El deseo de Erick
lia
ebrero
mi lengua, manos y cuerpo son más rápido que mi cerebro por eso cometo muchas estupideces en mi día a día. Pero, aunque sea tan descarada, tengo
para explicarle cada pequeña cosa que le quiero hacer y como se lo quiero hacer. Soy latina, soy candente por genética y me gus
a edad de sentir
y por la respuesta a mi mensaje; soy una persona receptiva, demasiado para mi propio bien y
er, y yo quiero ard
palmadas en la mejilla, ella se aleja mostrándome una sonri
de la casa, mi última o
y postres que han pedido. No me gusta que los platos especiales del restaurante lo hagan alguien más, soy desconfiada de cualquier
ede hacer mis re
lancos de porcelana, una aspirante a chef se acerca agarrando d
de los clientes; como agarran los cubiertos y dan la primera probada a su comida, me alejo de la ventanilla cuando obtengo
urmura Ian sacándome de mi
tá en perf
la pequeña italiana coloca los ojos en blancos cuando Ian suelta un comentario más estúpido que el a
o despiadado del cabello italiano-esto no se quedara así-Izzi niega afirmándole que, s
uncio cuando veo la
ico que hacen es torturarlo; Ian mueve un mechón de cabello rojizo haci
Pero, aunque me hayas volado la cabeza con tus palabras explícitas con lo que quie
ue provocando lo mismo que la primera vez que lo leí; la excitación, el peligro, la tentación y las ganas de mand
os se mueven con una velocidad espeluznante por la pantalla del
qué me debes mi petición entonces perm
es en el anterior mensa
a sobre el sexo y un poco
la idea; tampoco es la idea terminar cogiéndome al rubi
ebrero
cocción de lo que he echado hace un momento esté listo. Siento una molesta mirada sobre mi espalda, mirada que sigue cada uno de mis movimientos; alzo la cabeza mirando alrededor de la s
género e idioma, miro por el rabillo del ojo captan
ruño cogiendo entretenido al rubio quien mira embobado la llamarada de
quitándole
otros-aclara clavando sus ojos claros sobre los míos-no se puede ser decente con alguien que te ha mostrado mucho más de lo
es un músico famoso, cualquiera se volvería loco si viviera al lado de uno. Yo puedo volverme loca en este momento, pero no por la misma razón,
ro uno no muestra sus trucos de cocina a cualquiera, no si quiere tener
el frunce el ceño-si quieres venir a comer y dejar de mirarme como un acosa
to me comprueba si cruzar la fina línea que aún nos divide; agito el sartén echando una pizca de pimienta negra. Erick salta
dose de su ventana a la mía con una agilidad como los gatos. Pero ahora casi cinco meses después de
venderte ¿verdad?, no esperaba qu
presencia, suponiendo que sepas quien soy-explica sentándose en una d
sé quién eres rubio ¿Quién no lo sabrí
stá en desventaja soy yo
episodio de hace días logrado una sonrisa coque
envenenado hoy-rio fuerte y duro sacando
arriba-indico colocando un pla
está por buen camino, pero lo que me gusta aún más son los gemidos de excitación que sueltan cuando prueban el primer bocado. Sé a la perfección lo que pasara a continuación, Erick co
osa, los ojos me miran con fascinación como si no pudieran creer lo que ha probado, la lengua sale limpiando
-exclama dejando esc
tt es uno de los mejores
restaurante, la c
ue entregar una ensalada con trozos de pechuga horneada a una de mis ayudantes para que pusiera lo
a mirándome c
hef-termi