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Tienes que ser tú (Trilogía TQST)

Capítulo 5 La feria

Palabras:4465    |    Actualizado en: 06/02/2023

izado, mientras Eva

dea -dijo Cris intentand

sido idea mía -intervino Evan. José recogió su moc

morir por vuestra culpa. José recapacita, en serio, es una muy mala decisión -pidió Cris coloc

, no voy a cambiar de opinió

os sabemos cómo acaba

lo persiguió mientras trataba

, te enamoraras de Nora y ella se enterará de todo -contestó Eva

voy a enamorarme de ella, no es para nada mi tipo y la det

a ignores y la dejes en paz, ya has visto de

aún con sorp

te chivas caerás con nosotros -amenazó, Cris lo miró sorprendido; su amigo había entendid

es mejor que tú, al menos ellos no juegan con los sentimientos

sándole el brazo por el hombro, José lo fulminó con la mirada-. Hagamos un trato,

e dinero prácticam

parando

alicia-. Además, si por cualquier circunstancia, acabas enamo

estrechó con fuerza y sonrió con picardía. José, por su parte,

urso -se despidió Evan c

había comenzado el curso, se sentía bien; no se sentía orgulloso de lo que acababa d

dado con Bel, Helena, Sonia y Cris para ir a la feria, después que Bel les diese la tabarra a todos con ir. Nora y Matt eran los únicos que habían conseguido li

preguntó a Bel por Nora, se negó en rotundo a contarle algo sobre ella. ¡Se la pasaba todo el día hablan

de medio lado y se puso a dar vueltas alrededor de él para que se fij

eh? -habló su amigo. José lo

bía de costar ciento cincuenta euros. Comparado con él parecía un indigente, bueno, quizás eso era exagerar, pero con sus vaqueros y camiseta de las rebaj

uro lo llevaría derecho al psiquiátrico. Por suerte, Evan no se vestía así

do a ahorrar? -

que lo necesite

con sarcasmo-. Nora está b

s. Caminaron durante otros veinte minutos más, hasta que l

animada repartiendo

recer un poco más alta. Sin embargo, quedaba eclipsada por Helena, ya que la rubia tenía el pelo trenzado sobre el hombro izquierd

ando con la mano, Sonia corrió

ción. No pudo evitar fijarse en su vestimenta, pantalones y una sudader

agarrándola del brazo y tira

ontraron con numerosos puestos de comida; con cuidado de no chocar con nadie siguieron caminando. Su destino eran las atracciones que e

su amigo aún seguía enfadado y lo ignoró, así

s. José pasó de largo sin prestarles atención; sin embargo, en una de las casetas, había aglome

ó Sonia con una gran sonrisa, antes d

feria? ¿Y por qué había tanta gente allí? Sin darse cuenta, comenzó a c

la gente a base de empujones; poco a poco consiguió llegar hast

mente todos con un solo lanzamiento. El feriante la miró fastidiado y le entregó un osito de peluche marrón, que estaba colgando de una de las perchas de

o. Una madre levantó la mano y su hija de diez años le dio dinero a Matt, este so

una de las pelotas de la bandeja, apuntó y lanzó

tando la atención de los dos jóvenes, el

al lado -indicó Matt que luego señaló hacia su bo

ente a la caseta a lado de Nora. Los tres cogieron las pelotas y las lanzaron impactando con fuerza sobre los vasitos, que cayeron. El feriante chasqueó la lengua, y lo

conseguido hoy

tó Matt haciendo sonar las mo

l parecer Nora y Matt se dedicaban a cobrar

e tiras todos los vasos -dijo Helena, Matt sonrió or

uí? ¡Vamos a las atra

hoque. Agotado, y prácticamente sin dinero, se sentó en un banco; vio como Evan le c

casa encantada; por fuera se veía gente disfrazada de zombis, que

tó Sonia sentándose

lena asintieron. Bel fue repartiendo algodón de azúcar

se negó en rotundo; aunque no lo pareciese tenía dignidad. Además, a una casa del terror se entra con una chica par

egaron, Bel se giró i

del terror. -Bel s

eclaró Nora, luego

entrar s

és sola -contestó el rubio, que de un solo b

ola, José tampoco va

ló Matt fulminando a José con la mirada; él se e

? -preguntó Helena, N

lidad -contestó Sonia, las otras dos chicas parecieron comprender la situaci

tó afirmativamente y comenzó a caminar hacia la casa

gonista multi-homicida de la serie

s manos en las rodillas, notó la dura mirada de Matt sobre él; se giró y le devolvió la mirada. Sí, puede que eso no fuese dema

mos alumnos nuevos, aguan

a ellos. Matt le estrechó la mano y Nora le dio

añero nuestro en clase -presentó Nora, él se puso en pie y le dio

preocupado, estaba empezando a entender por qué Sonia eran tan respetada en el instituto, su hermano daba auténtico terror. Era un chico de casi dos metros de altura, muy corpulento y a

así que ese debía ser el hermano de Sonia que era policía y había sacado a Matt y Nora de la cárcel el año pasado-. Tengo que irme, s

go! -se des

ntó José estupefacto mirando hacia el

ro en personalidad son casi idéntico

eridad, Matt rio y luego rodó

a no apartó la mirada del libro y señal

el bolsillo -respondió ell

ortable, es una vid

tt, Nora arqueó una ceja y miró hacia su amigo-. Si conseguimos

ro y guardándolo en su bolso-. Pero prim

o estaban muy lejos; aun así se quedó inquieto, sacó la PSP de su bolsillo y comenzó a jugar para pasar el rato. José, con cuidado de no ser

é lo miró sin comprender nada y Matt dejó de jugar para mirarlo-. Estab

er

ntestó con sinceridad, Matt apartó la mirada de él y siguió jugando-. Todo serí

cerró los ojos indignado; pero su enojo no le duró demasiado, pu

apareció un tío vestido de Jason; cuando vio a Sonia echó a correr despavorido, chocó contra la cama de la niña del exorcista y Fred

de la saga de películas de te

l pobre -añadió Bel, Sonia le qui

guardó la PSP en su bolsillo y miró h

debería estar aquí -co

e sobre el banco y comenzó a mirar hacia el lugar donde provenía el ruido. Vieron como mucha ge

es de salir corriendo hacia

corriendo, pero Bel la detuvo-. Tengo que ir,

antes de poder empezar a caminar, una avalancha de gente llegó de la nada y comenzó a empujarlos, separándolos u

gar a la vez que lanzaban bengalas para iluminar el cielo; era un avi

y comenzó a darse más empujones para salir cuanto antes de allí

cayó al suelo. Se levantó tan rápido como pudo, aunque eso no evitó que un par de mujeres le pisoteasen la mano. A duras penas consiguió

lastado. Intentó localizar a sus amigos una vez más, decidiendo, que si no los veía en ese momento, se marcharía de ahí sin ellos; sin embargo, algu

mo se agachaba para recoger a una niña, para lue

un par de veces, hasta que ella miró hacia él. Sus miradas se encontraron un par de segu

od

codazos, empujones y patadas, pero al menos está vez él también estaba empujando a

ritó por e

delante intentando llegar hasta donde él se encontraba, pero

el equilibrio y no caer al suelo, a la vez que era arrastrada por la marea

untó atrayéndola ha

ora; José deslizó su mano del brazo hast

e se dirigía la multitud, no obstante, notó como Nora se detuvo e intentó soltarse de su

ica, José entrecerró los

mismo soy tú única alternativa para escapar sana y salva! -gritó tirando de Nora,

s, hasta que consiguieron llegar a la entrada de la feria. La puerta gigante estaba en parte derrumbada y solo unas pocas bombillas

ajo, ella asintió levemente. José se acarició la mano pisoteada y comenzó

untó Nora que había v

stó apoyando la mano en el suelo; Nora se puso

después de unos minutos, colgó sin obtener respuesta. Desesperada se puso a dar vueltas. José la observó divertido, nunca ant

animó, pero ella desvió la mirada y se apartó de

y se volvió a se

qué se supone nos conocemos? -preguntó

ene sentido que yo te

ose sobre sus tobillos-. Que nos enrolláramos y que no

unca voy a discotecas; y segundo, nunca, nunca jamás me enrollaría

e echó hacia atrás justo cuando el móvil comenzó a sonar. José se puso en pie y se retiró. Nora

ambos quedaro

darme las gracias

sitaba t

es lo qu

reír. Ella sabía que él tenía razón por lo que había de

ró, Nora siguió en silencio-. Incluso aceptas

nfadar era realmente divertido. No obstante, su diversión se vio interrum

enzudamente, ella asintió con una sonrisa-. Te estuve buscando por to

imógenos, así que la lanzó contra ellos. Después de eso, reinó el caos; y al empeza

y sabía hacerlos explotar? Joder, esa gente cada día lo sorprendía aún má

í? -preguntó mient

lir de la feri

de verme? -preguntó con picardía, ell

de es

as a los antidisturbios y habían atado al dueño del chiringuito a un poste de luz -contó Matt,

chemos -propuso José

nte. Si iban así, en silencio, comenzaría a pensar que estaban

-comentó Matt; José asintió, pero no dijo nada. Ya llamaría a Evan mañana, p

hacia la estación del metro; él tenía que seguir recto, así que era ahí

como Matt golpeaba a Nora suavemente c

N

Matt se despidió de él con una sonrisa divertida antes de seguirla. José se dio la vuelta y lanzó un grito al cielo,

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