Adiós al Viejo Amor

Adiós al Viejo Amor

Gavin

5.0
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Capítulo

La noche en que mi última película se estrenó, el éxito me envolvía, pero la emoción se congeló cuando unas risas obscenas rompieron la oscuridad. Un grupo de hombres, de la nada, me rodeó, sus manos sucias rasgando mi vestido, mi dignidad. Los flashes de sus celulares me cegaron, capturando cada fragmento de mi humillación, fotos que en segundos incendiaron internet. Cuando pensé que el horror había terminado, uno de ellos me miró con una lujuria animal, y lo que siguió me arrancó el alma. Me violaron, una y otra vez, dejándome rota en un bosque cercano, mi cuerpo un mapa de dolor y mi mente un vacío. nnEl escándalo explotó, titulando mi nombre con motes crueles: "Actriz sucia" , "Zorra de Hollywood" . Me encerré, el mundo exterior una herida abierta, solo Ricardo, mi novio y jefe, mi roca, me mantenía a flote. Él me consolaba, prometía que todo estaría bien, que superaríamos esto juntos. Una noche, su teléfono vibró, una notificación de un chat grupal que desató mi curiosidad. Lo que leí me dejó sin aliento, una puñalada helada en el corazón: "El plan funcionó a la perfección. Elena está acabada, el papel en 'Luz de Luna' es tuyo, Manuela." El mensaje era de Ricardo, y Manuela, mi mayor rival. Él no solo sabía del ataque, lo había orquestado todo. Mi humillación, mi violación, el fin de mi carrera, todo para que ella obtuviera un papel.nEn ese instante, una avalancha de recuerdos ajenos, de otra vida, me golpeó. Ricardo no solo me había traicionado en esta existencia, sino que me había sacrificado por Manuela en un ciclo de traición que trascendía el tiempo. Él había reencarnado no para estar conmigo, sino para corregir su "error" pasado, para tener a Manuela a cualquier costo. Y una vez más, el costo era yo. ¿Cómo pude ser tan ciega? ¿Cómo pude amarlo a través de vidas, para que él repitiera el mismo patrón de crueldad? El dolor se transformó en una rabia fría y cortante, sin lágrimas. Sólo una resolución de acero me impulsó. No más. Me levanté. Si él quería un papel, se lo daría. Pero sería el papel de mi renacimiento, lejos de él y de la pesadilla que había creado.

Introducción

La noche en que mi última película se estrenó, el éxito me envolvía, pero la emoción se congeló cuando unas risas obscenas rompieron la oscuridad. Un grupo de hombres, de la nada, me rodeó, sus manos sucias rasgando mi vestido, mi dignidad.

Los flashes de sus celulares me cegaron, capturando cada fragmento de mi humillación, fotos que en segundos incendiaron internet. Cuando pensé que el horror había terminado, uno de ellos me miró con una lujuria animal, y lo que siguió me arrancó el alma. Me violaron, una y otra vez, dejándome rota en un bosque cercano, mi cuerpo un mapa de dolor y mi mente un vacío.

nnEl escándalo explotó, titulando mi nombre con motes crueles: "Actriz sucia" , "Zorra de Hollywood" . Me encerré, el mundo exterior una herida abierta, solo Ricardo, mi novio y jefe, mi roca, me mantenía a flote. Él me consolaba, prometía que todo estaría bien, que superaríamos esto juntos. Una noche, su teléfono vibró, una notificación de un chat grupal que desató mi curiosidad. Lo que leí me dejó sin aliento, una puñalada helada en el corazón: "El plan funcionó a la perfección. Elena está acabada, el papel en 'Luz de Luna' es tuyo, Manuela."

El mensaje era de Ricardo, y Manuela, mi mayor rival. Él no solo sabía del ataque, lo había orquestado todo. Mi humillación, mi violación, el fin de mi carrera, todo para que ella obtuviera un papel.\n\nEn ese instante, una avalancha de recuerdos ajenos, de otra vida, me golpeó.

Ricardo no solo me había traicionado en esta existencia, sino que me había sacrificado por Manuela en un ciclo de traición que trascendía el tiempo. Él había reencarnado no para estar conmigo, sino para corregir su "error" pasado, para tener a Manuela a cualquier costo.

Y una vez más, el costo era yo. ¿Cómo pude ser tan ciega? ¿Cómo pude amarlo a través de vidas, para que él repitiera el mismo patrón de crueldad? El dolor se transformó en una rabia fría y cortante, sin lágrimas. Sólo una resolución de acero me impulsó. No más. Me levanté. Si él quería un papel, se lo daría. Pero sería el papel de mi renacimiento, lejos de él y de la pesadilla que había creado.

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