La obsesión del mafioso.

Nicole

—¡Nicole! —Me despiertan los gritos de mi padre.

—¿Qué? —Prácticamente salto del susto.

Él ríe —Otra vez te dormiste sentada.

Es verdad, ahora que acabo de despertar, siento un intenso dolor en la espalda y el cuello; necesito un masaje urgente.

—Tenía mucho que estudiar, mañana tengo un examen importante.

—No me gusta que te excedas, Niki. Sabes que debes descansar bien. Soy capaz de dejar de pagarte la carrera si no obedeces.

—Puedo trabajar.

Él ríe —Ni lo sueñes, princesa. De la facultad a la casa, ese es el acuerdo.

Rodeo los ojos —Sí, papi.

—Ya está el desayuno, no tardes.

Rafael es un gran padre, aunque no negaré que sigo extrañando a Adam, quien es mi padre biológico; con él no me siento tan sola.

Mi padre trabajaba en el ejército, pero desgraciadamente perdió la vida en una misión muy importante contra una red de tráfico de personas.

Organizaron una emboscada para rescatar a las víctimas y atrapar a los captores, pero descubrieron que era una emboscada de parte de los narcotraficantes. Al parecer, alguien vendió su ubicación y colocaron un explosivo.

Mi padre decidió cubrir a su superior el Coronel Rafael Spencer mientras este ayudaba a las personas a huir junto con otros compañeros; luego intentó escapar, pero ya era tarde y el lugar explotó.

Cuando murió papá, yo tenía ocho años. Mi mundo se detuvo. A pesar de que lo veía en pocas ocasiones debido a su trabajo, teníamos una relación muy sólida.

Esperaba paciente todos los días para volver a verlo y que él me salvara del sufrimiento que era mi vida.

Mi madre toda la vida ha sido adicta al alcohol y otras sustancias. Cuando ingería sustancias, era muy agresiva conmigo. Le tenía terror y me ocultaba en el closet o en otros lugares.

En ocasiones lograba librarme, pero en otras no. A pesar de que era una niña, me golpeaba hasta que se cansaba; no solo era físico, también psicológicamente. Me decía cosas horribles y me culpaba de su desgracia.

Al parecer, mi madre nunca amó a mi padre. Ella estaba enamorada de otro hombre, pero este la engañó y, por despecho, ella bebió de más y tuvo relaciones con mi padre. Cuando mi abuelo, quien era muy estricto, se enteró, los obligó a casarse. Para mi padre no fue ningún sacrificio porque él la amaba, pero para mi madre sí.

No fue difícil para Rafael obtener mi custodia legal; había mucha evidencia de que yo no estaba siendo cuidada. En principio, cuando lo conocí, era muy tímida con él y me costaba conectar, pero con el tiempo comencé a verlo como a un padre.

Él ha sido muy cariñoso conmigo, muy paciente y sobreprotector. Siempre le estaré agradecida porque él me salvó la vida, me salvó de vivir con esa mujer o terminar en un orfanato porque no tengo más familia.

Mis heridas físicas con el tiempo cicatrizaron, pero las internas no. Es doloroso que tu madre te odie y tu padre ya no esté en este mundo; sin embargo, intento verle el lado positivo a la vida.

Soy afortunada de tener a Rafael como papá, a mis mejores amigos, un hermano como Noah; tengo los mejores recuerdos de él.

Noah por fin regresa mañana; no lo veo desde hace once años. Es una larga y dolorosa historia; sus padres me adoptaron cuando quedé huérfana, por así decirlo.

Él siempre fue muy sobreprotector conmigo y muy buen hermano, pero luego cambió su actitud conmigo y los demás, sobre todo con papá.

No sé la razón, pero sus padres se divorciaron y eso no fue lo peor; su madre desgraciadamente murió. Debido a que él era mayor, no mayor de edad, pero sí legalmente tenía edad para elegir, eligió quedarse con su abuela.

Papá le escribe, y yo le escribí, pero nunca ha respondido ninguna carta. Solo sé de su vida por Lorenzo, así es mi exnovio, también pertenece al ejército, como mi hermano.

Es mi maldito karma odio que arriesguen su vida por eso terminamos y otros problemas que tuvimos.

En fin, no quiero pensar en el fue un año de relación tirado a la basura, ahora solo quiero centrarme en mi carrera, escogí la carrera de Trabajo Social porque me encanta la idea de ayudar a niños que atraviesan situaciones similares o peores que la mía, siento que puedo conectar con ellos, además no existen muchos superhéroes como mi padre que salvan a niños.

Quisiera verlo feliz, pero no lo es, a él le duele su mala relación con Noah. Siempre habla con orgullo y cariño de él.

A pesar de tener veinticinco años él tiene grandes logros en la fuerza es el orgullo de la familia aunque no siempre fue así de adolescente era muy rebelde.

—Papá, no quiero que te ilusiones con Noah. —Mire a mi padre con preocupación.

—Niki, yo te cuido a ti, no al revés. —Mi padre responde con seguridad.

—También te cuido, papá. ¿Estás muy seguro de que vendrá a la casa?

—Estoy seguro de que lo hará. Se quedará un tiempo por trabajo, pero tú y yo lo convenceremos de que sea permanente.

—Bien, espero que nos llevemos tan bien como cuando éramos pequeños.

—Ya verás que sí, Niki.

—No quiero que le digas mi secreto, como no se lo has dicho a nadie.

—¿Nicole, esa es una de las razones por las cuales terminaste con Lorenzo, verdad?

Asentí—Es lo mejor para todos. No quiero que él me vea diferente.

—Te entiendo.

El resto del día estuve en clase, anotando y escuchando la lección.

Me molesta la materia; es genial y central para la carrera, pero la profesora es aburrida. No quiero que cuente chistes, pero podría esforzarse un poco más y explicar mejor también.

Cuando terminé la clase, me reuní con mis mejores amigos Alondra y Elliot.

Vamos a la misma facultad, pero no a la misma carrera. Ella estudia derecho, y él, arte. Nos conocemos desde la secundaria y nos hemos hecho inseparables.

—¿Cuándo vendrá ese bombón?

Reí fuerte —Mañana, creo.

—¿Y con Lorenzo qué ocurre? Sabes, él no deja de preguntar por ti. —Replica Elliot.

—Elliot, sé que es amigo de tu hermano, pero se acabó.

—Bien, Niki, quiero una foto del Teniente guapo.

Reí —No es Teniente, pero bien.

—Mi hermano dice que Noah tiene un carácter de los mil demonios.

—No, nada que ver. Noah es un amor.

—La gente cambia, Nicole. No lo ves hace más de diez años.

—Tienes razón, pero no creo que sea tan malo si es hijo de mi padre.

—Es verdad, tu padre es un amor.