Eres mi prioridad

en mi cama mirando al techo. Mi

bien y estar más tranquila; por otro lado, mi orgullo

era a las 9, mi celular sonó en ton

ra cenar. No sabía qué contes

an mayores a mi orgullo, al salir del baño le contes

erior negra y de encaje, sabía que lo volvía loco. “Es solo por si acaso” me decía a mí misma, me puse un capri color

sa, recargue mi cabeza en el asiento, respiré profundamente y lo pensé un poco, al fin encendí el auto y salí con r

na mesa junto a la gran ventana de cristal que daba a la calle, el mesero se acercó y me dio la carta, le dij

cias. Pasó un poco más de med

tás en e

ior, esto no pintaba a algo

amé al mesero y le pedí una botel

t Blanc

lo eso, señori

si, gracias —res

o y dio media vuelta

aje "solo dime si vendrás o no, no quier

e sirvió una copa, solo agradecí

sorbo a mi copa, la puse de vuelta en la mesa y miré la p

isto en la oficina y tengo que quedarme más, tengo que e

ió, quien me rogó venir, yo ya no quería seguir

un jalón, tomé la botella, ll

ista par

to, la

bebí el contenido, me disponía a tomar la botella nuevamente, pero volteé

el tacto del chico o qué demoni0s, pero sentía la mano cosqu

en la mesa nuevamente. Me sentí un poco confundida, no sé si por lo que ya había tomado y a la velocidad en

le dije algo

por si no va a espe

é la mirada a mi copa c

a muy bonita, las luces de la ciudad le daban un toque romántic

ostálgico, o solo era la manera en que me se

po para su trabajo, siempre tenía cosas que hacer en torno a su profesión y aunque yo también tr

Yo estaba feliz, ese hombre me gustaba mucho, de estatura mediana y delgado, ojos verdes, bastante guapo a l

las las veces que salíamos, ni a su familia visitaba, su madre sabía de él por medio de mí, esta s

a en las luces de la ciudad y con mi cop

ó con precaución como si no quis

s ojos negros que resaltaban en su rostro varon

ntó como si supiera que necesitaba consuelo o por

gracias —tra

sa” pensé al mismo tiempo en que cerraba los ojos para

mi cena al tiempo que me perdía e

n lo que quedaba en la botella

s semanas atrás y hoy lo había

pagué y salí del lugar. El vino si me paso factura, me sentía algo ani

echa y nada, luego más abajo, ¡no estaban! “¡¿dónde están?!

a ya un hecho y tener que ir en taxi a casa. Al fin lo hice, so

escueto, muy pocos autos estaban en el estacionamiento al frente del l

i teléfono y al intentar desbloquearlo, “¡nooo! esto no me puede estar pa

escuché una vo

ver quien me estaba hablando, estaba al borde de gritar y maldecir mi

ro que me atendió, debe estar pensado en lo patética que me veo después de dar

or negr0, ya no llevaba el uniforme de su trabajo, se veía un poco más fo

er que yo no contesté a su primera pregu

acias —no sonó

ra? —i

de mi coche —le dije con algo de amargura y ve

ro,

para mí, por favor? —lo

arte —me dijo embolsado una sonris

pensando eso en este momento? Creo

que pasa es que mi teléfono se quedó sin batería —le

ome con esos ojos negro profundo y un poco más serio —. No

e día donde no sabía qué hacer y la

enada y dudosa de lo que había

... ¿Cómo decirlo…? de dos ruedas