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El deseo de Erick

Capítulo 3 Fotos y sonrisas ladeadas

Palabras:1409    |    Actualizado en: 22/02/2023

lia

ebrero

tar viendo el concierto en vivo, me entretuve con la cara que puso el rubio cuando agarro el conjunto de lencería que tiraron directo

uno de mis ligues terminó en su chat de Instagram. No es una foto subida de tono; gracias a Dios no lo es y t

l me mandara un mensaje por haberle escrito que ya no seguiría mandándol

icieron que mi corazón de detuviera durante un momento. Estoy actuando como una

s no

cometer otro error. Yo no cometo errores, no desde esa vez. Así que estoy haciendo todo lo que

es tenía que haber acomodado todo en la casa y no solo acomodar la cocina como si fuera el único lugar que usara; es el lugar que más uso, eso no lo pu

he hecho, aunque costara casi la mitad de mis ahorros. Me acuesto en el sofá negro mir

hecha hacia atrás un mechón café de su cabello mirándome con sus intensos ojos negros; tiene un

o del cuerpo humano; Nahia es una cirujana, una buena cirujana que no sabe controlar su lengua cuando algo le molesta. Nun

a vez? —pregunto s

ella es un fastidio, no deja de molestarme, n

de quien está hablando— ¿hay alg

meses o más, también suelta algo sobre Bastián petulante Dixon; aunque yo le diría Bastián cogible Dixon, Bastián es lo único que está bien en este mundo, aunque es rubio, un rubio inteligente y c

quitándole importancia— quiero uno de los gemelos Dixon—suspiro imaginándome a los dos rubios, trat

tener dos bombones

as cosas con su hermano—gruñe como si la idea de p

ligue, realmente no sé qué está haciendo ella con el pelinegro que result

jando un beso en mi mejilla antes de darme indicaciones que coma bien, es chistoso que, aunq

rse la culpa sin saber qué hacer con la situación que estábamos viviendo; fue una época difícil y sensible,

atuada la palabra

entes—murmuro saltando fuera del sofá, camino hacia la coc

orque no es lo mejor que van

y la orden hacia el celular buscando

latina, mi piel color canela grita a todo pulmón latina presente y las curvas no se quedan atrás. Grito la estrofa de una canción de M

o la cebolla y el ajo, dejando que suelten todo el aroma seguida de varios pedazos de tomates maduros. Saco los vegetales p

a fuego medio y esto estará listo, pero no me gusta tener la ropa sucia por comida

amente frente a una ventana casi gritando la última palabra de una canción antigua de reguetón; no sé porq

nte desnudo ya que decidí terminar de cocinar sin la camisa; debería taparme y conservar el pudor que no poseo, pero conozco mi cuerpo y me gusta como es; así que no hago el menor

ventana permanecía tapada y pocas veces oía ruido en la casa de al lado. Pensé que sería un

como vecino y menos mostrarle

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