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El hijo del CEO

El hijo del CEO

Elkiem

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Capítulo

Lucky vive bajo el yugo de su padre que está cargo de prostíbulos en toda la zona y en diferentes países, es el "jefe" de la familia, sin embargo, él desea cambiar su vida ahora que tiene 18 años. Ahora es el momento de dejar la reputación de su familia detrás y los crímenes atroces cometidos por su padre, ¿podrá hacerlo? ¿o sucumbirá ante el peso familiar? (La historia continúa en wattpad, dreame y buenovela bajo el mismo nombre, únicamente con portadas distintas)

Capítulo 1 Introducción

Usa el seudónimo Lucky para ocultar su verdadera identidad en la prisión burlesca de su padre, en la prisión donde explota mujeres a su merced y las ingresa en la prostitución buscando el fuego fehaciente del poder y las fantasías masculinas.

Lucky creció bajo ese entorno en un barrio de bajos recursos, únicamente cuando su padre se hizo cargo de los negocios turbios pudieron mudarse a un lugar más "digno" según él a costa de miles de prostíbulos; lamentablemente su madre murió cuando él tenía unos 8-9 años de edad y debido a eso, la figura paterna fue la única presente en su mente a partir de allí. El hombre nunca más se casó ni tampoco expresó deseos de hacerlo, suponía Lucky que no le hacía falta porque cuando quisiera podía tener muchas mujeres pagas a su alrededor, y aunque él estaba en contra de eso y fueron miles de veces en las cuales expresó su disgusto, nada iba a cambiar.

"Vos comés gracias a esto", esas eran las palabras que provenían de los labios de su padre y si insistía en quejarse lo había desafiado a que comience su propia vida, que se cambie el nombre, que haga lo que desee, pero la reputación y el pasado turbio lo iba a perseguir por siempre. Ahí Lucky entendió que ya no tenía deseos de escapar, eso se había ido junto a la niñez, la infancia, ahora que contaba con 18 años podía realmente intentar empezar una nueva vida, podía cambiar y dejar todo atrás sin obstáculos. Ese día observó su rostro en el baño del lugar con esas luces tenues y rojas, algo le habían puesto a su bebida, pero no sabía qué, por eso decidió esconderse, todo a su alrededor se movía con rapidez y el corazón le había comenzado a latir como si fuera una especie de taquicardia. Sospechaba, eso era lo único que podía hacer en aquellos momentos.

"Hijo de puta" vociferó colocando la mano sobre el espejo; si no recordaba mal, el cliente número 1 del lugar y quien se llevaba la coronita era Lucío Gonzales, y era el mismo que intentó algo con él años atrás, mucho antes que fuera mayor de edad, simplemente ingresó en su cuarto como si fuera su casa y le ofreció dinero a cambio de sexo oral. No era la primera vez que intentaba algo con Lucky, pero sí la primera vez que lo drogaba y lo peor de todo que no tuvo la mejor idea que esconderse en el baño de hombre -en realidad era lo único que podía hacer- si se escondía en los baños de mujeres probablemente sea tomado como un degenerado más que anda por esos lares, pero el baño de hombres era amplio, abierto, quien deseaba podía entrar. Su temor aumentó cuando oyó que la puerta hacía un sonido chirriante, es decir, alguien entraba, y si alguien entraba viéndolo en ese estado podrían aprovecharse, y más que nada si aquel que entraba tenía los mismos gustos que Lucío. El espejo le dejaba ver hacia los costados, sin embargo, no pensó demasiado, simplemente ingresó a uno de los baños y cerró la puerta teniéndola con ambas manos, aún le quedaba fuerza, quizás durante unos 10 o 20 minutos más, de a poco se iba a ir durmiendo, pero no podía dejar que eso pase porque su integridad corría peligro.

" ¿Dónde estás Lucky?" oyó que era la voz de su enemigo, la voz de su agresor. "¿O ya te quedaste dormido?" nuevamente el bribón intentaba burlarse de él. "Dale, mucho más no te vas a poder esconder, o te canto una canción de cuna".

Si hubiera estado como siempre, probablemente Lucky saldría y lo golpearía, pero ahora, en ese estado deplorable, ¿qué podía hacer? Salir era un suicidio, y no salir también lo era, prefería ganar unos minutos más, y llamar a una de las mujeres para que lo ayuden. Tanteó su celular y llamó al primer número que encontró, éste no era nada más que su padre, y como era de esperarse, obviamente no contestó. El inútil ni siquiera servía para ayudar a su hijo en problemas.

Lucío abrió la puerta del cubículo donde se encontraba Lucky y lo tomó del cuello, paseó la lengua sobre este mismo con agilidad y mordió en ese mismo lugar, por su parte, cerró sus ojos e intentó empujarlo, pero todo se comenzaba a ver más negro, las luces lo mareaban, y la voz del tipo ingresaba por sus oídos como si estuviera balbuceando. De repente lo colocó contra la pared y allí lo golpeó una vez sobre el rostro, la sangre cayó agitada de la boca.

Otra voz entró en juego: "Lo tocas de vuelta y te mato". Lucío ahora tenía una navaja sobre el cuello, y sabía que cuando era descubierto el juego se acababa, prefería que nadie siembre sospechas sobre su perfil debido a que quizás no lo dejasen entrar más, que tal vez no quedaría impune por más que pudiese pagarle a los jueces, por más que pudiese pagar finanzas para no entrar en la cárcel. Entonces soltó a Lucky y el cuerpo de éste cayó lentamente sobre el suelo, apenas levantó el rostro para ver a quién lo había salvado, vio el cabello rojizo, los ojos azules y la mirada seria, se trataba de Red, una de las prostitutas que había entrado recientemente.

"Un día no te vas a salvar más, Lucky, ¿sabés cómo te conocen por acá? Dicen que sos la puta con corona". Las últimas palabras del agresor quedaron grabadas en la mente de Lucky y eso fue lo último que recordó porque después todo se hizo negro y despertó en su cama al otro día.

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