuesto joven, este portaba una camisa blanca de cuello, su rostro era entre sonrisas sutiles a semblantes maliciosas, tenía sus ojos a veces verdes profundos, otras veces casi grisáceos, él era José Fernando, el mayor de los hijos de Cayetano Lumbi y Sara Esquivel.

Su encantadora sonrisa, rostro, altura, todo de él atraía a las mujeres que pasara por su lado o de frente, era un mujeriego empedernido.

José Fernando no sentaba cabeza, nunca lo hacía, siempre estaba con una mujer cada dos por tres días. Sus padres estaban cansados de su actitud y su valía por la vida.

José Fernando tenía un carácter soleado, jovial, insistente, despreocupado, nunca fue su fuerte la responsabilidad, es más él le gustaba decir que no se casaría por que él le pertenecías a todas las mujeres.

Y allí estaba su segundo hermano José Adrián Lumbi, tan dominante, como solitario, arrogante y genio, nada escapaba a sus ojos de halcón que tenía, esos mismos ojos verdes que se le iluminaban solo para trabajar y trabajar. No tenía vida propia Jose Adrian Lumbi, pues hasta los domingos quería estar trabajando.

Y he aquí estaba el que había sido dejado atrás, su madre Sara hasta un tiempo después contó a su marido que eran tres chicos y que uno nació muerto, así que se sentía culpable por haber dejado el cuerpo de su pequeño atrás.

Por su parte la curandera y partera había escuchado de boca de Sara que el primer nombre de los otros dos hijos iba ser José, por el primer nombre de su esposo Caetano, así que la anciana también le escogió el nombre de José Miguel al tercer trillizo, su hijo de crianza.

Este había resultado ser inteligente, audaz, ágil, laborioso, un excelente joven, ella no se esforzó por enseñarle tanto, parecía que ya tenía la genialidad y el temple de sus familiares Lumbi Esquivel.

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