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Prometo enamorarte

Prometo enamorarte

isa92

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Capítulo

Astrid Sallow el día que murió su abuela todo su mundo cambió, en medio de una desesperación al pensar que había cometido un crimen salió huyendo a Londres en dónde de ser una mujer rica pasó a ser una en las calles de la capital. Ilán Johnson propietario y CEO de una joyería muy prestigiosa paso por el dolor de perder a su esposa a una edad muy joven, él llegara a enamorarse de Astrid con el pasar del tiempo pero sentirá que le está fallando a su difunta conyugue. Por petición de esta peculiar chica va a fingir ser su esposo lo que va a acercarlos aún más y empezará a discutir con ella cuando la compañía masculina se le acerque demasiado.

Capítulo 1 Prólogo

Una fría sala de hospital, ese era el escenario que se miraba a simple vista. La chica que se encontraba esperando en ese sitio movía sus pies con total frenesí mientras veía a través de una puerta que fue abierta luego de unos minutos, los doctores salieron y la veían con cierta lástima.

—Puede pasar, su abuela se encuentra preguntando por usted y es necesario que lo haga de una vez, lo siento pero ya no hay nada que podamos hacer por la señora Sallow.

Ella se levantó de donde se encontraba y fue a la habitación donde una anciana se encontraba conectada a varias máquinas que la mantenían un poco estable, en el momento que miró a la jovencita fue que sonrió con debilidad y extendió su mano que fue tomada con rapidez.

—Hija creo que ya mi final llegó, lamento dejarte sola y créeme que si pudiera alargar mi estancia en este mundo solo para acompañarte lo haría sin dudarlo dos veces. Recuerda que en tu corazón siempre tienes que tener valentía y bondad, mientras poseas esas cualidades vas a brillar en el mundo, te amo.

El monitor señaló que la vida de la señora había llegado a su final, en ese momento donde la nieta de la difunta miró tal cosa empezó a llorar sin detenerse, se lanzó sobre su cuerpo que aún permanecía caliente y todo el personal que transitaba por ahí sintió como su piel se erizo al escuchar este llanto desgarrador que llegaba hasta las fibras más sensibles de cualquiera.

En el otro piso se encontraba un hombre con su esposa, ellos miraban a través del monitor el feto que se desarrollaba en la matriz de la mujer; debido a su alegría fue que no vieron la cara de angustia que tenía la doctora que la examinaba, ella pasaba el aparato en toda la barriga de esta persona y comenzó a fruncir el ceño.

—¿Acaso ocurre algo doctora? —el hombre preguntó al ver la preocupación de la mujer —ya tiene rato examinando a mi esposa y no dice nada.

—Lamento decirles esto señores pero lamentablemente el corazón del bebé no se muestra en el monitor, al parecer el producto murió dentro de la mujer por causas que desconozco y es necesario realizar un aborto.

—No es posible, tomamos todos los cuidados necesarios para que en esta ocasión el embarazo si se pudiera dar —ella lloró amargamente —es el cuarto que perdemos en menos de un año y siento que soy una mujer marchita por dentro.

—Lo lamento señora pero son riesgos que muchas mujeres corren al salir embarazada tantas veces, tiene que dejar que su cuerpo se recuperé para ver si de esa forma puede llevar una gestación a término —la doctora miró al hombre —insisto en que la lleve donde un psicólogo para que la evalúe y de esta forma puedan seguir los pasos necesarios ante las múltiples pérdidas que han tenido.

—¡Yo no estoy loca! —ella gritó mientras lloraba —solamente quiero ser madre, creo que no estoy pidiendo demasiado.

—Un psicólogo no es para personas que se encuentran con problemas mentales sino que es más enfocado en lo emocional, le aconsejo que visite uno y de esta manera pueda lidiar con la muerte de sus cuatro bebés, por el momento pediré que preparen el quirófano y hacerle el legrado cuanto antes.

El quirófano una vez que estuvo listo trasladaron a la mujer que sufría por la muerte de su bebé, mientras iban de camino a este sitio se encontraron con la chica que había perdido a su abuela ya que la morgue también se encontraba de paso. A pesar que el hombre chocó con esta persona antes mencionada no la volvió a ver y sucedió lo mismo con ella, ambos estaban absortos en su dolor que poco les importaba lo que les podía pasar.

—Doctor —la joven habló —quiero sacar a mi abuela de aquí cuanto antes, ya hemos pasado mucho tiempo en el hospital y no es de mi agrado seguir haciéndolo.

—No se preocupe señorita Sallow, en estos momentos se extenderá el acta de defunción y le aconsejo que llamé a la funeraria a cargo para que le ayuden con el cuerpo.

Ella accedió e hizo las llamadas correspondientes, el doctor preparaba el acta de defunción en lo que esta joven chica contactaba con la funeraria que estuvo a cargo de su familia por muchas décadas. Una vez que todo estaba en orden trasladaron el cuerpo de la occisa a la capilla que preparaban para la familia Sallow, todo era lujo sin embargo lo que más predominaba en este sitio era la completa soledad.

—Hija —un sacerdote entró a la capilla —¿Acaso solo tú estás de toda tu familia? Me parece increíble que ni siquiera por aparentar sean capaces de venir a dar la cara.

—Hola padre, me encuentro mejor sola que con toda esa bola de hipócritas. Usted sabe a la perfección que lo único que les interesa es el dinero que mi abuela dejó y nada más.

La joven chica fue acompañada solamente por el sacerdote, una vez que enterraron a la anciana cada uno se fue por su lado y ella llegó a una lujosa mansión ubicada en uno de los mejores complejos de Manchester. Una vez que el personal le dió acceso a entrar se sorprendió al encontrar algunas de sus cosas tiradas en el umbral de la puerta.

—¡¿Qué significa esto?! —ella habló dolida y enfadada —en este momento toman mis cosas y las vuelven a meter a la mansión, definitivamente todos ustedes se encuentran dementes si creen que pueden hacer esto conmigo.

Una empleada salió pronto a su encuentro, en el momento que la joven mujer la miró se detuvo y esperó a que la mucama hablará, una vez que la saludó con una reverencia fue que bajó su cabeza mientras hablaba.

—Señorita Sallow por favor le ofrecemos disculpas, fue su tía la que nos ordenó que hiciéramos tal cosa y dijo que si se nos ocurría desobedecerla nos iba a correr de la casa, incluso ni siquiera nos permitió ir al funeral de la señora.

—Es increíble que se dieran cuenta de la muerte de mi abuela, muy bien, no se preocupen demasiado que voy a resolver esto en este momento.

La puerta fue aporreada y salió de la propiedad una mujer que destilaba malicia por todos lados, ella miró con desdén a la joven chica que levantaba su mentón con total orgullo y no se mostraba en absoluto intimidada por ella.

—Ya deja de hacer tanto alboroto chiquilla, dado que mi mamá ya pasó a mejor vida no tienes el derecho de estar aquí. La vieja no dejó testamento y por lo tanto todo pasa a mis manos, no te quiero en esta propiedad y considérate afortunada de que te dimos una maleta de tamaño decente con todas tus cochinadas.

—Es increíble tu cinismo tía, te recuerdo que yo tengo igual derecho que tú ya que soy hija de tu difunta hermana, si piensas que te vas a deshacer tan fácilmente de mí te digo que estás desquiciada. Ahora hazte a un lado si no deseas que te empuje, además estás no son mis cosas, esos son los trapos viejos de la hueca de tu hija que de pasó tiene un pésimo gusto a la hora de comprar, a leguas se nota que eres su progenitora.

—Ni se te ocurra dar un paso más —ella la empujo —si se te ocurre entrar voy a llamar a la policía para que te saqué por invasión a la propiedad privada.

—¡Anda, vamos llama de una vez! Es más, si deseas puedo llamar yo sin ningún problema para que ellos te lean la cartilla.

La mujer mordió su mejilla a tal punto que sangro, la chica tomó sólo lo que le pertenecía y al entrar al cuarto que tenía miró que su prima ya se estaba instalando. Su rabia fue tan grande al ver que estaba usando la ropa que su abuela le había dicho que era de su madre.

—¡En este momento te quitas ese vestido, Angelique! —ella la sujetó del cuello —no te metas con el diablo si no deseas quedarte sin alma.

Su tía entró en buen momento ya que su hija estaba casi morada por la falta de aire, una vez que la soltó fue que empezó a toser mientras tragaba aire a bocanadas.

—¡Eres una salvaje al igual que tu madre! —ella le dió una bofetada —si no te vas te advierto que en este momento voy a levantar una denuncia en tu contra, toma tus tiliches y te largas de la casa de la vieja, ya la que te defendía se encuentra a tres metros bajo tierra y no puedes hacer nada.

—No te vas a deshacer tan fácil de mí, créeme que no te daré ese gusto y en caso de que mi abuela no dejará un testamento voy a irme pero antes pienso consultarle al señor Brown ya que dudo mucho que ella me dejará completamente desamparada si sabía a la perfección que me iba a quedar al lado de unas aves de rapiña que lo único que deseaban era su muerte para poner sus garras en el dinero que tanto le costó levantar mientras se apoyaba de mi abuelo y mi madre.

Las mujeres fueron echadas de la habitación, en el momento que Angelique miró en una repisa que su prima tenía en el cuarto salió corriendo y tomó una urna donde se encontraban unas cenizas, la última mencionada se quedó helada ya que ella sabía muy bien lo que había en ese sitio.

—Deja las cenizas de mi madre, si no deseas que te mate en este preciso momento vas a hacerlo sin rechistar.

—Quiero que te vayas y nos dejes esta casa completamente libre, te odio Astrid y siempre lo voy a hacer ya que la abuela no me veía en absoluto por verte a ti, siempre fui ignorada y mis deseos pasaron a segundo plano solo por ti.

—Mi abuela nos quería igual pero por mí tenía compasión ya que perdí a mi mamá siendo una niña, tú siempre tuviste a la tuya algo de lo cual no puedo decir lo mismo. Dame esas cenizas que es lo único que tengo en este mundo para llorar a mi madre.

Angelique simplemente ignoró lo que su prima decía y fue al retrete en donde levantó la tapa, en el momento que Astrid miró que la bolsa donde las cenizas de su madre descansaban estaba en peligro intentó acercarse sin embargo su tía la sostuvo de los brazos muy fuerte mientras reía.

—Vamos cariño, tira las cenizas de esa ramera que se metió con el primero hombre que se le cruzó por el frente —ella sonrió feliz —no solo tú fuiste ignorada por tu abuela sino que yo también, mi mamá me ignoró por muchos años por culpa de mi hermana.

Angelique sin dudarlo vació completamente la bolsa de las cenizas y tiró de la cadena, en el momento que Astrid miró tal cosa empezó a gritar muy fuerte y debido a la rabia que corría por su sangre se soltó de su tía para abalanzarse en su prima, empezó a golpearla de tal forma que en poco tiempo sus manos se encontraban teñidas de rojo y no se daba cuenta de lo que hacía.

—¡La vas a matar! —la mujer gritó —¡Suelta a mi hija, eres una salvaje! Astrid, reacciona y deja a tu prima.

Todo el rostro de la chica quedó desfigurado a punto de arañazos, en el momento que Astrid miró sus uñas pudo ver la piel que tenía debajo de las mismas y entró en pánico, la madre de la víctima salió corriendo detrás de su sobrina para detenerla sin embargo le fue imposible ya que ella era muy lenta en comparación con esta chica.

Astrid tomó el carro que su abuela le había obsequiado para su cumpleaños número 18 y se fue a toda velocidad de la mansión, sus manos llenas de sangre temblaban pero mantenía el control del volante. Manejo varias horas hasta llegar a Londres, la capital se elevaba en todo su esplendor y ella se puso a pensar en que iba a hacer ya que no tenía un solo centavo en su bolsillo, pensó en hablarle al señor Brown pero el temor al pensar que Angelique se encontraba muerta hizo que desistiera.

—Disculpe —Astrid le habló a un hombre —necesito un poco de ayuda, un ladrón me robó mi cartera y estoy sin un solo centavo encima, ¿Me puede dar un poco de dinero? Si me da su número y su dirección le prometo enviar el dinero a través del correo.

—Toma chiquilla —el hombre amablemente le dió unos billetes —deberías tener cuidado, no todos los días una jovencita anda manejando un Rolls Royce como el que llevas.

Ella quedó mirando el carro que tenía un enorme valor sentimental en su vida y su corazón se hizo pequeño al tomar la decisión que iba a tomar pero era consciente de que no iba a sobrevivir en Londres con unas cuantas libras esterlinas que el hombre amablemente le había obsequiado.

—De hecho lo estoy vendiendo, si se encuentra interesado en comprarlo le puedo dar un buen precio para que se lo lleve —el hombre la miró sorprendido —tengo mucha necesidad y dadas las circunstancias me veo forzada a hacer tal cosa.

—¿Estás segura? Sinceramente estaría encantado en comprarlo, sé de este tipo de coches y soy consciente que son unos cuantos los que se encuentran en el mercado, dame un número para ver si puedo comprarlo.

Ella lo dejó a mitad de precio y el hombre no dudo mucho así que terminó vendiendo el coche que su abuela le había dado, con ese dinero tendría para vivir un tiempo en lo que buscaba qué hacer con su vida y ver de qué manera saldría adelante.

La mansión solitaria se encontraba a la orilla del mar, aquel hombre que se encontraba con su esposa en el hospital se le veía con un enorme cansancio no físico sino mental. Al llegar a la habitación miró que ella no estaba en la cama, se acercó a la ventana y desde ahí vió que algo flotaba en el agua, rápidamente salió corriendo a pesar de que llovía fuertemente y nado hasta el cuerpo de su mujer.

—Gabrielle cariño, no me hagas esto —él la cargó entre sus brazos —vamos, tienes que quedarte a mi lado. Te necesito demasiado.

Él la llevó a la mansión y empezó a darle respiración boca a boca sin embargo no hubo ninguna respuesta por parte de la mujer, sus ojos sin vida fueron observados por su esposo que sentía como si una parte de su alma se iba con ella.

—Gabrielle —la sostuvo entre sus brazos y lloró —¿Por qué lo hiciste? Podíamos salir adelante con ayuda de tu hermana, ella viene en camino y ahora no sé qué le voy a decir, no te vayas te lo suplico…

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