El Postre Más Dulce: Vivir Libre

El Postre Más Dulce: Vivir Libre

Gavin

5.0
calificaciones
13
Vistas
11
Capítulo

Miro el billete de tren en mi mano, Sevilla-Santa Justa. El tren avanzaba, pero sentía un frío gélido que nada tenía que ver con el aire acondicionado. Era el frío de la muerte, ese que ya había conocido. En mi vida anterior, este viaje fue el principio de mi fin. Mi madre, Carmen, me sonreía desde el asiento de enfrente, su sonrisa de mártir era el preludio de que iba a arruinarme la vida, como siempre. Mi padre, Ricardo, se ajustaba la corbata, ajeno a todo, preocupado solo por la imagen. Recuerdo la otra vida, ese mismo viaje. Mi madre, con su devoción retorcida, metió una estatuilla robada en mi bolso. Me acusaron de ladrona, mi carrera como chef pastelera fue destrozada. Luego vino el diagnóstico falso, la enfermedad crónica que no tenía, otra oportunidad perdida. Y finalmente, la Feria de Abril, el callejón oscuro, el olor a vino y a muerte. Morí sola, deprimida, por su "bien". Pero ahora, he vuelto. He renacido en este preciso instante, en este mismo tren. Y esta vez, el infierno no será para mí. Esta vez, el juego es mío y las reglas han cambiado.

Introducción

Miro el billete de tren en mi mano, Sevilla-Santa Justa.

El tren avanzaba, pero sentía un frío gélido que nada tenía que ver con el aire acondicionado.

Era el frío de la muerte, ese que ya había conocido.

En mi vida anterior, este viaje fue el principio de mi fin.

Mi madre, Carmen, me sonreía desde el asiento de enfrente, su sonrisa de mártir era el preludio de que iba a arruinarme la vida, como siempre.

Mi padre, Ricardo, se ajustaba la corbata, ajeno a todo, preocupado solo por la imagen.

Recuerdo la otra vida, ese mismo viaje.

Mi madre, con su devoción retorcida, metió una estatuilla robada en mi bolso.

Me acusaron de ladrona, mi carrera como chef pastelera fue destrozada.

Luego vino el diagnóstico falso, la enfermedad crónica que no tenía, otra oportunidad perdida.

Y finalmente, la Feria de Abril, el callejón oscuro, el olor a vino y a muerte.

Morí sola, deprimida, por su "bien".

Pero ahora, he vuelto.

He renacido en este preciso instante, en este mismo tren.

Y esta vez, el infierno no será para mí.

Esta vez, el juego es mío y las reglas han cambiado.

Seguir leyendo

Otros libros de Gavin

Ver más

Quizás también le guste

El beso de despedida de cinco millones de dólares

El beso de despedida de cinco millones de dólares

Gavin
5.0

Renuncié a mi beca en el Tec de Monterrey para apoyar a mi novio, Braulio Garza. Después de que el imperio tecnológico de su familia colapsara y sus padres murieran, yo trabajaba turnos dobles como cocinera, usando el dinero de mi colegiatura para ayudarlo a salir adelante. Pero el día que anunció el éxito de su nueva empresa, se paró en el escenario, besó a una abogada de la alta sociedad llamada Jessica Cantú y la presentó al mundo como su socia. La humillación apenas comenzaba. En una fiesta, Jessica derramó champán sobre mí a propósito. Más tarde, atrapadas juntas en un elevador, me siseó que yo era una "limosnera" justo antes de que los cables se rompieran. El desplome me destrozó la pierna. Cuando un rescatista se asomó desde la escotilla de emergencia, capaz de salvar solo a una de nosotras a la vez, escuché la voz frenética de Braulio desde arriba. —¡Salven a Jessica! —gritó sin un instante de duda—. ¡A ella primero! En el hospital, justificó su elección diciendo que Jessica era "delicada", mientras que yo era "fuerte" y podía soportarlo. Luego, tuvo la audacia de rogarme, a mí, su amiga de la infancia, que donara mi tipo de sangre, que era muy raro, para salvarla. Me llevó en brazos a la sala de donación, y en el momento en que la bolsa se llenó, salió corriendo con mi sangre al lado de Jessica, sin siquiera voltear a verme. Mirando la marca fresca de la aguja en mi brazo amoratado, finalmente me di cuenta de que el chico al que había salvado ya no existía. Era hora de salvarme a mí misma.

Capítulo
Leer ahora
Descargar libro