Sometida por error
tra
idea de que me había quedado a solas con el hombre más rico y guapo que podía aspirar a conocer. Era una situación disparatada e inesperada que se h
tante de infinitas repercusiones en mi ánimo. Sus labios sellados y sin mo
po se encontraba petrificado bajo los efectos de su mirada penetrante. Casi podía decirse que se trataba de una experiencia sobrenatural, pero yo
uando sus pies comenzaron a moverse presurosos hasta quedar justo fre
casionaba un estallido de sensaciones y miedos en mi desbocado corazón. Su fragancia me
rofunda y varonil, pero que al mismo tiempo tenía ese aire de inma
eyes es mi nomb
dije en algún momento que p
las preguntas habían salido de su boca sin un mínimo dejo de sarcasmo o humor, lo q
ecir para zafar el embrollo donde m
on total frialdad―, en mis términos, toda fa
i cabeza mientras remojaba mis labios con
dijo él antes de abordarme tal
us brazos enormes rodearon mis piernas a la altura, los muslos levantándome de golpe para cargarme sobre su h
hombre determinado como él, además de que en lo profundo de mi ser me gobern
n cuando sus manos me tomaron firmemente, ahora por las nal
ió que el contrato quedara vigente para que yo trabajara para él, por mi mente pasó la idea de ser su secretaria o su asistente personal, incluso en última instancia se me o
nta kilos y un metro sesenta y cinco, con total facilidad y sin
con una mano me empujó boca abajo contra el escritor
furia que me comenzó a estallar en el alma al darme cuenta de lo que estaba ocurriendo me impulsó a no quedarme en la pasividad, por lo que a la primera oportunidad de zafarme de s
―bufó entonces como conteniend
eso. El sujeto del traje marrón me había dejado en claro que al «jefe» no se le llevaba la contraria, pero
onrisa divertida como de alguien que se da cuenta de la ingenuidad del otro. Yo aún permanecía de
Tú leíste el cont
el entendimiento trastocado. Solo en es
de pata, me esforcé para no bajar la guardia y no quedar expuesta en lo q
escritorio donde reposaba un montón de papeles idénticos a los que yo
contrato cree
respetar ―le canté con actitud altiva y grosera, pero él
d ha firmado es un contrato de