tención. Tenía una mueca un poco aburrida y atormentada en
ntón en mi mano para poder escuchar lo que estaba por inv
n más de una semana. Es una calamidad -bufó herido y rodé los ojos con una sonri
o, no te vas a
miré a mi alrededor, para asegurarme que nadie hubies
jos te pas
za y desde el lugar donde estaba la encargada de la biblioteca, escuchamos un sonido, q
echar chisme, ten
w? -cuestionó con una sonrisa llena de ma
hace pe
entrada, pero no había nadie y acompañado de eso mi mejor a
l peor,
la mujer desde su lugar de trabajo y asent
s ir a ver los nuevos chismes con los demás estudiant
otes y me irrita su obsesión -me susurró en e
resotes, solo tr
ete sexual
ada de la encargada cayese en mi de nuevo y me miró
ros y yo quería matarlo a golpes por haber p
an entrar a lugares donde solo podían ingresar estudiantes, pero también me servía el espacio y el silencio
o, ya que tenía que dejar los libros listos para la clase de la no
r y las personas que lo hacían, por lo que mi
n al mismo tiempo en la universidad, por qué quería vivir de ello, pero com
enes, pero debía mantenerme a mi misma y a la mujer con la que v
la nariz. Allí había una imagen que no identifiqué tan cerca, pero cuando le quité el celula
mientras que Axel estaba sentado en el capó del auto revisando su ce
aquí? -pregunté con l
ntimidado-. Nadie sabe que vienen los cuatro p
do hace
uedes, son t
o enti
-me miró confundido
. Cometí un error y... -tragu
? -me cogió de los hombros
do llegamos a la salida, pero entonces como si tuviesen una especie de sentido para detectarme, los
igo y con mi corazón hecho una bomba de tiempo, me escabullí po
idiar con los cuatro, después de haber seguido a mi intuición
los cuatro y no tenía a quien más importarle, por lo que ni se fijaría
dejar que mis piernas cedieran, debía seguir mi camino; las residencias de l
stadio a ver los partidos, pero no tuve ni tiempo de tocarla, cuando por a
achinados como si dentro de él estuviese una
us ojos, como para reconocer al menos su color, si eran tan osc
pero mi espalda chocó con algo duro y ca
s y sus abdominales rozando mi cuello. Normalmente siempre usaba zapatos con plataforma, por qué me g
aban de cuenta de que no estaba bien, como si fuese parte de un don que los unía. Usaban la forma en la que
a de los cuatro el más duro, su humor era demasiado para soportarse así mismo y sabía a quien temer
Iah. Su mirada no era tan fuerte con la de Madow y Ax,
a para ser castigada en un infier
último hombre que
cercarse con intenciones de acorralarme y no dejarme espacar;
o azabache, que me obligó a mirarlo con una mano en mi mentón y su voz bajó de tono, s
o de sudor y rogué por morir de u
mo un animalito indefenso a punto de ser devorado por sus depredadores y eso nos lleva a unas semanas atrás, el i
experimentado, se reun
o entregué mi