Perversa obsesión
sabes hacer, estando lo mejor posible con la persona que me
ivas son él. Y está bien porque Juan Pablo es el tipo de chico que estarías feliz de presentar a tu familia; cálido, formal, caballermo hacer que uno pudiera
laciones tóxicas o que iban en picada o que ya eran historia. Sin embargo, el hecho de que lleva
ron en la Universidad de Yesca, una universidad privada cuyo renombre era tal, que ni siquiera la llegué a considerar como opción alguna vez. La co
de la colegiatura que paga en la humilde Universidad de Sores, la del pueblo en donde vivimos. Su su
me llama ingenua, me veo casada con Juan Pablo, tendremos un perro, tal vez un loro y mientras él diseñaría plazas comerciales, vivi
te dije que sí. Una parte de mí (la más grande) creyó que no sería aceptada, la otra parte tenía la ilusión porque entonces seríamos una hermosa pareja. Me imagi
s fuerte y entonces sería el momento idóneo para realm
rometedor. Ya no le adjudicó su distancia a los preparativos, mi instinto ahor
ue informa que debe hablar conmigo
inutos más lar
devuelve la sonrisa. La punzada en mi interior amenaza con hacerme llorar. Su rechazo fue palpable, su mirada entre
vez que el silencio se vuelve
n ambiente nuevo, habrá cambios y también conoceremos a más
go, lo que escuché fue: "Ahora que se me abrió el mund
s b
olo hay un cojín y eso no le hará ni cosquillas―. Mira,
í y envié mil correos, me imaginé un semestre divertido juntos. C
al basar mi fut
los caprichos de la pare
go con lágrimas en los o
. Ahora que no puedo cancelar, no puedo decir
caba de irse a la mierda, pues Yesca es totalmente el tipo de universidad que no me favorece: Grande, con miles de alumnos, todos e
engas éxito y
edar así. Me apuro a seguirlo, pero cuando llego al patio, veo su automóvil alejarse por la calle. Sue
iversidad de Yesca. Un semestre, solo es un maldito semestre, podré aguantar... Debo aguantar. Y s
tal vez, lo peor que puede pasar es que sea una rechazada a la que todos
n, no dejaré que Juan