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Engaños mortales

Capítulo 3 No dar el brazo a torcer

Palabras:1109    |    Actualizado en: 22/02/2023

tante porque era un contacto que tenía en prisión, muy cerca de su hija. E

tienes? —le preg

uder. Por lo que dicen no estará por mucho tiempo, pero Josephine ha e

Lauder desde lej

o mejor que podía intentar hacer era sacarla de allí, no podía estar cerca de Josephine. Marcó el número de

ontrado, tengo que decirte algo muy importante

opción —dice lamentándose— ¿Cómo

n me lo dijo. ¿Tienes

la prisión

nye —suspira—. Necesitamos sa

salga por el momento, solo podemos inte

ocía. Solo deseaba que su padre la saque pronto de allí antes de que le hicieran dañ

ción que tener que salir de allí, solo e

Rawser, las esp

—cuestio

sta para mejorar el empleo aquí?

ces que la asistente social las atendiera para poder darles su pedido, al pare

nto, Rapuncel —le dic

con ellas? —pr

e qued

posibilidad de poder tener una respuesta positiva, después de todo el trab

vendría por ella. Se supone que había prometido que no tardaría tanto. Escucha un silbato

o has escuchado que es hora

ofrecerle su mano en cuanto baja de la cama—. Oh... ¿Dónde puedo

ntro de cuarenta y ocho horas —suspira y se inclina, tomando una toalla enrollada que estaba a

ducha solo con esto, necesito mis productos, m

o, estás en prisión. Mueve el trasero si no qu

sto de las mujeres, caminando con aquella toalla hacia un pasillo largo. No podía cre

oblema alguno mientas el vapor de las duchas llena el gran lugar. No tienen cortina, ni siqui

sa en su rostro— ¿Acaso eres nueva? ¿Qué hace una mujer como tú

queja la pelirro

ece estar satisfecha con su rostro miedoso. Había escuchado sobre la niña rica que estaba indefensa

ido sacar de aquí? —se ríe— ¿Qué se supone que has hecho? ¿Rompi

mandíbula apretada. Al darse vuelta para

nueva y no sabes quien soy. Tienes tres segundos para venir y pedir

ermitido que alguien la intimidara, y mucho menos lo haría en prisión. Prefirió ignorarla y deja

e a Madelaine por el hombro, sin esperarse

de aquella mujer supo que se había confundido. Y caraj

, zorra. ¡Pídeme disculpas ahora mi

laine, negándose

enzó a brotar por su barbilla después de que el impulso llevara su cabeza hacia atrá

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