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No se atrevan a juzgarme

No se atrevan a juzgarme

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Capítulo 1 Daniela

Palabras:3248    |    Actualizado en: 17/01/2023

tos y nadie salía a decirles nada. Los cuatro hermanos espera

a en tres días, cuidaba de los otros tres, los gemelos de

enida de un pequeño pueblo del interior del país, prácticamente analfabeta, sin familia y sin recursos, se deslumbró con aquel joven de ciu

barrio muy marginal, consiguió trabajo en otra

gos al momento de hacer cualquier oficio, porque le interesaba conservar su em

zul llegaría a rescatarla de ese mundo de trabajo y penurias. Pero no se ve

los a la joven, pero al lograr lo que buscaban, la abandonab

e para sus hijos y darles estabilidad y una vida mejor, pero no fue así. Al contrario, en ocasiones sólo les produjo dolor, como la ocasión en que llevó a casa a ese horrible hombre, dominante y de mal carácter, que les daba órdenes como si fueran sus vasallos, y si alguien se quejaba, se volvía una furia y volcaba su violencia contra todos, incluso Daniela. Fue Bárba

llorar, hasta que por fin lo hizo, y con sus ojos enormes y negros como la noche, miró a su madre. Eso llevó a Daniela a ponerle el nombre de su madre, mujer recia y fuerte, que hasta el último día de su vida, había trabajado su pedacito de tierra con la fuerza y la decisión del

, el esfuerzo y un cuadro de hijos, f

razón o valores, podían nacer seres maravillosos como ellos. Cada noche, aún agotada de trabajar todo el día limpiando casas, se preocupaba de que tuviera

bara al frente del hogar, haciéndolas de madre de sus herm

que le daban a su rostro una impactante y extraña madurez prematura. Su mirada no era la de una niña, era la de una mujer que se vio obligada a

el parto y su condición no era la mejor, porque había presentado subidas de presión arterial durante todo el embarazo. Le

nía con quien dejarlos desde la hora en que los recogió en el colegio, as

ra, su mejor amiga, al llegar

rias personas, pero nadie me dice nada — respondió la c

papá y les vine a traer esta comida que les

los chicos se caen del hambre porque me los traje de la escuela directo cuando

ntregó y comenzó a distribuir lo

icos con autoridad— miren que la tía

amiga y con mirada

dico me dijo que iban a tener que hacerle una cesárea de emergencia, porque su tensi

me viene a buscar más tarde; mamá dijo que me lleve a los niños para la casa hasta que tu m

hubiéramos hecho sin ustedes — se abra

iple que había en el lugar. Los gemelos preguntaban cada dos minutos cuando podrían irse a casa.

s cruzaban su cabeza, salió u

— miró alrededor para ver si había alguie

tros. —respondió

ustedes? Otro familiar

, soy su hija mayor, díg

o tenía un cuadro hipertensivo muy grave así que la llevamos a cirugía para la cesárea, la niña n

i mamá?— interrogó

co hizo una pausa y continuó — Estaba muy m

a sin desear comprender lo que le est

ugía, no sobrevivió. Tu mamá falleció; lo

raro, estridente, sonaba en sus oídos, como si una alarma se hubier

etía en su mente: ¡s

la noticia. Algo dentro de ella, le decía que si no

sin obtener respuestas— Bár

e no se daban cuenta de lo que ocurría. Obse

dijo por fin— mamá n

r? — le indicó el médico preocupado—

n los ojos ausentes y fríos, c

inspiración profunda y se volvió hacia los niños. Se acercó a ellos

y enferma, así que para que no tuviera más dolor, Papá Dios la vino a buscar, y se la llevó al cielo, con los a

el inocente Agustín. Eran gemelos, pero el parecido sólo era físico. Por lo demá

e Abraham? ¿Mamá murió?— gimió A

que mudar al cielo porque aquí tenía mucho dolor y allá se lo pueden curar

ar si mamá se fue?— preg

lágrimas que amenazaban con salir, pudieran escapar. No podía permitir que sus hermanos la vieran llorar. Tenía que ser

evarte a los niños

amiga— los llevo, se los dejo a mamá y me reg

n la bebé mientras arreglo las cosas de mamá— le

omó a Roselyn en brazos y se fue con

olvió hacia la puerta por donde salió el m

a las primeras enfe

mente— acaba de morir, y también quie

der la calma tensa que se veía e

e edad, niña?—preg

Quiero ver a mi mamá—

Bárbara quiso dar la vuelta y salir, pero se regañó a sí misma y se obligó a acercarse. La enfermera esperó cerca de ella, para estar segura de que

no levantó un poco la sábana p

era. No parecía que durmiera, como decían siempre que alguien morí

lo prometo. Voy a trabajar duro, como tú nos enseñaste y los voy a sacar adelante, puedes irte tranquila, mami. Los niños y yo estaremos bien, te doy mi palabra, ahora, necesito ir a ver a la bebé, también cuidaré de ella. Se va

renderse por la actitud tan firme de esa niña. Mant

voy a ver a Danielita y reg

y ésta le pidió que la acompaña

ubadora. Era tan pequeña, pare

pequeña?— interr

cerá pronto y tendrá una talla normal. Necesitará

y también lo haré con ella. Necesito encargarme

o, allí te extenderán el certificado de defunción, la niña deberá

ebo enterrar a mi madr

ay un programa de ayuda, pueden ayudarte a conseguir lo necesario para enterrar a tu mamá — tomó una mano de la chica compasivamente— Dile a la encargada que yo te

— Quiso sonreír pero sólo pudo f

n compasiva como la enfermera y com

aer tu identificació

engo mi identificación conmigo, salí aprisa cuando me llamaron y no pensé en eso. Ahora estoy muy complicada para ir a por ella, pero estoy segura de que usted

o que pueda, pe

ona encargada de lo

o— señaló a su izquier

o había sido agradable, pero iba a necesitar su

icios Sociales, quien se ocupaba más de los

den con el entierro de mi mamá; ella no tenía dinero, apenas alcanzaba para vivir y

es colabora con estas cosas, pero hay que demostr

nto, era quien trabajaba; ¡No tengo con qué enterrarla! Ni siquiera tengo un trabajo en este momento, necesito que me ayuden, al menos que me presten lo necesario, y en cuanto entierre a

rar. —Dijo por fin la empleada— no puedo prometerte nada,

ue ayuda, no sé

madre en el hospital y aquí dispondrían de él, la

ni siquiera enterrar a mi madre? ¡Tiene que haber una

do lo posible, ven

pie, respiró profun

ta — salió y caminó sin fuerzas por el pasillo hasta la sección de

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1 Capítulo 1 Daniela2 Capítulo 2 ¿Y ahora 3 Capítulo 3 Toca crecer... antes de tiempo. 4 Capítulo 4 No, no soy enfermera. 5 Capítulo 5 Agustín6 Capítulo 6 Sonja, soy Sonja. 7 Capítulo 7 Arturo8 Capítulo 8 La otra cara de la moneda9 Capítulo 9 ¿Un asalto 10 Capítulo 10 Muy buenas tardes, mi apreciado senador...11 Capítulo 11 ¡Mira lo que somos, idiota!12 Capítulo 12 Vente conmigo... 13 Capítulo 13 No, no lo voy a dejar morir. 14 Capítulo 14 No te tenías que haber enterado... 15 Capítulo 15 Un adiós en silencio16 Capítulo 16 Enterrando el pasado17 Capítulo 17 No puedo amarte18 Capítulo 18 Viviré con mi pasado pero no ensuciaré mi presente19 Capítulo 19 ¿Y si no quiero esperar 20 Capítulo 20 ¿Qué haces aqui, Arturo 21 Capítulo 21 No se atrevan a juzgarme22 Capítulo 22 No viviré siendo señalada23 Capítulo 23 Poniendo tierra de por medio24 Capítulo 24 Querida tía Engracia25 Capítulo 25 Porque ya no soy Sonja26 Capítulo 26 Paseando por el paraíso27 Capítulo 27 De vuelta a la realidad28 Capítulo 28 El pasado continúa trayendo sorpresas29 Capítulo 29 Dos mundos chocando estrepitosamente30 Capítulo 30 Las hienas atacan31 Capítulo 31 Una muy extraña propuesta32 Capítulo 32 Este será nuestro hogar33 Capítulo 33 Si, acepto34 Capítulo 34 Devolviendo el favor 35 Capítulo 35 Feliz cumpleaños, Arturo.36 Capítulo 36 Fantasmas del pasado37 Capítulo 37 Soy yo la que está rota.38 Capítulo 38 La despedida 39 Capítulo 39 Allá, donde vive el sol...