Aún después de mi muerte
bre los codos. Se esfuerza por adaptar la vista a la oscuridad de la habitación, parece tener un velo de bruma en sus ojos, se restriega el rostro y l
istinguir debido a la oscuridad, era un camisón largo, con largas mangas y cuello alto con pliegues, la cubre por completo,
tamente conocido para ella. Inspecciona la cama, limpia, grande y cómoda, con sábanas claras, unicolor y de telas finas, por l
bstante, en realidad, está algo sobresaltada, porque en el fondo ella sabe de qué se trata. Desde que era una niña había pasado por algo parecido m
e, ni un movimiento, ni un ruido, ni un soplo, nada. Revisa una vez más la habitación con la mirada y en un rincón del techo lo ve, una especie de mancha o
mpieza a dominarla. Ella es la clase de mujer que enfrenta todo lo que le asusta, así fue criada, así la enseño su padre "Si no te enfrentas a lo que te causa miedo, el miedo será el que se apodere de ti, para todo" solía de
ralizaban; esto era lo peor, lo que más temía, sentirse ahogada, asfixiada, sin poder moverse o hablar, pidiendo y
ue le parecieron horas, noto que aquella sombra comenzaba a moverse, se deslizaba muy lentamente, como si lo hiciera con la clara intención de torturarla con la espera. Aquella presencia se acerca y Mia siente que el
Mia no ha notado cuanto se ha acercado la sombra, cuando, ya casi estaba sobre ella. No puede permitirlo, si se posa sobre ella, si eso ocurre, con completo terror, sentiría una vez más como era tomada por aquello para ser paralizada y asfixiada; en el instante en qué aquella imagen llegó a s
lguien tiene que ayudarla, alguien tiene que aparecer en algún momento. Mia no deja de mirar en la direc
de caer, una pequeña luz se abrió paso en la oscuridad. Una puerta apenas se abrió,
unque tuvo dudas por un segundo sobre lo que podría encontrar al otro lado, quizás algo peor, nunca se sabe; pero al ver como aquella sombra que ya había cambiado de dirección se acerca nuevamente a ella, no lo pensó má