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Términos y Condiciones.

Capítulo 4 El segundo encuentro.

Palabras:1444    |    Actualizado en: 18/01/2023

lla misma la describía, tuvo la oportunidad de conocer, gracias a una tormenta, a un atractivo joven que también había fijado su atención en ella.

briel la contactara, pero no recibió ni un mensaje de su

a vueltas y se comprimía de la angustia. Esperaba que Gabriel por lo menos la llamara para confirmar la cita, pero no, ni siquiera había podido verlo es

del estacionamiento y se despidió dándole un beso, cosa que no era su costumbre. Esa era una forma de tranquilizarla y h

sube po

erminó de despedir de s

ero fue un día de locura —afirmó Gabriel con una sonrisa

estaba muy ocupado… así que… ¿para dónd

ir a un lugar en particular o… si vamos directo a mi a

cieron en ese instante, aunque agradecía la sinc

tamento es

ue eres —afirmó el jove

inceridad —dijo Gwen con algo

nde vivía Gabriel, se estacionó. Con mucha cortesía, Gabriel bajó para abrir

su mano en la cintura de Gwen para guiarla por el pasillo, aunque ahora un poco más baja que en la anterior oportunidad. Gwen sentía que se estremecía al

el ayudó a Gwen a quitarse el a

lgo? —preguntó Gabr

e detallaba todo a su alrededo

Gabriel, que se se

alabras en la garganta, aquella chica era especial. Sólo miraba como ella daba unos pequeños pasos observando el lugar y luego se acercó

res be

así lo hizo. Después de compartir suaves y profundos besos, se iba adueñado poco a poco de su boca, recorriendo con su lengua cada pequeño espacio. Gwen disfrutaba es

su ropa. Sin dejar de besar sus labios subía su blusa para quitársela y luego soltó su sostén de s

a? —musitó Gwen

que terminaba de quitarse la ropa y se acomodó en la cama para esperarlo. Gabriel también se quitó la ropa y se posó sobre ella. Continuó besándola y a

ando la fuerza de sus movimientos y entre cada embestida, ambos compartían gemidos de placer, que cada corto tiempo interrumpían con intensos besos, los que hicieron

entras apartaba el cabello de su rostro, le daba suave

hiciste tocar el cielo —a

os Gabriel se quedó dormido. Gwen esperó a que se durmiera profundamente, se levantó, fue al cuarto de baño, se duchó y se secó.

abía cautivado, sólo deseaba cuidarlo y sentía que para ella ese sería el hombre indicado para amar. Se sintió tan vulnerable que no pudo contener algunas

de queso recién horneado, se sentó en una de las mesas dispuestas para los clientes, allí e

y decepcionada que no quería hablar con él. Uno de los empleados comenzó a bromear con ella, le decía que ha

ba preparado para dejarla marchar tan rápido. Entre los dos había surgido una conexión más allá de sólo compartir la cama. Se sentía no sólo atraído hacía ella, sentía que ya la extrañaba. Estaba algo conf

ecer, Gwen se despidió de sus nuevos amigos, y tomó un taxi hasta su casa. Una de las

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